Vanda Pignato, secretaria de Inclusión Social, contó que el cáncer que padece es muy agresivo pero gracias a las quimio y radioterapias a tiempo ha logrado minimizar las consecuencias negativas; lo peor de la enfermedad, sin embargo, es que le ha obligado a lentificar su ritmo de trabajo en Ciudad Mujer.
“Unos días amanezco bien y otros no tan bien porque el tratamiento es largo, doloroso y difícil”, expresó la también exprimera dama de la República en la entrevista El Salvador al Día de canal 19.
También explicó que al inicio del padecimiento tuvo que enfrentar el dilema de la pérdida del cabello que cuidaba con mucho esmero. La madre, por ejemplo, no quería que se lo cortara mientras su hijo Gabriel le pedía que cuando saliera a la calle usara peluca.
“Soy figura pública y debo ser un ejemplo”, dijo a modo de justificación de porque ha decidido explicar en público su tesón al enfrentar el cáncer.
En otro tema Pignato enfatizó que la violencia contra las mujeres no puede limitarse a la que ejercen el Barrio 18, la Mara Salvatrucha y otros grupos criminales sino que también está en el seno del hogar y en ella los protagonistas son padres de familia, hermanos, primos y otros. Narró el caso de un papá que una vez a la semana entregaba a su hija a un cabecilla pandillero para que la violara a cambio de pan francés.
“Tuve ganas de golpearlo (cuando conoció el caso). La violencia es mucho más grande, las mujeres somos más víctimas”, aseguró.
También es común que secuestren a un hijo y después obliguen a la madre a introducir drogas a la cárcel y tener relaciones sexuales con 15 o 20 pandilleros a cambio de devolverle a su hijo, afirmó.
“Esa violencia es más extrema”, expresó.