Los protocolos de bioseguridad y distanciamiento físico que garanticen unas elecciones en las que se reduzcan las posibilidades de contagios masivos de la Covid-19, corren a cargo del Tribunal Supremo Electoral (TSE), que ha dotado a cada una de las cerca de 9,000 juntas receptoras de voto (JRV), los recursos necesarios para implementarlas.
Diario 1 pudo constatar en una cobertura por diversos centros de votación que abrieron la mañana de este domingo, que dichas instalaciones han sido demarcadas, a manera de establecer puntos de separación en las filas de votantes que puedan llegar a hacerse en las juntas receptoras de votos.
Estos puntos de separación están puestos con dos metros de distancia entre sí, el espacio recomendado por expertos epidemiólogos para reducir las probabilidades de propagación del virus SARS COV- 2, responsable de causar la Covid-19.
Al momento de llegar a la JRV en la que emitirá su sufragio, el votante entrega su DUI al presidente de la misma, mientras que otro de los miembros tendrá a disposición un rociador con una solución a base de alcohol, para desinfectar las manos.
Una vez ubicado el votante en el padrón de la JRV, el presidente solicitará de manera rápida que se retire la mascarilla y además pedirá que muestre sus manos, para corroborar que no votó previamente.
Tras este procedimiento, el presidente de JRV entregará el crayón marcador y las tres papeletas sobre las cuales emitir el voto. Una vez introducidas estas papeletas en las urnas, el elector entregará el crayón en la mesa y firmará el padrón, ya sea con el bolígrafo que le brinden en la mesa, o si trae el suyo propio.
El último paso será el manchado del dedo índice derecho con tinta indeleble, el cual será efectuado con un hisopo. Cabe mencionar que las JRV también están equipadas con dispensadores de gel a base de alcohol y toallas húmedas desinfectantes.
La última actualización de cifras oficiales sobre la Covid-19 indican que en el país se han contagiado cerca de 60,000, con más de 1,800 fallecidos. El gobierno lleva más de una semana de haber iniciado un proceso de vacunación del personal de primera línea, con las primeras 20,000 dosis de un fármaco fabricado en India y avalado por el consorcio britano-sueco AstraZeneca-Oxford.