Para el presidente Salvador Sánchez Cerén todo marcha bien en El Salvador. No hay delincuencia, no hay desempleo, no hay hambre. En su discurso de cierre de año, transmitido a través de una cadena de medios de comunicación, el mandatario pintó un país próspero, equitativo y democrático.
El discurso de Sánchez Cerén estuvo cargado de elogios para su gobierno. Aseguró que ha invertido una cifra histórica de 7 mil millones de dólares en desarrollo social y que con eso ha disminuido la pobreza.
“Los logros de nuestro trabajo tienen a su base la inclusión y participación de la gente, y los principios de justicia social que caracterizan a los gobiernos del FMLN. Gracias a esta valiente decisión, la desigualdad y la pobreza siguen disminuyendo y es una sólida base para la prosperidad de nuestro país”, expresó.
Recordó que una de las principales conquistas de su gobierno, durante 2017, es el aumento al salario mínimo, el cual, a su juicio, ha mejorado los ingresos a miles de trabajadores y ha dinamizado la economía salvadoreña.
Lo que no dice es que, según las últimas encuestas, los salvadoreños siguen resintiendo el alto costo de la vida. El precio de la canasta básica, por ejemplo, se disparó considerablemente. Algunas fábricas decidieron cerrar e irse del país.
El jefe de Estado destacó que han reducido el analfabetismo, que han mejorado las escuelas y que han otorgado paquetes escolares y uniformes a miles de estudiantes.
Lo que no explica es que muchas escuelas del país están en pésimas condiciones: sin pupitres, sin pizarrones, techos rotos, baños arruinados, etc. Los mismos maestros han hecho denuncias públicas. Tampoco dice que el actual gobierno ha quebrado a miles de pequeños empresarios que nunca recibieron sus pagos por los útiles escolares y los uniformes escolares que proveyeron.
El presidente habló de una economía próspera, con mayor Inversión extranjera directa y con más empleos. Sin embargo, según un informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), El Salvador es el país centroamericano que menos ha crecido en los últimos años. Además, vaticina que su economía continuará estancada.
Sánchez Cerén también indicó que el Plan El Salvador Seguro está dando resultados positivos. Aseguró que han reducido los homicidios en un 27% y las extorsiones en 37 por ciento. Lo que no dice es que El Salvador sigue siendo el país más violento del mundo, que las pandillas matan a policías que trabajan en pésimas condiciones y que muchas familias abandonan sus casas por amenazas de las maras.
De hecho, la mayoría de encuestas serias han reprobado la administración de Sánchez Cerén. Lo han calificado con la nota más baja en años: le han puesto un cuatro. Esto porque, según la percepción de los salvadoreños, la seguridad y la economía no ha mejorado.
Sin embargo, en su discurso, Sánchez Cerén se inventó un El Salvador perfecto, donde todo marcha de las mil maravillas.
Las críticas en las redes sociales son fuertes contra el mandatario, a quien describen como “Sánchez Cerén en el país de las maravillas”, por inventarse situaciones de fantasía.