El Salvador
miércoles 27 de noviembre de 2024
Política

Los políticos (aún no imputados) que también negociaron con pandilleros

por Redacción


Son más de ocho dirigentes partidarios.

El 27 de enero la Fiscalía General de la República (FGR) presentó  una petición de antejuicio contra Norman Noel Quijano González, expresidente de la Asamblea Legislativa, porque se supone que compró, por 100 mil dólares, votos a los cabecillas de la Mara Salvatrucha (MS-13) así como a las facciones Sureños y Revolucionarios del Barrio 18 cuando fue candidato presidencial de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) en las elecciones presidenciales del año 2014.

Quijano, sin embargo, no es el único político salpicado en ese tipo de movimientos oscuros. La lista es larga.

Según la relación de los hechos contenida en el requerimiento que la Fiscalía presentó a la Asamblea, después de la sonora derrota en la primera vuelta de las presidenciales de 2014, Quijano llamó a Paolo Lüers, opinador de El Diario de Hoy, para pedirle que se acercara a las pandillas para negociar favores políticos a cambio de dinero.

Lüers, que de una u otra manera había participado tímidamente como mediador en la tregua entre pandillas, le tomó la palabra: buscó a Raúl Mijango que a su vez llamó a los cabecillas más importantes.

Fue él, el mediador, el que en nombre de ARENA pagó 100 mil dólares a la MS y a las dos facciones del Barrio 18.

Pero el columnista, hasta este día, no ha sido imputado por ningún delito, contrario a Quijano que es acusado de fraude electoral y negociaciones ilícitas.

Pero hay más: antes de llegar a Quijano, ARENA ya tenía relaciones con las pandillas: durante la tregua el fallecido Salvador Ruano llevó a mandos medios pandilleros a plazas fantasmas en la alcaldía de Ilopango. Por ejemplo: Marvin Quintanilla Ramos, alias Piwa, uno de los cerebros financieros de la MS, ganaba entre 300 a 800 dólares.

De hecho fue Ruano el que tuvo la iniciativa de promover los servicios electorales de las pandillas ante la cúpula del partido que gobernó El Salvador entre los años 1989 y 2009. En el documento de acusación contra Quijano el testigo criteriado Noé cuenta que él los llamó a una reunión en su despacho en la que telefoneó a Jorge Velado.

Velado, que se supone estaba al otro lado de la línea, aceptó gustoso el ofrecimiento e incluso dijo a los pandilleros que si ayudaban al partido a lograr “el milagro” no solo iban a ganar dinero sino también a un aliado.

Unos días antes de la celebración de la segunda vuelta de las elecciones, Lüers convocó a una nueva reunión a la que llegaron, como representantes del partido, Ruano y Ernesto Muyshondt.

“Me envió la máxima dirigencia del partido, Jorge Velado”. Esa fue la carta de presentación de Muyshondt que en ese entonces aún no era ni funcionario.

De Ruano y Muyshondt los pandilleros grabaron videos con herramientas de espionaje.

Esa, sin embargo, no fue la única vez que Muyshondt habló con ellos. Aparentemente también compró votos en las municipales y legislativas de 2015. En uno de esos videos puede vérsele entregando fajos de billetes. “Me dijeron que había 20 en cada paquetito” se le escucha decir. “Dependiendo de cuántos votos saque en la siguiente voy a estar aquí”, sigue diciendo.

Nuevamente: hasta este día ni Muyshondt ni Velado ni Lüers fueron imputados por ningún delito.

Pero en ARENA no están los maestros de las negociaciones con pandilleros. El primer ejercicio a gran escala de esto lo impulsó el ahora expresidente Carlos Mauricio Funes Cartagena con su entonces ministro David Munguía Payés con sus mediadores Mijango y el sacerdote castrense Fabio Colindres.

La tregua abrió puertas insospechadas tanto para los pandilleros como para el gobierno de la época. Los criminales gozaron la posibilidad de hacer lo que nunca habían hecho en los centros penitenciarios como fiestas que duraron hasta cinco días, televisores, acceso irrestricto a teléfono celulares y otros con los que afianzaron sus actividades sucias.

