Cuando Gerson Martínez combatía en las montañas de El Salvador, además de su fusil, andaba lápiz y libreta. No eran para anotar detalles de los combates o muertos, sino que para escribir versos. Construía poemas. Eran los años ochenta y el país estaba hundido en una guerra civil. Sus amigos lo veían como el poeta guerrillero. Pero Gerson no era cualquier guerrillero: también pertenecía a la Comisión Política de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL). Era uno de sus dirigentes.
Además no era el único guerrillero que tenía inquietudes supuestamnente culturales. Había muchos más. Eduardo Sancho, el comandante en jefe de la Resistencia Nacional, también escribía poesía. Y Miguel Huezo Mixco, compañero en las FPL, también escribía versos.
Al finalizar la guerra, tras la firma de los Acuerdos de Paz, Gerson bajó de las montañas para integrarse a la vida civil. En su equipaje traía varias cuartillas con sus poemas que luego compiló en su primer libro. Lo tituló el Pequeño David: confesiones desde el ánima de un fusil. Se lo publicó la editorial Sombrero Azul en los primeros meses de 1993.
Por esos días hizo la presentación de su libro en una extensa sala del Teatro Nacional. Ahí leyó sus poemas ante un mar de personas que, más por curiosidad, habían acudido a ese lugar para ver y escuchar al poeta guerrillero. La edición se agotó rápidamente.
La obra está construida en tres partes. El prólogo detalla lo siguiente: “Todo fue una pura necesidad en medio de las ansiedades, el dolor, los recuerdos, las alegrías y mis propias levedades. El salvador es el pequeño David y lo que viene a continuación mi primera y última granada fragmentaria”.
En algunas entrevistas, Gerson ha hablado de esa faceta poco conocida de su vida. En mayo de 2016, por ejemplo, en una larga entrevista con Radio 102nueve narró algunas de sus experiencias en el terreno poético.
“Comencé con una poesía testimonial. En la época del conflicto escribí mucho. Fui el primero que publicó un libro de poesías. La presentación de mi libro fue la primera que se hizo en la historia en la gran sala del Teatro Nacional. Hasta ese momento nunca la sala se había utilizado para eso, sino que se utilizaba para obras de teatro o de la sinfónica. Pero un día rompimos ese tabú y me la autorizaron para una cosa más pedestre y silvestre como es la poesía”.
Luego agregó: “Eso fue cuando finalizó la guerra. Estaba la onda que nos veían como tipos raros. El teatro se llenó, se desbordó. Era la curiosidad de la gente. La gente no iba a ver a un gran poeta sino a un tipo extraño, que todavía sigo siendo extraterrestre gracias a Dios”.
La poesía de Gerson está fundada en lo social. Habla del amor y de la guerra, de sus amigos, de sus compañeros de batallas. En otra entrevista explicó que sus influencias están en todo lo que ha leído, pero principalmente en todo lo que ha vivido.
Actualmente sigue escribiendo. Lo hace por las noches. Aunque muy pocos lo saben, Gerson participa en festivales de poesía. Lo ha hecho en los últimos seis festivales de poesía internacional. También le han publicado poemas en antologías.
Gerson considera que la poesía es vida. La creación poética la sintetiza de la siguiente manera: “Aquel que no sueña está muerto. El que no siente está muerto. El que no es feliz está muerto”.
Durante los últimos ocho años se ha desempeñado como ministro de Obras Públicas. En el FMLN ha sonado fuerte como el sucesor de Salvador Sánchez Cerén en el gobierno. La semana pasada, a través de un corto video anunció que había renunciado al ministerio. Ese sería su primer paso en la ruta a la presidencia de El Salvador.