Las redes sociales se han convertido, hoy en día, en el nicho adecuado para que se propaguen mensajes que incitan a la violencia. Por ello, muchos comparten la sensación de que cada día el problema del discurso de odio en redes sociales se vuelve más preocupante.
Algunos tanques de pensamiento a nivel internacional han realizado estudios sobre los tipos de mensajes que se publican a diario en las redes sociales, por ejemplo, la organización inglesa Demos, estableció que alrededor de 200 mil tuits utilizaban palabras ofensivas en contra de las mujeres en un período de tres semanas.
Asimismo, La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) también ha señalado al auge de discursos intolerantes en el internet en general, sobre todo, contra diferentes minorías, a la vez que ha expresado que existe una necesidad urgente de combatir ese tipo de mensajes por medio de estrategias eficaces.
Es innegable que el problema del discurso de odio en plataformas digitales es un punto importante en la agenda de organizaciones a nivel mundial, pues hay que destacar que las redes sociales se han transformado en un ambiente impune para externar la ira y el odio.
El machismo, el racismo, la homofobia, o cualquier otra postura intolerante, se aprovecha de la utilidad de internet para esparcir esos mensajes que buscan insultar, humillar, linchar públicamente, acosar o amenazar a las personas, principalmente a las que pertenecen a minorías.
Las expresiones o discurso de odio de cualquier tipo tienen en común las ideas basadas en conductas de antipatía hacia las personas o colectivos, así como el desprecio o incitaciones directas para violentar o discriminar a minorías, ya sea por diferencias políticas, religión, raza u orientación sexual.
Las consecuencias de incitar discursos de odio en internet son diversas; por un lado, las personas afectadas pueden presentar daños emocionales o psicológicos directos debido a las agresiones, o bien, se puede afectar la imagen o dignidad de las personas generando daños indirectos.
Además, hablar sobre discurso de odio no se limita a los campos de la política, de la ética o de lo jurídico, sino que se vuelve más complejo debido a la naturaleza propia del internet.
Muchas personas consideran a la red como una especie de liberación ideológica, es decir, la ven como una especie de revolución que no debe estar sujeta a regulaciones y, por lo tanto, la gente se expresa como quiere; si alguna entidad intenta regular ese uso que se le da a internet, automáticamente surgen acusaciones sobre censura o antidemocracia.
Los usuarios que liberan en las redes sociales su frustración con expresiones de odio, no serían capaces de decir si tuvieran a esa persona de frente, es decir, se esconden bajo las faldas de una red social para expresar lo que en persona no podrían decir.
¿Quiénes son los autores del discurso del odio?
En la web hay un término que se utiliza para definir a las personas que se dedican a atacar y agredir verbalmente a otras personas, es decir, los denominados haters.
Los haters poseen la obsesión de despreciar todo lo relacionado a individuos concretos, principalmente, personas reconocidas, así como a colectivos que tienen un pensamiento distinto al de ellos. Las redes sociales, actualmente, están pobladas de haters que también arremeten contra mujeres políticas o que destacan en medios de comunicación.
Otro tipo de perfil que difunde odio, sería el de aquellos usuarios con una tendencia a exteriorizar sus opiniones sobre cualquier asunto, de manera extrema y agresiva, como una manera de atraer la atención y hacer más visibles sus mensajes. El fenómeno del “troleo” también está ampliamente extendido en las redes, pero es muy arriesgado tratar de caracterizarlo como un fenómeno homogéneo. Algunos actúan a título individual solo para buscar atención o descargar su frustración.
En el campo de la política, es importante la defensa de la “libertad de expresión” como una concepción del debate público del libre mercado de ideas, pero esta libertad de expresión debe diferenciarse de la “libertad de agresión”.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 estableció límites a la libertad de expresión. El artículo 19 contempla la posibilidad de restricciones para “asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás” y para “la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas”; y el artículo 20 prohíbe “toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia”.
La libertad de expresión no es un derecho absoluto, encuentra su límite en el momento que se atenta contra la dignidad humana, la igualdad, la paz y la convivencia social, el derecho a vivir sin acoso e intimidación, etc.
Los hechos acaecidos en los últimos días, son evidencia de que la proliferación de comentarios y expresiones ofensivas y extremas pueden generar un clima social que acaba desembocando en episodios de violencia, sociedades divididas y en ataques genocidas.
El discurso del odio causa daños psicológicos directos (sentimiento de ser amenazado, humillado, etc.) y daños indirectos, en el sentido de que contribuye a la perpetuación de situaciones de diferentes tipos de discriminación.
No podemos seguir difundiendo odio en las redes sociales y no tener como resultado reacciones de violencia.
Toda acción tiene una reacción en sentido opuesto, esta ley de la física también se aplica en la vida social, si expresas odio cosecharas violencia, si expresas amor cosecharas tolerancia. No seas un agente de odio con expresiones de violencia, usa tus redes para expresar ideas sin sobrepasar la línea de la tolerancia y el respeto.
ZAYDA REYES
Candidata a Diputada
PCN Casilla #4