Paolo Lüers dijo que iba a salir un rato a hacer un mandado, que lo esperaran. Salió de la sala en la que estaba reunido con representantes de la Mara Salvatrucha (MS-13) y de las facciones Sureños y Revolucionarios del Barrio 18.
—Ese es miedoso, ya debe andar el pisto.
El exguerrillero Raúl Mijango también estaba en la reunión. Él había convocado a los mandos medios de las pandillas con mayor número de miembros en El Salvador. En ese entonces se había convertido en una especie de gurú para ellos, en un consejero sabio al que escuchaban y al que también retribuían sus consejos.
Media hora después el columnista de El Diario de Hoy regresó con un maletín de lona negra en el que guardaba 100 mil dólares. Caminó directo a un cuarto contiguo a la oficina de Mijango. Lo siguieron los pandilleros conocidos por los alias Weekend, Chivo o Rubén y Salomón.
Rubén o Chivo de Centrales, cuyo verdadero nombre es Rubén Antonio Rosa Lovo, era el hombre de confianza de Mijango en la MS. En las últimas fotografías suyas que pueden encontrarse en Google va vestido con camisa manga larga y por sus rasgos añosos parece, más que un pandillero, un pastor evangélico de una iglesia quebrada o un padre de familia sin un centavo en la bolsa.
Entonces, Chivo de Centrales por la MS; alias Weekend, por la facción Sureños; y Salomón, por la facción Revolucionarios siguieron a Lüers al cuarto para recibir el dinero.
El cantinero pagó 50 mil dólares al Chivo de Centrales; y 25 mil dólares para cada una de las facciones del Barrio 18.
“Las tres cantidades en billete de veinte dólares, formados en fajos de cien dólares y estos a su vez en un fajo más grande de mil dólares cada fajo”, puede leerse en la página 33 del documento que presentó la Fiscalía General de la República (FGR) para pedir el antejuicio de Norman Noel Quijano González, expresidente de la Asamblea Legislativa.
La descripción de esa escena la hizo el testigo criteriado Salomón a la Fiscalía.
“Se los entregó como apoyo para solicitar el voto de los pandilleros que se encontraban en libertad, los familiares y comunidades que son controladas por las pandillas y para sufragar logística y gastos de movilidad de las pandillas para apoyar al partido ARENA en las elecciones”, dice un extracto del documento que en las próximas semanas discutirá la Asamblea.
Después de recibir el dinero los tres representantes de las tres pandillas regalaron cada una a Mijango 1 mil dólares —3 mil dólares en total— “como muestra de apoyo para sufragar los gastos de la publicación de un libro que el mencionado sujeto estaba pretendiendo hacer”.
En las elecciones presidenciales del año 2014 el apoyo de la Mara Salvatrucha y las dos facciones del Barrio 18 se convirtió en un asunto trascendental para Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
En esos años los entonces partidos con mayor poder para llegar a la presidencia de la República tenían claro que las pandillas eran un actor político fuerte capaz de inclinar, como suele decirse usando un lugar común, la balanza a favor de uno u otro.
Durante la tregua entre pandillas, que auspició y sostuvo sin rubor la presidencia de Carlos Mauricio Funes Cartagena, la MS creó un fuerte lazo con el fallecido Salvador Ruano a tal punto que él contrató a varios de sus miembros como empleados en la alcaldía de Ilopango. O bueno, no eran empleados tradicionales sino plazas fantasmas. Cobraban sin trabajar. Estaban inscritos como administradores del Programa de Apoyo Temporal al Ingreso (PATI).
Eso cambió cuando hubo una auditoría en la alcaldía y a Ruano no le quedó de otra que quitarlos de la planilla.
Si bien es cierto Ruano estaba cerca de ellos, el FMLN lo estaba más por la relación sostenida en los años de la tregua. Tanto así que, de acuerdo con la relación de los hechos presentada en la petición de antejuicio contra Quijano, el 2 de febrero las pandillas consiguieron para el entonces partido oficial hasta 200 mil votos.
Las negociaciones pandillas-FMLN entre octubre y noviembre de 2013 y fueron realizadas en distintos locales de oenegés que servían como brazos políticos del partido.
