Aunque parezca que El Salvador está a la mitad del túnel al final la luz llegará. Este es el optimismo que muestra René Portillo Cuadra, diputado de ARENA, cuando le toca diseccionar la anatomía de la violencia e inseguridad.
El también excandidato a vicepresidente señala que una de las falencias de las autoridades es que la mano del Estado no llega a todo el territorio y esos vacíos los ocupan las pandillas. Por eso es insuficiente, además, que el Gobierno solo mande a las calles a más soldados y policías; antes debe crear un buen plan de operatividad.
Recordó, además, que la movilidad de las pandillas es idéntica a la de la exinsurgencia del FMLN en los años 80.
¿Realmente sirve de algo sacar más militares a las calles?
Creo que sí, el país vive un momento excepcional y hay que tomar medidas excepcionales que estén a la altura de lo que exige la situación. Concordamos con la visión del presidente (Salvador Sánchez Cerén) que es necesario que más elementos de la Fuerza Armada coadyuven con los elementos de seguridad.
El vicepresidente hablaba de concentrarlos en AMSS, Occidente y Oriente. ¿Cree que la violencia migrará?
Tiene razón, por eso son importantes los planes de operatividad porque no sirve de nada ir a combatir la delincuencia a un sector sin hacer una ocupación física de los territorios, es decir, que exista de manera permanente la presencia de la Fuerza Armada o la Policía en los territorios. Eso no ha pasado: solo hay patrullajes pero no un control de los territorios. El tema de fondo no es que solo salgan más miembros del ejército a las calles sino también el plan de operatividad que tengan para contrarrestar.
¿Tiene capacidad el Estado para controlar el territorio?
Creo que sí, estoy convencido que enfrentamos una situación difícil pero no imposible de vencer, El Salvador tiene una Fuerza Armada profesional y una PNC que debe ser fortalecida; vamos a vencer las adversidades que enfrentamos.
Pero hay comunidades en las que quien de verdad manda es la pandilla…
Totalmente de acuerdo. Por eso reitero que lo más importante son los planes de operatividad porque, hoy por hoy, no hay ocupación de los territorios sino patrullajes; cuando el policía se va del lugar los grupos delincuenciales llegan a ocupar su lugar. No es falta de capacidad sino de afinar los planes operativos.
¿Según usted qué implica la permanencia de la PNC en un lugar?
Que haya más policías para que tengan la capacidad de estar en un territorio de manera permanente. Si se acuerda en la época de la guerra (civil) así se mantenían las posiciones en los territorios. Eso lo hacía el ejército y los cuerpos de seguridad. Vale recordar que nunca fue totalmente factible porque la movilidad de las pandillas es exactamente la misma que tenía la guerrilla; sin embargo, había zonas mucho más seguro que las que hay en este momento, es decir, en la guerra se mantuvieron zonas aisladas de la violencia pero ahora todo el territorio está contaminado de la violencia.
¿Tiene el Estado capacidad financiera para aumentar el número de efectivos de seguridad?
Sí, hay un informe del Banco Mundial que se llama El Estado de la Seguridad en Centroamérica, en el que hay una aseveración: “El problema en El Salvador no es el número de efectivos por cada 100,000 habitantes que es el ratio oficial sino cómo se emplea el personal en las tareas de seguridad”. Eso revela que tenemos en Centroamérica más policías por cada 10,000 habitantes, aunque aquí haya más países con más población que nosotros. Entonces significa que no es un tema de más policías o soldados…
Sino cómo emplearlos…
Exacto, entonces para eso necesitas más recursos, tecnología y eso requiere de más inversión.
