Diputado de la Asamblea Legislativa por el partido GANA en representación del departamento de Morazán, Guadalupe Vásquez es conocido por su lenguaje campechano, que hace creer a algunos que se trata de un político muy honesto, pero que en la mayoría de ocasiones lo hace ver como alguien muy incauto, y que no coordina lo que piensa con lo que dice.
Vasquez fue uno de los 12 diputados que conformaban la fracción legislativa de ARENA en 2009, que abandonó el partido durante el período en el que el expresidente Elías Antonio Saca fue expulsado. En ese entonces, Vásquez solo tenía unos meses de haber sido electo a una curul.
Su carrera política inició en el partido ARENA, con el que fue alcalde del municipio de Chilanga en el departamento de Morazán, durante dos períodos. De los 12 diputados que conformaron GANA, Vásquez fue uno de los que menos destacaba.
Meses después de saltar del barco de ARENA, a conformar GANA, Vásquez dio una de las declaraciones que quedará en los anales de la historia de los pronunciamientos más desafortunados de los políticos salvadoreños: “Ni me he vendido con Gana, ni me voy a volver a vender”.
De alguna forma, ha logrado ser electo a la Asamblea Legislativa por tres períodos consecutivos más, con lo que ha ganado más notoriedad, al punto de ser designado jefe de la bancada de GANA, que hizo la transición del color naranja al cyan, luego de confirmar a Nayib Bukele como su candidato presidencial en 2018.
En la actual legislatura, ocupa el cargo de presidente de la Comisión de Hacienda y Especial del Presupuesto, lo que le ha generado más exposición mediática, la cual ha aprovechado para seguir en su ciclo de declaraciones desconcertantes y temerarias.
Este martes, cuando se cumple un año de la ocupación policial y militar de la Asamblea Legislativa, encabezada por el presidente Nayib Bukele, al ser cuestionado sobre la relevancia de la fecha, Vásquez dijo a la prensa lo siguiente:
«Los retrógrados se escudan en la democracia y la libertad. Los que hablan de golpe de estado se lo imaginan. El presidente vino a pedir de favor que le aprobaran el préstamo para el plan de seguridad».
Estas palabras provocaron de manera instantánea la crítica y burla en las redes sociales. Algunos cuestionan la distorsión que el diputado intenta hacer de un acontecimiento que puso a El Salvador en el lado negativo de las noticias mundiales, y que fue provocado por la presión del presidente Bukele a aprobar préstamos para una cuestionada compra de equipos de seguridad, y que llegó a desembocar, incluso, en llamados a insurrección.