En la película de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) no hay escenas nuevas ni permiso para que los actores improvisen; el guión escrito desde principios de los años 90 es repetido sin cambiar ni una coma ni un punto. Lo que ocurrió hace 20 años ocurrirá, en pleno 2019, una vez más. El partido nombró a una comisión de notables que controlará las elecciones internas que se celebrarán el 25 de agosto y… ¡sorpresa! los principales integrantes son los mismos que llegan a dar portazos cada vez que la siempreviva crisis interna se intensifica.
La comisión la lidera el expresidente Alfredo Félix Cristiani Burkard. Entre los militantes viejos es visto con nostálgica veneración por ser el primer presidente que el partido llevó al poder y porque el acta de los Acuerdos de Paz con la desaparecida insurgencia del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) lleva su firma. Aparentemente este respeto ha sido transmitido intergeneracionalmente de padres a hijos militantes. Desde la muerte de Roberto d´Aubuisson Arrieta la suya es la presencia más repetida en las narraciones areneras.
Pero la hoja de vida de Cristiani no está limpia ni su honor es blanco e inmaculado como el de los santos. De hecho basta googlear Cristiani corrupción para encontrarse con un rosario de cuentas salpicadas por las que el expresidente nunca respondió; en los primeros años después del acuerdo de Chapultepec el Estado salvadoreño, como mucho, era semidemocrático y el poder estaba completamente concentrado en el partido.
“La corrupción del primer Gobierno de Arena adquirió tal volumen que hizo palidecer la deshonestidad de la democracia cristiana”, escribió Rodolfo Cardenal en un artículo de opinión publicado el 29 de junio de 2018 y que tituló “las profundas raíces de la corrupción”.
Un ejemplo: en esa administración fue reprivatizada la banca con la conocida como Reforma Financiera. Un artículo de la Revista Proceso, de México, publicado el 13 de febrero de 1993, explica que el Estado liquidó bancos, fusionó otros y pasó la cartera de créditos vencida al Banco Central de Reserva (BCR). Esa operación, en pérdidas, implicó $230,000, 000 al Estado.
Una vez que los bancos fueron saneados con el dinero de los contribuyentes, pasaron a manos de empresarios privados que pagaron solo el 15 por ciento de las acciones del total del costo. El resto fue pagado con dinero del Fondo de Saneamiento y Fortalecimiento Financiero (FOSAFFI). Ese dinero prestado por el Estado debía regresar a las arcas estatales pero nunca volvió.
Entre los empresarios que compraron los bancos ya saneados estaban, de acuerdo con el artículo de Proceso, Cristiani, su esposa Margarita y Roberto Llach Hill, cuñado del expresidente.
Roberto Llach Hill es otro de los notables que controlarán las elecciones internas de ARENA. Además de ser uno de los rostros de las viejas élites económicas salvadoreñas, fue primer designado presidencial de su cuñado en el Gobierno. En la presidencia de Armando Calderón Sol fue segundo designado presidencial. En el proceso de reprivatización de la banca fue señalado como uno de los supuestos testaferros de Cristiani.
“Lo veo con buenos ojos, sobre todo para sanar o dejar claro que no hay ninguna mesa desnivelada”, dijo el diputado Emilio Corea refiriéndose a las presiones que ejercieron más de media docena de diputados y alcaldes que exigieron la renuncia del COENA que presidente Mauricio Interiano por sospechar que manipulará las elecciones para dejar sentada en su silla a una persona que puede controlar. “Acudir al licenciado Cristiani viene a darle un mayor peso al proceso”, agregó.
Cristiani llega a dar golpes en la mesa cada vez que hay crisis interna. En 1997, por ejemplo, el partido enfrentaba una crisis interna como consecuencia de los escándalos de corrupción acumulados en la década previa. Y, la única salida que se vislumbró para sacar avante las elecciones que se avecinaban, fue nombrar al expresidente como máximo líder del partido. En 1999 Francisco Flores ganó las elecciones y en el COENA maniobró para designar como dirigentes a otro grupo de empresarios.
En 2009 la historia se repitió. Después de la derrota en las presidenciales ante Mauricio Funes Cartagena y el FMLN, Cristiani volvió a retomar el control del partido y se mantuvo en la primera línea cuando fue expulsado Elías Antonio Saca y se encargó de llamar “traidores” a los doce diputados que se largaron a fundar Gran Alianza por la Unidad (GANA).
Otro de los notables es Federico Guillermo Ávila Qüehl, que se desempeñó como secretario jurídico en la presidencia de Calderón Sol. Es un veterano militante del partido. El 6de mayo de 2014 la Fiscalía General presentó el requerimiento fiscal contra el expresidente Francisco Flores en el que le imputaba el desvío de $10,000, 000 de la cooperación de Taiwán. El dinero fue depositado en una cuenta bancaria en el Banco Cuscatlán, de Costa Rica, a nombre del Centro de Estudios Políticos Dr. José Antonio Rodríguez Porth, para posteriormente ser transferido a la cuenta especial de ARENA en San Salvador.
Fueron cuatro las personas que tuvieron firma autorizada para manejar el dinero: Gerardo Antonio Balzaretti Kriete, José Antonio Salaverría, Eduardo Antonio Zablah Touché y Ávila Qüehl.
Ese caso fue conocido como Cheques de Taiwán. El dinero sirvió para financiar la campaña presidencial de Elías Antonio Saca y Ana Vilma de Escobar.
En la segunda quincena de febrero de 2013 Cristiani volvió a dejar el poder formal de ARENA en manos de personas de su cercanía. Esa vez le tocó el turno a Jorge Velado, gerente de Excel Automotriz y uno de los hombres clave del empresario Ricardo Poma.
Velado también está en la comisión de los notables.
Velado fue la principal cabeza del partido en la derrota en las presidenciales de 2014 frente a Salvador Sánchez Cerén. En marzo de 2016 anunció que no pretendía competir por la reelección en el cargo. Posteriormente lo sucedió Mauricio Interiano.
Los restantes notables son: Enrique Borgo Bustamante, exvicepresidente de la República en el periodo de Calderón Sol; Mariela Peña Pinto, secretaria de profesión y exdiputada; y Gerardo Steiner, uno de los propietarios de la Distribuidora Steiner.
Se consultó sobre los notables a los diputados René Portillo Cuadra, Arturo Simeón Magaña y Karla Hernández. Los tres prefirieron no opinar.
“Me reservo comentarios”, respondió Magaña.
“No tengo nada que decir”, dijo Hernández.
Tanto Magaña como Hernández se han mostrado descontentos con la actual dirigencia del COENA. Ambos firmaron una carta en la que pidieron la renuncia de Interiano después que el partido volvió a perder las elecciones presidenciales, ahora ante Nayib Bukele, que el 1 de junio fue juramentado como mandatario.