El estado de salud del presidente Salvador Sánchez Cerén es confidencial, por tanto, debe protegerse su derecho a la intimidad, resolvió el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP).
Los comisionados resolvieron así la apelación que les presentó el ciudadano Roberto Burgos después que la Unidad de Acceso a la Información de Casa Presidencial se negó a darle a conocer cuáles son los padecimientos que sufre el mandatario que lo obligan a viajar periódicamente a Cuba.
El Instituto argumentó que no existen indicios de que el presidente padezca una enfermedad grave que le impida desempeñarse en la primera magistratura del país. Las conclusiones de la resolución las divulgó la página Transparencia Activa.
“No se ha demostrado, ni siquiera por indicios, que el presidente padezca alguna afección que no sea propia de su edad y que pueda poner en peligro su vida o disminuir su capacidad”, dice un párrafo de la resolución que publicó el sitio en línea.
Burgos, a título personal y no como abogado de FUNDE-ALAC, pretendía conocer cuáles son los cuidados que el médico de cabecera ha ordenado a Sánchez Cerén, cuántas horas al día labora en Casa Presidencial, cuánto han progresado sus enfermedades desde que en 2009 asumió como vicepresidente en la gestión de Mauricio Funes, y las copias de los expedientes clínicos, informes sobre los costos de la atención hospitalaria en Cuba y los nombres de las personas que lo acompañan en la comitiva.
En un primer momento Casa Presidencial le contestó que podía entregarle información del número de horas que dedica al trabajo y las misiones oficiales a la isla que desde los años 50 está en poder de los hermanos Raúl y Fidel Castro.
Pero el abogado consideró que ese tipo de sigilo solo abonaba a los rumores y las sospechas.
El 31 de agosto Eugenio Chicas, secretario de Comunicaciones, aseguraba que los chequeos en Cuba del presidente le han permitido mantener un buen estado de salud. Señalaba, además, que lo conveniente es que toda persona tenga un rango de privacidad.