El partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) corrió con los tiempos. Para evitar cualquier intento “subversivo” de la derecha, movió a su militancia y la sacó a las calles el domingo pasado. Con líderes izquierdistas presentes, el FMLN denunció supuestos grupos que tratarían de exigir la renuncia del presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, así como planes para impulsar un golpe de Estado.
Por eso “tomamos la iniciativa de marchar”, dijo el secretario efemelenista, Medardo González, ese mismo día, en el que sus mecanismos de inteligencia les alertarían sobre una convocatoria promovida en redes sociales para atacar al presidente.
Defender, o más bien dar muestras de que Sánchez Cerén tiene apoyo, era el principal objetivo de concentrar a su gente. “La marcha fue un freno para los grupos que iban a tratar de presionar al presidente para que renunciara”, aseguró una fuente del partido efemelenista a Diario1 a lo que añadió: “debíamos demostrar que Sánchez Cerén no está solo y que hay gente que lo apoya”. Al FMLN políticos le tomaron la palabra, en especial el principal partido de oposición Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). De inmediato sonaron reacciones a la denuncia. La derecha se defendía mientras otros ponían en duda los supuestos intentos golpistas.
Pero, ¿es posible un golpe de Estado, tomando en cuenta la forma tradicional de perpetrarlo desde grupos militares, el “brazo coercitivo del Gobierno»? Para algunos no lo es, como es el caso del coronel Antonio Almendáriz, diputado por el Partido de Concertación Nacional (PCN). El legislador cree firmemente en que las condiciones no lo permitirían. “Por lo menos de mi punto de vista, no. Normalmente, antes, se hacía con la Fuerza Armada y mis compañeros no están pero ni en la mínimo asomo de hacer una cosa de esas”, respondió a este medio.
Esa probabilidad es más segura cuando hay un plan articulado que toma en cuenta a las Fuerzas Armadas, el Órgano Judicial y el Legislativo. De lo contrario, sería difícil que sucediera.
Para otros, en cambio, la posibilidad siempre va a existir dentro de las acciones políticas posibles. Puede suceder hoy con un gobierno del FMLN, de ARENA o cualquier otro partido. Como prueba solo basta mirar al vecino Honduras, donde Manuel Zelaya sufrió un golpe de Estado, luego de que opositores lo denunciaran de querer cambiar la Constitución para poder reelegirse. Al mínimo descuido, en 2009, se instauró un gobierno de facto y se mandó al exilio a un mandatario.
Lo que el FMLN hizo este domingo, al tratar de denunciar un golpe de Estado, según Álvaro Artiga, profesor de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, es parte de “un discurso político que está ahí” y que ha estado desde que el Partido de Conciliación Nacional (PCN, hoy Partido de Concertación Nacional) estuvo en el poder, como ocurrió cuando el Partido Demócrata Cristiano (PDC) llegó al Ejecutivo o como cuando ARENA fue Gobierno. Solo que si en estos tiempos se lograra concretar “es una muestra del poder que tienen todavía los que dieran el golpe. Por más que digan que estamos con una institucionalidad fuerte”.
Pero Artiga hace dos separaciones claras: una cosa es que se hable sobre las modalidades de un golpe de Estado y otra cosa es que si lo que dice el Frente tiene una base de realidad. “Son dos discusiones”, agregó el politólogo.
¿Golpe de Estado o desestabilización?
Luego de que el FMLN emitiera la denuncia, el partido ARENA acudió a la Fiscalía General de la República (FGR) a presentar un aviso para investigar las acusaciones del partido de izquierda. Aunque ARENA argumentó que el FMLN los atacaba de desestabilizadores por denunciar supuestos casos de corrupción de parte del gobierno izquierdista, críticas le llovieron al partido de derecha por “continuar con el show”.
Las acusaciones mutuas no pararon.
Tachándolos de “aludidos”, el Frente cambió su discurso después y evitó mencionar la palabra “golpe de Estado”. Al cierre de la semana, cinco días después de tomar las calles, mencionaron que los grupos de ultraderecha buscaban propiciar un “golpe suave de Estado”; en otras palabras: la desestabilización del país, que luego se traduciría en dejar ver el Gobierno de Sánchez Cerén como incapaz para que, finalmente, la población exigiera su renuncia.
Ahora el tema es si es un golpe de Estado o desestabilización. Como explicó Artiga, “estos dos puntos no son lo mismo”.
¿Cuál es la función actual de la Fuerza Armada de El Salvador (FAES)? La fuente del Frente consultada respondió que tanto la FAES –como la Policía Nacional Civil- tienen órdenes estrictas de enfocarse en combatir el crimen. Si bien hay una línea tirada desde el Ejecutivo, no podría descartarse una “rebelión”, como sucedió este viernes, en el que algunos miembros del Ejército exigieron al Gobierno que así como se le dará un bono a los policías por su labor titánica para enfrentarse a las estructuras delincuenciales, ellos también tienen derecho a ser bonificados. “Si no aténganse a las consecuencias”, expresó en su momento un militar.
Calixto Mejía es uno de los diputados del FMLN que fue señalado dentro del aviso que ARENA interpuso ante la FGR. Con toda seguridad se defiende de las opiniones que emitió con respecto a “planes conspirativos” que surgirían desde una casa que funcionó para organizar la campaña del actual alcalde de Santa Tecla, Roberto d’Aubuisson. “¿Qué dije yo? Mostré una foto y dije que tenemos información… El principal partido de oposición mantiene planes en la ruta de hacer ingobernable el país. Eso es una ganancia importante, que la gente sepa que existen estos planes”, declaró.
