Los actos de campaña de los diversos partidos políticos, de cara a las elecciones legislativas y municipales del próximo 28 de febrero, parecen seguir un peligroso patrón, en medio de una pandemia como la de la COVID-19, que ha arrebatado más de 1,500 vidas en El Salvador y que amenazó con poner en jaque el sistema de salud pública, debido al exacerbado nivel de hospitalizaciones de contagiados.
Dicho patrón es el del irrespeto a las medidas de prevención del contagio de la COVID-19, ya que en cada ocasión posible, a manera de mostrar músculo en un evento electoral tal crucial como el del 28-F, los partidos optan por aglomeraciones de personas en torno a un mitin con uno o más candidatos.
En fotografías colgadas por los diversos institutos políticos en sus redes sociales, se aprecia como muchas de las concentraciones políticas durante la campaña, llegan a ser multitudinarias, y sin el respeto prudencial de un distanciamiento físico de al menos dos metros entre persona y persona.
Incluso, algunos de los asistentes a los mítines, no portan mascarillas, la que según expertos infectólogos, disminuye hasta en un 80% el riesgo de contagiarse con el virus SARS-CoV-2, el cual transmite la enfermedad de la COVID-19.
En muchos de esos actos de campaña, se acostumbra a realizarse viejas prácticas como la entrega de diversos insumos a los asistentes, quiebra de piñatas para niños, y hasta números artísticos, los cuales fomentan la aglomeración de personas.
Para poner en perspectiva el grado de riesgo al que se someten las personas que asisten a mítines, existen diversos estudios de parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), apoyadas por el Centro de Control de Enfermedades en los Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés), que han establecido un gráfico con una serie de actividades, agrupadas por un nivel de riesgo.
Según ese gráfico, asistir a concentraciones de cualquier tipo, en el que se reúnan de 500 a más personas, está en el nivel de riesgo de contagio más alto, solo a la par de actividades como ir a un bar o asistir a conciertos, entre otros.
Aparte de dicho riesgo, los partidos no han demostrado que guardan cierto nivel de control a las personas que asisten a sus concentraciones, como tomas de temperatura de forma apropiada, ofrecerle a los asistentes alguna forma de higiene de manos o solicitarle a alguien que se abstenga de participar en el mitin, si presenta algún tipo de síntoma, como temperatura alta, tos seca, etc.
Si hubo una campaña en la que se vio la dicotomía entre la debida cautela y la extrema displicencia ante la COVID-19, fue en la recién contienda presidencial estadounidense, entre Joe Biden y Donald Trump.
Mientras el entonces presidente Trump evitaba mostrar cautela alguna ante el virus y era una costumbre verlo en mítines sin mascarilla, en los que convocaba a decenas de miles personas que en su mayoría, también mostraban el mismo desdén ante la pandemia; Biden siempre le dio a la enfermedad la debida importancia y prefería actos de campaña con pocos asistentes, en los que siempre se le veía con su mascarilla. A la postre, Biden se alzó con la contienda electoral, siendo el candidato presidencial más votado en la historia de los Estados Unidos.
Aun cuando se anunció la llegada de las primeras vacunas contra la COVID-19 mediante la iniciativa COVAX a partir de la primera quincena de febrero, aún queda una larga lucha contra la pandemia en El Salvador. El portal sobre información y análisis de la pandemia en América Latina, Proyecto Rodillo, califica a El Salvador con una situación delicada en cuanto al combate al virus.
En los últimos siete días, el ritmo de detención de casos positivos ha sido de 27 por cada 100,000 habitantes y la tasa de mortalidad global ha sido del 3%, la sexta más alta de toda Latinoamérica, según los datos de Proyecto Rodillo.
El pasado mes de enero cerró con el que más muerte registró desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020. Con 289 fallecidos, enero superó las 277 muertes de julio pasado, de acuerdo con las cifras ofrecidas por el gobierno.
Algunos creen que este incremento en las estadísticas de fallecidos, que vino acompañada de un repunte de casos positivos, se debió a las aglomeraciones que ocurrieron por motivo de las fiestas decembrinas, en torno a las cuales se llamó por todos los medios e instancias posibles evitar grandes concentraciones de personas.
Al cierre de esta nota, las cifras totales de la COVID-19 en El Salvador son las siguientes: 55,195 casos totales descubiertos, de los cuales 4,526 son casos activos y 1,632 salvadoreños fallecidos.
No obstante, la tendencia de nuevos casos positivos de la COVID-19 ha venido en descenso, desde que el pasado 18 de enero se registró la mayor cantidad de contagios en el mes, con 335, lo que también ha hecho descender el número de personas actualmente contagiadas con el virus, que ha mutado en varias variables en el Reino Unido, Sudáfrica y Brasil, por decir algunas.
El próximo 28 de febrero, un estimado de 5,5 millones de salvadoreños están convocados a elegir a 84 diputados a la Asamblea Legislativa, 262 concejos municipales y los representantes del país ante el Parlamento Centroamericano. Aun cuando la tendencia de participación en este tipo de comicios es de menos del 50% del electorado en los últimos años, siempre representa una cantidad significativa de personas que se desplazará ese domingo, por lo que la posibilidad de aglomeraciones será inminente.
Ante este escenario, magistrados del Tribunal Supremo electoral (TSE) han señalado que cada Centro de Votación estará preparado con protocolos de bioseguridad para evitar contagios, además que se regulará el distanciamiento físico en cada Junta Receptora de Votos (JRV).
Por su parte, el Ministerio de Salud no ha sentado su posición por las aglomeraciones que se forman en los actos de campaña de los partidos políticos de todos los signos ideológicos. Regular este tipo de aglomeraciones son algunas de las facultades que, por ley, tiene la cartera de Estado.
La campaña electoral termina el próximo 25 de febrero a la medianoche. A partir de ese instante, no se podrá organizar concentraciones proselitistas, ni transmitir spots televisivos ni cuñas radiales en las que los partidos políticos pidan el voto.