Los desastrosos resultados en las elecciones causaron una alerta de un tsunami interno en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Las olas se comenzaron a levantar el domingo por la noche y amenazan con arrasar a la cúpula efemelenista y algunos funcionarios de gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén.
El partido en el gobierno fue prácticamente anulado en la Asamblea Legislativa. Con 22 diputados no tendrá mayor incidencia en la toma de decisiones legislativas trascendentales y no podrá ayudar a su moribundo −políticamente− presidente de la República, quien tendrá cuesta arriba su último año de mandato.
También el FMLN perdió la principal alcaldía del país, la de San Salvador, y la mayoría de cabeceras departamentales.
Pero quizá lo que más preocupa al FMLN es la carrera contrareloj para las elecciones presidenciales. Las alarmas internas están encendidas mientras la cúpula salió diciendo, un día después de los comicios, que el mensaje expresado por la ciudadanía será objeto de una reflexión que les permita ir “al encuentro de las lecciones aprendidas, toma de decisiones y corregir lo que sea necesario”.
Ningún dirigente ha renunciado a su cargo en el partido. Por el contrario, algunos han adoptado la política del avestruz y otros la de lavarse las manos y echarle la culpa a los demás. En ese sentido, José Luis Merino, uno de los hombres fuertes del FMLN –y cuestionados incluso a nivel internacional por su oscura relación con personajes que lavan dinero y gente vinculada al narcotráfico− responsabilizó, en parte, a empleados públicos por la derrota electoral.
Ante un grupo de militantes farabundistas, empleando leguaje soez, afirmó: “Esos hijos de puta no entienden porqué están en los cargos de Gobierno, hay que echarlos a la mierda inmediatamente”.
En este marco de agitación interna, desde este miércoles por la mañana circula el rumor que el vicepresidente de la República, Óscar Ortiz, podría exigir públicamente la renuncia de la Comisión Política del FMLN, encabezada por Medardo González. También, según versiones no confirmadas, estaría solicitando la renovación del gabinete de gobierno.
Óscar Ortiz, quien en sus aspiraciones presidenciales ha sido relegado por la actual cúpula farabundista, podría mover una pieza del ajedrez político interno que no se sabe qué efectos les causaría: pediría la reincorporación de Nayib Bukele al partido.
El vicepresidente se podría estar acercando peligrosamente a una batalla interna, de la cual posiblemente no tenga retorno. Y para ello, de acuerdo con fuentes del partido de izquierda, también debe contar con Gerson Martínez, quien ha sido prácticamente impuesto como precandidato presidencial por la dirigencia que ha llevado a uno de los mayores desastres electorales al FMLN.
Todavía no está claro si Ortiz solo busca la depuración de la cúpula y algunos funcionarios para que el FMLN enfrente de diferente manera las próximas elecciones presidenciales o también quiere ser el candidato.