La reciente efervescencia de la lucha contra la corrupción en Centroamérica sumó hoy a su lista de procesados a la ex primera dama de Honduras Rosa Elena Bonilla, cuyo par en El Salvador es Ana Ligia de Saca, la primera esposa de un expresidente llevada ante la Justicia en tiempos de democracia de este país.
A mediados de febrero de 2017, la Fiscalía salvadoreña acusó formalmente a la ex primera dama (2004-2009) por los delitos de lavado de dinero y agrupaciones ilícitas por supuestamente blanquear, junto a otras 16 personas, 22 millones de dólares sacados del presupuesto estatal por su esposo, Elías Antonio Saca.
Este dinero, según la Fiscalía, forma parte de los 246 millones que el expresidente Saca, en la actualidad preso a la espera de la audiencia preliminar, supuestamente malversó y que en parte fue a parar a sus empresas de comunicación.
El paso de Ana Ligia de Saca por los tribunales no ha estado exento de polémicas; la primera se dio cuando la Fiscalía ordenó la detención de buena parte de la red y no la de la ex primera dama sin dar mayores detalles de las razones del privilegio.
Una corte salvadoreña otorgó a la mujer la libertad condicional e impuso una fianza por 250.000 dólares, cuyo plazo venció y el Juzgado Séptimo de Instrucción ordenó su detención mientras se encontraba hospitalizada en un centro en el que, según la prensa local, la expareja presidencial es accionista.
La detención de Ana Ligia, de quien no se supieron las razones de su internamiento médico, duró menos de una semana, dado que un tribunal colegiado restituyó el 23 de mayo de 2017 la libertad condicional, misma que mantiene hasta la actualidad.
El nombre de la esposa de «Tony» Saca, como es conocido popularmente el exmandatario, comenzó a sonar fuerte en este entramado en noviembre de 2016, cuando el fiscal general, Douglas Meléndez, aseguró ella movió un millón de dólares de una cuenta a su nombre en un banco de Dubái.
Antes de este proceso penal, Saca y su esposa fueron enviados a un juicio civil por el Supremo por el supuesto enriquecimiento ilícito en más de 5 millones de dólares, de los que 589.808 dólares son cuestionados directamente a la ex primera dama, proceso en el que fue declarada en rebeldía en octubre pasado.
Ana Ligia de Saca es la primera esposa de un expresidente salvadoreño en ser procesada penalmente, al menos, desde el final de la guerra civil (1980-1992), cuando el país entró plenamente a la vida democrática.
No obstante, Vanda Pignato, primera dama durante la presidencia de Mauricio Funes (2009-2014), fue enjuiciada en un tribunal civil por enriquecimiento ilícito, proceso del que fue exonerada y su exesposo fue condenado a devolver más de 419.000 dólares al Estado.
Asimismo, Vanda Pignato, de origen brasileño y militante del Partido de los Trabajadores (PT), y sue xesposo Mauricio Funes son investigados por la supuesta financiación de la campaña electoral con la que llegaron al poder en 2009 con fondos de la constructora Odebrecht.