El Hospital Rosales no es de este siglo. Y se nota. El tufillo penetrante de la medicina se mezcla con la nostalgia de lo que debería ser un museo, los pacientes caminan adoloridos, los doctores les sobrepasan mientras las puntas de sus gabachas se baten con el viento, y los estudiantes tratan de seguirles los pasos con los cuadernos debajo del brazo y sus bolsones en la espalda.
En una de los cuartos del nosocomio está el secretario general del Sindicato de Médicos del Rosales, Alcides Gómez, quien atiende a unos estudiantes en una mesa blanca que encima tiene papeles, una mini computadora portátil y otras cosas.
La semana pasada Diario1.com publicó un artículo basado en un proceso sancionatorio que la Defensoría de los Derechos Universitarios abrió contra un grupo de residentes del Rosales que, a finales de 2014, presuntamente maltrataron y obligaron a tomar bebidas embriagantes a las nuevas residentes Mónica L., Delmy R., y Alba M. En los documentos del caso está un aviso que Daniel Platero, de la Asociación de Estudiantes de Medicina Dr. Emilio Álvarez, mandó a la Universidad de El Salvador involucrando en una supuesta “convocatoria” con propósitos intimatorios al líder sindicalista.
La convocatoria, aclara Gómez, no tenía más propósito que conocer la denuncia de las estudiantes y darles apoyo legal por si incluso querían presentar el caso a la Fiscalía General (FGR). Muestra de ello, asegura, es que el Sindicato le mandó una carta el 13 de marzo de 2015 invitándolo a una reunión para “intercambiar puntos de vista sobre ese problema”. Como prueba tiene audios del encuentro.
“No tengo absolutamente nada que ver. Nunca he humillado a los estudiantes”, afirma el también jefe del servicio de cirugía del Rosales. Explica, además, que el Sindicato se ha empeñado en investigar los casos de supuestos abusos a médicos, trabajadores y estudiantes del Hospital. Como muestra Rodolfo Canizález, secretario de Conflicto, mostró un legajo que contiene páginas llenas de firmas asistencia de residentes a quienes el Ministerio de Salud (MINSAL) se niega a reconocer como unos trabajadores más a quienes el Estado debe pagarles por sus servicios.
En los archivos del Sindicato también hay una recopilación de artículos periodísticos del tema. Gómez recuerda, a modo de ejemplo, que una vez escuchó de una tercera persona que un estudiante de medicina había insultado y desobedecido la orden que una residente le dio. Trató de profundizar en el caso pero los estudiantes le cerraron las puertas. “Nadie tiene el valor de denunciar”, comentó.
Canizález y Gómez detallan que los estudiantes están alojados en un cuarto que está cerca de un basurero, la biblioteca que tienen “es una porquería”, los obligan a trabajar turnos de hasta 40 horas seguidas pero los afectados parecen estar acostumbrados. “Ni siquiera tienen un baño sanitario en el lugar en el que descansan”, dicen.
Ellos recomiendan a la Facultad de Medicina de la UES ser más beligerante con los derechos de los estudiantes. Debería, explican, trabajar de la mano con el Ministerio de Trabajo, la Fiscalía y otras instituciones porque “los explotan laboralmente”.
Gómez especula que detrás del señalamiento en su contra puede haber algo más. Relaciona la lucha que durante varios meses ha tenido contra las autoridades del Rosales que –según él- prefirieron gastar $1,400, 000 en comprar ladrillos y otros que ocuparon para el remozamiento de los pasillos en vez de invertir en la Parte Uno y el sur del nosocomio que están inhabilitados desde los terremotos de enero y febrero de 2001 con las críticas al Ministerio que ha hecho por la llamada Reforma de Salud.
“No estamos en un cuadrilátero legal con ellos, estamos resistiendo el temor que intentan meternos”, expresa mientras asegura que el Estado ya le quitó 1 año de salario, es uno de los 44 médicos que están denunciados en la Fiscalía, ha estado en los juzgados de lo laboral. “El Gobierno no me va poner zancadilla”, asegura.
“Solo falta que me maten porque ya me hicieron todo (…) existe connivencia de todo el Estado para intentar doblegarnos”, concluye.