El Salvador
miércoles 15 de enero de 2025

De vuelta a lo básico

por Redacción

La vida es sorprendentemente curiosa cuando se trata de escoger caminos de dirección para nuestro propio futuro. Nunca sabemos qué sorpresa encontraremos en medio del pasaje y, lo que es aún más importante, con qué actitud la vamos a recibir.

Y es que la verdad, estas  y otras “confrontaciones” son impredecibles en nuestra propia vida, no importa qué tan planeada, llena de puntos y comas se encuentre. Que si vienen obstáculos de todo tipo, nunca vamos a saber cómo nuestra propia mente va a reaccionar. El punto es estar preparados.

¿Qué propongo? Regresar a lo simple, a lo básico, colores neutros, la tenacidad y la fluidez de antes. ¿A qué me refiero con esto?

Por ahí de 1992 había una niña de 5 años, que lo que más le gustaba de sus días cotidianos en la escuela era ir al área de artes plásticas. No precisamente porque tenía la mejor destreza motora en sus dibujos, sino por la libertad que representaba.

En ese lugar no existían reglas, ni patrones que seguir, simplemente dejar que las cosas y la imaginación fluyeran. El hecho de llenarse de pintura hasta el cabello más alborotado de su cabeza, le parecía simplemente fascinante. Claramente las consecuencias de que su mamá le tuviese que botar casi que la ropa por las condiciones en que terminaba, no le importaba. Esa niña era yo.

La etapa de ser adulto, si bien es cierto es cuando uno puede crear esos caminos por donde se desea caminar y ser libre de desarrollar un mundo, también es cuando nos toca ser inteligentes y  escoger a quienes más nos conviene para que estén de nuestro lado, y así afrontar ese rumbo que seleccionamos.

Sin embargo, ¿por qué no miramos atrás y tomamos lo sencillo como la mejor compañera en situaciones de sorpresa?

El punto de vivir la aventura  que es LA VIDA MISMA, es viajar sin preocuparnos si al final de todo vamos a “manchar nuestra ropa” sino saber que si se arruina por un momento podemos dejarla de lado, tomarla como experiencia, con toda clase de memorias y seguir adelante.

Así que tomemos de ejemplo, los niños que fuimos, quienes se formaron creando un propio yo, de sus aventuras y caídas. Tengamos la actitud de antes para estos nuevos obstáculos.

Puedo poner de ejemplo, mis dos sobrinos, que sin duda alguna son los dos niños con personalidad más fuerte que conozco. Decididos y si no les gusta algo que aparece de repente en sus caminos, lo pasan de lado sin pensar en lo que están dejando.

Miren ustedes a los que tienen al frente. Hijos, sobrinos, nietos. Esas personalidades únicas que van creciendo, cortando vía a lo que se les presente. Tal vez deberíamos aprender de ellos y poner esos pequeños grandes ejemplos en práctica para sí mismos.

 

Pero nunca olvidemos que no importa el camino recorrido, si no cómo hemos afrontado el viaje.