El gobierno, que en vez de votos había negociado la reducción de homicidios, obtuvo grandes réditos políticos.

A mediados de octubre de 2018 la Fiscalía General dio a conocer que Funes había comprado al exfiscal general Luis Martínez. Le pagaba entre 10 a 20 mil dólares mensuales para que no lo investigara por una docena de delitos que se presume cometió, entre esos las irregularidades en las que nadó la tregua entre pandillas.

En ese entonces el expresidente fue acusado de pagar sobornos. No por las irregularidades de la tregua.

Tampoco, hasta este día, ha sido imputado Munguía Payés, el presunto cerebro de la tregua.

En la tregua no fueron los únicos que participaron. Para implementarla el gobierno instaló todo un andamiaje en el que se involucró media docena de funcionarios y más de una docena de empleados públicos.

En la época del primer gobierno del FMLN el cerebro era Munguía Payés pero también otros funcionarios debieron colaborar como, por ejemplo, lo denunció Francisco Salinas, en ese entonces director de la Policía Nacional Civil (PNC), que señaló a Ricardo Perdomo, exdirector del Organismo de Inteligencia del Estado (OIE), como el encargado de pagar el local, supuestamente con fondos del Estado, en el que funcionaba la oficina de Mijango.

Cuando Mijango fue imputado por varios delitos relacionados con la tregua, el entonces fiscal Douglas Meléndez advirtió que Perdomo podía ser también llevado a la justicia.

Mientras la tregua estuvo vigente Mijango se convirtió en el señor de las cárceles. Si usted era periodista y quería entrevistar a un privado de libertad bastaba con pedírselo y él mismo salía a abrirle las rejas el día y la hora pactados.

Mijango, sin embargo, nunca tuvo nombramiento oficial. Rodil Hernández y Nelson Rauda sí eran las autoridades penitenciarias, cada uno en épocas distintas.

El 31 de mayo de 2019, sin embargo, Rauda fue condenado a tres años de prisión por tráfico de objetos prohibidos en centros penitenciarios, delito que cometió en ese periodo.

La experiencia de la tregua dejó clara una lección a los partidos: sí podían negociar con los pandilleros. El FMLN lo asimiló rápidamente y entre mediados y finales del año 2013 se lanzaron rápidamente a comprar votos a las pandillas.

En los videos que el Juzgado Especializado de Sentencia A mostró a finales de 2019 puede verse a Benito Lara reunido con criminales así como también a Ramón Arístides Valencia Arana. En ese año los dos eran diputados y miembros de la cúpula del entonces partido oficial.

En octubre de 2016 Revista Factum publicó un video en el que puede escucharse a Valencia Arana ofrecer 10 millones de dólares a las pandillas para programas que beneficiarían a sus miembros si en caso llegaba al poder el candidato Salvador Sánchez Cerén.

De hecho en agosto de 2017 Nalo, uno de los cabecillas del Barrio 18, dijo a la Fiscalía que el FMLN pagó a las pandillas hasta 250 mil dólares a cambio de votos.

Primero fueron 150 mil dólares en la primera vuelta. En la segunda fueron 100 mil dólares.

Los pagos los hicieron Valencia y Lara.

El trato también incluía que los pandilleros decomisaran el día de las elecciones los Documentos Únicos de Identidad (DUI) a los simpatizantes de ARENA para evitar que estos emitieran el sufragio.

Los negociadores fueron Valencia y Lara pero el beneficiado fue Sánchez Cerén que ganó la presidencia de la República para el periodo 2009-2014.

Hasta este día ni Lara, Valencia ni Sánchez Cerén fueron imputados por algún delito.

El 29 de junio de 2018 El Faro.net publicó que Mario Durán, actual ministro de Gobernación, se reunió con representantes de la MS cuando fungió en la alcaldía de San Salvador en la administración de Nayib Bukele.