—¿En qué se basan para señalar que hay un plan orquestado de ARENA? —se le pregunta al legislador.
— De que existe plan de desestabilizaron, sin lugar a duda existe. Nosotros hemos dicho que acá hay un plan que incluye, por ejemplo, asfixiar al Gobierno para que no lleguen recursos a los programas sociales. $21 mil 400 millones son los que no ha votado ARENA del 2009 para acá. Ahí están los dictámenes. ¿Qué es eso?
— Pero hay que hacer la diferencia entre plan desestabilizador y golpe de Estado.
—Este tema de golpe de Estado es un tema en discusión. Por ejemplo: en el caso de Honduras, no fueron los militares. Aquí se suele entender que golpe de Estado es los militares. Ahí no fueron los militares: el origen fue la Corte. En Paraguay similar. ¿Me explico? Hoy los planes son finos.
—¿Con eso que me dice, entiendo que, para ustedes, cabe la posibilidad de un ‘golpe de Estado técnico’?
— Es que para mí es difícil emitir una opinión sobre preguntas hipotéticas. No acostumbro a dar respuestas a preguntas hipotéticas. No me parece serio especular con temas delicados. Yo a los hechos me remito.
Pese a que Mejía retoma el caso de Honduras así también el de Paraguay, donde Fernando Lugo fue destituido, los contextos con El Salvador no son similares. En el caso hondureño, fue en un periodo electoral, en el que se abren las listas y donde hay, además, candidatos no partidarios.
Es decir, según explicó Artiga, la destitución de Zelaya se realizó en medio de una serie de reformas “que debilitan el sistema de partidos, más antiguo de toda América Latina, con los Liberales y Conservadores alternándose”. El hecho que países como Paraguay y Honduras tengan un sistema de partidos “débil” es una detonante para facilitar un golpe de Estado. Ni Ecuador, ni Guatemala o Bolivia tienen un sistema de instituciones políticas fuertes en donde “nada ocurre fuera de los partidos… Los partidos estructuran el comportamiento político”, agregó Artiga.
“Golpes técnicos”
¿A qué se refería el diputado Calixto Mejía cuando decía que ahora hay ‘planes finos’ para atentar contra un Gobierno? Aunque evitó emitir detalles, podría estar allanando el terreno para hablar, luego, de un posible “golpe de Estado técnico”, propiciado desde la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), tomando en cuenta los recursos que tiene bajo análisis.
“La Sala va a sentenciar sobre la Ley de Amnistía. Es obvio que van a salir afectados más de un funcionario, comenzando con el presidente. Pero eso no es un golpe, eso es simplemente una resolución ante una demanda interpuesta… A ver con qué sale la Sala. No podemos decir que ARENA está apoyando una resolución de la Ley de Amnistía”, comentó Álvaro Artiga, sobre la posibilidad de que después el FMLN señale a sus opositores como desestabilizadores, como en algún momento ocurrió cuando era oposición. La pregunta es si ARENA estaría de acuerdo con una declaratoria de inconstitucionalidad de esta ley o con un golpe que ponga en riesgo la estabilidad de los empresarios.
Si algo destaca Artiga es que la historia de los discursos de intentos de desestabilización la han utilizado, utilizan y utilizarán los gobiernos y lo hacen porque internamente, en el país, están en una situación de debilidad. Y en eso estaría detrás ARENA.
Las acusaciones mutuas de ambos partidos, para el analista, son muestras de actitudes hipócritas: “fariseísmo de ambas partes”.
—Lo que sí es que ARENA está haciendo todo lo que políticamente, no digo que sea correcto, para ganar las elecciones de 2019. Parte de eso es hacer parecer al FMLN como ineficaces, y lo van a hacer aunque no lo digan —continuó el catedrático—. Y puede haber una estrategia de empresarios de no invertir para poner en aprietos al Gobierno. Todo eso puede ser posible y esa es la parte cierta que puede tener el FMLN. Pero eso lo haría también el FMLN si fuera oposición. Si aquí los desorientados somos los ciudadanos que no sabemos quién dice la verdad.
—¿Es este sistema “democrático”, lo suficientemente fuerte para que no se dé un golpe?
—Usted ha dicho que es democrático, para mí no lo es. Este es un sistema híbrido, es un régimen híbrido. Tiene patrones democráticos para acceder el poder, pero patrones autoritarios para ejercerlo. No hay controles sobre los políticos. Y en una democracia existen los controles. Cuando la Sala de lo Constitucional intenta controlar a cualquier funcionario en el campo de lo Constitucional, ahí está: todos contra la Sala. Si tuviésemos una Fiscalía que investigara a los funcionarios. Pero no, como tenemos un fiscal que no investiga a los funcionarios, lo van a reelegir, como hacían también con la Corte de Cuentas de la República. Todos los mecanismos de control no operan o son deficitarios en su operación y eso hace que, sin miedo a decir, esta es la parte autoritaria que tienen los organismos políticos. Y entonces ahí, justamente, por tener esa parte autoritaria ¿por qué vamos a descartar un método autoritario de exceder el poder que es un golpe de Estado? Como yo concibo esa pata autoritaria, la posibilidad estará hoy, estará mañana como antes.