Miércoles en la mañana. Horas previas a la sesión plenaria. Unos doce de los 37 miembros de la fracción de ARENA estaban reunidos en la quinta planta de la Asamblea Legislativa. Los ánimos estaban encendidos. Señalamientos, dedos acusadores, rivalidades y odios mutuos gritados ante el cuadro del mayor Roberto d´Aubuisson Arrieta.
En ese torbellino de bilis verbal Ricardo Velásquez Parker gritó a su compañero Arturo Simeón Magaña que era un traidor, un sapo.
Magaña sacó la pistola y amenazó a Velásquez Parker frente a los diputados del principal partido de oposición presentes en la reunión.
¿Cuál era el pleito? Los problemas en el Consejo Ejecutivo Nacional (COENA).
Esa es la versión que dos fuentes (una interna del partido y una externa, es decir, empleado institucional de la Asamblea) confirmaron a Diario1 del inusual incidente en la fracción. Obtener más información, sin embargo, fue complicado: nadie más quiso hablar del tema. Se convirtió en un tabú entre los mismos diputados que prefirieron alegar argumentos impertinentes para evadir exponerlo.
Los protagonistas del incidente prefirieron callar. Velásquez Parker, que se supone fue el ofendido, alegó “disciplina” partidaria para no admitir ni desmentir. “Nosotros tenemos la disciplina que las reuniones de fracción son privadas. Todo lo que pasa en una reunión es privado”, dijo cortante y en el habitual modo despectivo con que suele ver y hablar con todos los que no son diputados como él.
Magaña, el supuesto ofensor, calificó el asunto como “súper falso”, que todo se trata de comentarios “fuera de lógica”, aunque aceptó que aún dentro de la Asamblea, y en su vehículo, porta armas. Dijo, además, que es “chero” de Velásquez desde que estaban en la juventud del partido, que han tenido desencuentros pero que también en otros tiempos salieron juntos.
“Sí, tengo años de andar armas, armas en carro y todo. Es parte de la seguridad del diputado”, afirmó.
Los diputados, sin embargo, ya tienen seguridad: de acuerdo con la ley, todos tienen derecho a ser custodiados por un miembro de la Protección a Personalidades Importantes (PPI) de la PNC. Pero no solo eso: adentro hay un gran equipo de seguridad que restringen la entrada y los movimientos a particulares; los pasillos, las fracciones, los salones de comisión y cualquier esquina de la Asamblea los custodian los miembros de la seguridad institucional.
Un diputado está cinco veces más protegido que un ciudadano particular.
Carlos Reyes, jefe de la fracción de ARENA, también insistió en que estaba inhibido de hablar porque las reuniones son “privadas”.
La Ley de Acceso a la Información Pública, sin embargo, establece que solo pueden ser de carácter privado lo que se relaciona con las estrategias políticas, de campaña, entre otras. Un asunto que implica armas y agresiones dentro de un espacio público no está entre las causales.
El artículo 151 del Reglamento Interno de la Asamblea Legislativa (RIAL) también prohíbe la entrada de armas a los recintos.
Después de pronunciar las declaraciones ambos diputados se encontraron en los curules del Salón Azul. Parecían enojados mientras hablaban. Frente a ellos estaba el también diputado Emilio Corea.
El 2 de junio de 2017 la Prensa Gráfica publicó una fotografía de Velásquez Parker caminando con una pistola escondida en la cintura. Era día de sesión solemne y esperaban la visita del entonces presidente Salvador Sánchez Cerén. Esa vez justificó estar armado por “temor” a una supuesta turba de activistas progobierno que rondaba el Centro de Gobierno.
“Si es cierto son actos bochornosos”, comentó Juan Carlos Mazariego, diputado del PDC.
“Se puede producir una tragedia, ningún debate puede ser resuelto con pistolas”, opinó Schafick Hándal, diputado del FMLN.