Mijango fungía como el cerebro político de los pandilleros. Les aconsejaba con qué partido negociar y cuánto obtener de ellos.
En enero de 2014 Ruano convocó la primera reunión para negociar apoyo electoral en las elecciones, de acuerdo con el testigo criteriado Noé.
—Hablemos con confianza, podemos hablar de billete. ¿Con cuánto nos hacen el milagro?
Ruano tenía clara las dimensiones del poder político de las pandillas. Les dijo en ese encuentro que Quijano actuaba estúpidamente influenciado por un asesor gringo, que los spots de su campaña electoral para la presidencia eran malos y que sus críticas ya las conocía el Consejo Ejecutivo Nacionalista (COENA), que en el partido había empresarios y por tanto billete. En ese momento el fallecido alcalde telefoneó a Jorge Velado, presidente del partido, y lo puso en altavoz. Noé dijo a la Fiscalía que Velado les dijo que no había problema con el dinero y que si las cosas se daban iban a tener a un aliado.
En ese momento no concretaron nada con ARENA por eso se mantuvo vigente la negociación que favoreció al entonces candidato Salvador Sánchez Cerén en la primera vuelta: obtuvo 1 millón 315 mil 768 votos ante los 1 millón 47 mil 592 votos que ganó Quijano.
No obstante la avasallante derrota, Sánchez Cerén no ganó los suficientes votos para ganar en primera vuelta, por lo que la segunda vuelta fue convocada para un mes después.
En ese periodo de tiempo Quijano llamó a Lüers para pedirle mediar en su nombre con las pandillas.
A inicios de marzo de 2014 Lüers propició un encuentro, en Amatitán, Ilopango, en el que participaron las principales cabezas de las pandillas con Ruano y Ernesto Muyshondt, entonces dirigente del partido.
—Me envió la máxima dirigencia del partido, Jorge Velado.
Muyshondt les dijo que había llegado con el poder para tomar decisiones, que Quijano se había dejado dar paja de un asesor, les ofreció promover el cierre del Centro Penitenciario de Máxima Seguridad de Zacatecoluca, en La Paz, que el ministro de seguridad en un eventual gobierno arenero iba a ser el exguerrillero Facundo Guardado.
La segunda reunión fue celebrada antes de las votaciones. Fue en las oficinas de la Red Nacional de Pastores, en la colonia Flor Blanca, en San Salvador. Esta vez llegaron Norman Quijano y el entonces diputado Ernesto Angulo. Una vez terminaron de llegar todos, el candidato pidió al pastor Nelson Valdez una oficina para poder hablar más en privado.
—Fue una mala estrategia la campaña contra las pandillas, ya corregimos.
Quijano hizo acto de constricción por haber ofrecido manodurismo en la campaña, les pidió votar por él y su compañero de fórmula René Portillo Cuadra, que movieran a sus bases a votar por ellos, que había unos 100 millones de dólares para invertir en programas de beneficio para pandilleros pero que el gobierno del FMLN había sido incapaz de ejecutarlo adecuadamente, les aclaró que no podía ofrecerles dinero porque el gasto en la primera vuelta había dejado en harapos al partido.
—Si gano las elecciones obtendrán beneficios y favores en mi gobierno, como los que ya tienen en la alcaldía de Ilopango.
Quijano también les ofreció arrodillarles a la Policía Nacional Civil (PNC) y a la Fiscalía General, impulsar la derogación de la Ley de Proscripción de Pandillas y “apoyar” los municipios santuarios así como convertir en centros de reinserción algunos cuarteles como los de Chalatenango o La Unión.
Después de hablar con ellos pidió a Chivo de Centrales una reunión solo con él en la que le volvió a pedir apoyo. El marero respondió que ellos estaban dispuestos siempre y cuando les pagara “los viáticos acordados”.
—El COENA ya dio luz verde. Ahora voy a una reunión a explicar los acuerdos.
Quijano repitió que del Presupuesto General de la Nación podían tomarse hasta 100 millones de dólares para beneficios a las pandillas.
Después se fueron con Angulo.
Unas semanas más tarde Lüers les entregó el dinero.