José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de Human Rights Watch, criticó la militarización de la Asamblea Legislativa comandada por el presidente Nayib Bukele el pasado 9 de febrero.
“Es lo más grave que ha ocurrido en El Salvador desde la firma de los Acuerdos de Paz, desde 1992. Es una demostración abierta de fuerza bruta”, dijo el analista en una entrevista con CNN.
A criterio de Vivanco, el presidente Bukele “no entiende” que en los países democráticos el uso de la fuerza y la extralimitación del poder no es una opción política.
“Bajo ninguna circunstancia se puede contemplar como opción el arrodillar a los congresistas con militares armados, y luego invadir la sesión con militares y policías con armas largas y finalmente invocar nada menos que a Dios para suspender ese acoso al parlamento de El Salvador”, indicó.
El analista dijo que tener minoría en la Asamblea Legislativa no es motivo suficiente para amedrentar a los legisladores que están en la oposición.
“Hay muchos presidentes en el mundo que no tienen las mayorías… Esas mayorías hay que construirlas sobre la base de argumentos, con debate público, de cara a la ciudadanía, pero bajo ninguna circunstancia con la fuerza”.
Luego agregó: “A mí me parece que es muy grave, y lamentablemente creo que la respuesta de la comunidad internacional ha sido tibia”.
Ante eso, el periodista de CNN, Fernando del Rincón, dijo que las acciones de Bukele le parecieron propias “de una dictadura”.
Vivanco contestó que eso ocurre cuando en los países surgen líderes “sobre la base de discursos y programas populistas”.
“Yo creo que ese es el caso de Bukele en El Salvador… las encuestas que reflejan un apoyo popular sobresaliente los lleva a creer que son invencibles, que son infalibles; que, además, en el caso de Bukele, como se comunica con Dios, tendría una especie de justificación superior para hacer lo que se le antoja. Y eso sabemos que es el comienzo y el inicio de sucesiones y abusos”, concluyó.
El domingo pasado Bukele convocó a los ciudadanos a participar en una manifestación frente a la Asamblea. Lo que no dijo, sin embargo, es que la Fuerza Armada y la Policía Nacional Civil (PNC) iban a entrar a la fuerza para controlar los accesos principales.
Antes de llamar a la protesta el mandatario, a través del Consejo de Ministros, convocó a los diputados a la celebración de una plenaria extraordinaria para que le aprobaran la ratificación de un préstamo de 109 millones de dólares con los que financiará la fase tres del Plan Control Territorial.
Mientras arengaba a las masas, Bukele amenazó con “apretar el botón” y con que, si los diputados no aprobaban el dinero, perderán votantes el 28 de febrero de 2021.
Unas horas antes Francis Merino Monroy, ministro de Defensa, había dicho que la institución apoya al presidente y afirmó que incluso estaba dispuesto a dar la vida por hacer cumplir la ley. “Estamos esperando órdenes de nuestro comandante general y estamos dispuestos a defender nuestra patria aún a costa de nuestras vidas”, advirtió.
Por su parte, el ministro de Seguridad, Rogelio Rivas, señaló que la PNC esperaba “instrucciones del presidente ante la negativa de los diputados de asistir a la convocatoria constitucional del Consejo de Ministros”.