Idalia Zepeda es uno de los rostros jóvenes del FMLN. Como muchos de los nuevos candidatos de la oposición, su principal motivación para pelear una diputación es el actual escenario político, donde, a su criterio, hay un Gobierno que ha roto el diálogo y ha hecho de la confrontación su mejor arma para seguir acumulando poder.
Idalia se considera una mujer de izquierda, pero de esa izquierda que antepone los intereses colectivos por sobre los intereses personales.
Es feminista por convicción, porque considera que el sistema patriarcal sigue imperando, incluso, en los ambientes políticos en los que ella se mueve.
Sus ideas, dice, no están alejadas de los estatutos de su partido.
Pero si algo tiene claro es que el FMLN debe de reinventarse radicalmente. Y eso pasa por redefinir identidad y su proyecto político; la cultura militar, según ella, ya no debería tener espacio.
¿Qué la motivó a una candidatura por la Asamblea Legislativa?
La necesidad que exista una oposición consciente, crítica y con propuestas viables, porque tenemos un gobierno central que ha demostrado su poca actitud para el diálogo, su improvisación y las ansias de concentrar poder rompiendo con los esquemas democráticos y republicanos. Y, además, el hecho que más mujeres y más jóvenes participemos en política, porque antes en el FMLN no teníamos tanto acceso a ocupar espacios de decisión y en este momento el partido se ha abierto a procesos democráticos y eso para mí fue motivante.
¿Qué propuestas ha planteado en su plan de trabajo?
He decidido, después de escuchar a algunos ciudadanos y ciudadanas, trabajar en un eje central que es la economía. La economía familiar en el sentido de hacer propuestas que garanticen el incremento al salario mínimo, el apoyo a la micro y pequeña empresa. También evitar el incremento de la canasta básica a través de la regulación de precios o quitar algunos impuestos a los bienes de primera necesidad. Parto de la idea que El Salvador tiene una crisis económica que se va a profundizar en los siguientes años por algunas razones como la pandemia, la cuarentena prolongada y mal administrada, y la falta de un plan de desarrollo económico… Aún no tengo una agenda finalizada porque estoy en una consulta, pero en eso estoy trabajando… Lo otro que me he planteado en la agenda, como temática secundaria, pero que siempre es importante, es el tema de la nueva forma de hacer política: en contra de la corrupción, en contra del nepotismo.
Usted es uno de los rostros nuevos del FMLN ¿cómo se define ideológicamente? ¿Hay alguna distancia con los antiguos dirigentes de su partido?
Primero, como una persona de izquierda, entendida la izquierda como un proyecto político que pone al centro el interés colectivo. Me considero una persona demócrata en función del momento que vivimos. Soy una mujer anticapitalista, porque reconozco que una de las causas que tienen a nuestros pueblos en esta situación es el capitalismo voraz que destruye el medio ambiente, que destruye a la humanidad, que nos divide en clases sociales, que le genera a la población mayoritaria estar excluida, discriminada y explotada, y que favorece al patriarcado. También me considero feminista. Es un poco complicado caracterizarme porque siento que somos personas que siempre estamos aprendiendo cosas. Creo en el feminismo como una corriente necesaria de pensamiento que lucha por la equidad y la igualdad real de las mujeres en contra del sistema patriarcal.
¿Cree que hay diferencias en su pensamiento con el del FMLN?
Lo que yo creo es que el proyecto político del FMLN debe de rediscutirse, independientemente que dentro del partido haya matices de lo que cada uno considera el ser de izquierda. Por ejemplo, hay quienes consideran que el ser de izquierda es creer o no creer en la religión. Otros consideran que ser de izquierda es ser feminista, otros entienden que no y son muy conservadores con los temas de género. Yo creo que después de las elecciones el FMLN debe de entrar en un proceso de debate y discusión con sus bases, su militancia, para redefinir su identidad, su ideología, su proyecto político; y, además, cosas que son bien diferenciadoras que son las que yo critico. Por ejemplo, en el documento yo suscribo la carta de principios y valores de los estatutos del FMLN, pero no suscribo las prácticas y los métodos que todavía existen dentro de muchas estructuras del FMLN.
¿Por ejemplo?
No tener espacios de discusión, no tener espacios de formación política e ideológica, cumplir cuotas de juventud y género solo porque el estatuto lo manda, pero sin dar poder real a la juventud y a las mujeres. Métodos sectarios, de grupo, que muchas veces se van haciendo grupos en función de intereses individuales y no colectivos. Yo creo que esas cosas hay que discutirlas.
Por lo que usted me dice entiendo que en el FMLN aún hay una cultura militar. ¿Es así?
Yo creo que hay personas que todavía están tomando decisiones que tienen esa postura. Pero ahora se han abierto más espacios. En eso sí se ha avanzado… más allá de esa cultura vertical, lo importante es generar espacios en donde podamos disentir, y que las diferencias no sean vistas como malas, sino como enriquecedoras y positivas. Eso creo que debe de partir para que haya cambio generacional en los liderazgos. Yo sí creo que hay cosas que las debe de asumir esta generación y no la generación anterior que viene de la guerra.
Estas personas que usted me dice que siguen sosteniendo la cultura vertical, ¿qué tanto inciden en las decisiones del partido?
Yo sí creo que todavía tienen poder de decisión a pesar de que ya no están realmente en cargos de estructura. Pero también hay personas que estamos adentro y que estamos luchando para que esto cambie.
Usted me decía que es feminista. ¿Qué ola del feminismo reivindica usted?
Yo creo que es válida cualquier forma colectiva de feminismo, obviamente con el que yo simpatizo es con el feminismo que es antipatriarcal… Yo en lo personal soy antipatriarcal, anticapitalista, y creo que es válida cualquier forma de protesta frente a una situación tan violenta y discriminatoria que estamos viviendo las mujeres.
En legislaturas pasadas su partido ha llevado propuestas para despenalizar el aborto. ¿Les dará seguimiento o presentará nuevas iniciativas?
Sí. Creo que es un tema que se debe de discutir y que la cultura política de este país y los funcionarios deben dejar argumentos de doble moral o religiosos dentro de un estado laico y discutirlo desde un punto de vista de derechos humanos y desde un punto de vista científico. El tema de la salud sexual y reproductiva en general es un tema de salud y educación pública. Son cifras alarmantes de embarazos no deseados y embarazos por violaciones en niñas y adolescentes. En otros países hasta está penalizado como tortura hacer que una niña que fue violada tenga que aguantar su embarazo y de paso arriesgando su vida porque en el 80% de los casos se mueren las niñas. Sin duda que suscribiría el hecho de discutirlo, debatirlo y tomar decisiones. Creo que el punto no es si son uno, dos, tres o cuatro causales, creo que tenemos una sociedad bastante conservadora pero tenemos que pujar para educar a la población.
¿Cree usted que de llegar a la Asamblea Legislativa tendría autonomía para tomar decisiones?
Sí, claro.