Volvemos al círculo: admiten la necesidad de más dinero pero su partido se opone a más préstamos y a impuestos…
Hemos dicho que el problema del Gobierno en seguridad no es la ausencia de dinero sino la no ejecución de los préstamos ya aprobados. Por ejemplo los famosos $71,000, 000 para los centros penales, de esos solo han invertido $6,000, 000. Eso aparece en un informe del BID que nos dieron la semana pasada. Uno piensa: “El dinero restante no se ha ocupado”, pero si a eso agregas la compra de los brazaletes que no se ha hecho y a eso se suma lo que hace unos días dijo el ministro (de Seguridad) Benito Lara que había $138,000, 000 no ejecutados. ¿El problema es la falta de dinero o la no ejecución de los préstamos? Parece que es lo último. Ahora, cuando veamos que el Gobierno no tiene dinero para seguridad nosotros vamos a concurrir con nuestros votos.
Ya que habla de las cárceles, ¿sirve de algo meter presos 100 pandilleros?
De acuerdo con el sentido de su pregunta. Mientras el sistema penitenciario no cumpla con las tres finalidades para las que ha sido diseñado, será un reproductor de la violencia. Las tres finalidades son: resocialización, reeducación y reinserción social. Ninguna de las tres cumple nuestro sistema. ¿Por qué? Porque no tiene capacidad infraestructural para darle cumplimiento a esas finalidades y tampoco existe un plan penitenciario para cumplir esas finalidades. Por eso los penales se han convertido en una bomba de tiempo que en cualquier momento habrá un estallido complicado. Están hacinados, en condiciones infrahumanas, el sistema no les brinda un trabajo, educación, les reproduce el ocio, es un sistema desigual porque mientras unos están hasta con ventiladores y plasmas otros están durmiendo en el suelo, es decir, es un sistema que no reinserta.
Es una obviedad la que usted dice pero nadie hace nada…
Es cierto, pero esa pregunta le corresponde…
Al Ministerio de Seguridad…
Sí…
Pero usted como diputado habrá algo que puede hacer…
Lo hemos dicho en la comisión de Seguridad Pública, en entrevistas, hemos planteado propuestas pero no hemos tenido el eco. Y te voy a decir algo más: lo que te digo no lo ignora el Gobierno, tiene gente experta en derecho penitenciario, sino que es un tema de capacidad de ejecución. Ni siquiera dinero porque hay.
¿Cree que algún día verá la luz El Salvador?
Esa misma pregunta me hice cuando tenía 22 años y estaba en plena guerra el país, en la ofensiva de 1989, y sí hubo una salida y lo mismo pienso en esta ocasión: los salvadoreños tenemos la capacidad de salir de este tema.
Aunque son situaciones diferentes porque en esa época el Estado se enfrentaba a un grupo beligerante pero ahora es a un grupo criminal…
Así era de compleja la guerra, es más, era más compleja porque se luchaba contra un brazo armado beligerante, insurgente que estaba reconocido por otros países, en este momento nos enfrentamos a grupos delincuenciales que no lo reconoce ningún gobierno, que aparentemente no recibe ninguna ayuda económica o logística como sí la recibía la guerrilla y está más focalizado quienes son los enemigos del Estado. Aparte de los programas operativos y logísticos lo que también hace falta son pantalones para tomar decisiones.
¿Cuál puede ser la solución para disolver a estos grupos criminales?
La salida es integral, no es una medida mágica o univoca. Implica invertir en la prevención del delito, combatir frontalmente a las estructuras criminales, identificar los autores de las grandes decisiones para perseguirlos, mecanismos de facilidad probatoria para que no sean solo testigos criteriados los que declaren (en juicio), es decir, es todo un abanico de cosas que es difícil enlistarlas pero se debe trabajar en una por una.
¿Sin prejuicios se puede pensar en diálogo con esos grupos criminales?
No le corresponde al Estado porque no se puede dialogar al margen de la ley sino que existe una instancia como el Consejo de Seguridad que es multidisciplinario y puede escuchar sus peticiones sin negociar a contraprestaciones porque lo que en el pasado ocurrió, eso es lo que periodísticamente se ha conocido, que hubo una tregua con prestaciones y contraprestaciones entre esos grupos delictivos y el Estado. A eso no se puede regresar. Dialogar nunca ha sido malo sino negociar cosas que están fuera de la ley.