Hace 35 años fue conocido como la “aplanadora verde” en la Asamblea Legislativa (contaba con 33 de los 60 escaños) y tomaba las decisiones sin tomar en cuenta a nadie. También tenía la presidencia de la República con José Napoleón Duarte, además de controlar parte de la Corte Suprema de Justicia. Sin embargo, desde hace seis años, su presencia en la palestra política se ha atenuado tanto que en las elecciones solo ha logrado ganar un diputado y parece que cada día se acerca a ser un actor más del pasado de El Salvador.
La gestación del partido inició entre los años 50 y 60 cuando un grupo de jóvenes formó organizaciones como Acción Católica de Universitarios Salvadoreños (ACUS), la Unión Nacional de Obreros Católicos (UNOC) y otros con las que buscaban alternativas ideológicas al autoritarismo militar. De Chile y otros países del Cono Sur recibieron información sobre Eduardo Frei, Rafael Caldera y Domino Tomic que fueron clave en su formación. Basados en la doctrina social de la Iglesia Católica Abraham Rodríguez, Guillermo Manuel Ungo (padre), Ítalo Giammatei, Adolfo Rey Prendes y José Napoleón Duarte crearon el comité organizador hasta que el 15 de noviembre de 1960 le dieron vida al PDC en el colegio panamericano Francisco Gavidia. Un año después un grupo de militares fundaron el Partido de Conciliación Nacional (PCN) que se convertía en el heredero único de la dictadura que había comenzado en diciembre de 1931 con el golpe de Estado que orquestó desde las sombras Maximiliano Hernández Martínez.
Los años 60 fueron turbios en el país. Hubo dos juntas cívico-militares y la Guerra de las Cien Horas contra Honduras. Fue entonces cuando el poder pecenista quedó demostrado: se afianzó en el Ejecutivo con las presidencias de Julio Adalberto Rivera y Fidel Sánchez Hernández mientras gobernaba a su antojo el Legislativo.
Pero en 1972 los socialcristianos idearon un plan que quizá consideraron infalible: se aliaron con el Movimiento Nacional Revolucionario y el Partido Acción Renovadora (PAR) para formar la Unión Nacional Opositora (UNO) y presentan como candidatos a la presidencia y vicepresidencia a Duarte y a Guillermo Manuel Ungo (hijo). Hay historiadores que aseguran que ganaron pero la historia oficial le dio el triunfo a Arturo Armando Molina. Los vencidos se fueron a la Plaza Libertad a protestar por el supuesto fraude cometido y un grupo de jóvenes militares fraguaron un golpe de estado que terminó en tragedia: muertos, la Universidad de El Salvador allanada y varios exiliados. Seis años más tarde los pecenistas volvieron a imponerse en las legislativas con un triunfo arrollador: ganaron 50 diputados y su rival más cercano, el PPS, cuatro.
Después de victorias casi absolutas en las legislativas y presidenciales el PCN dejó al país al borde de la Guerra Civil. Fue entonces cuando un grupo de militares se aliaron con el PDC para impulsar las reformas estructurales con las que intentaban frenar el conflicto que se avecinaba. Eran los años de las juntas revolucionarias de gobierno. Entonces vino la nacionalización del comercio exterior y de la banca así como las tres etapas de la reforma agraria.
En las elecciones de 1982 la nueva aritmética de poder se hizo sentir con la presencia de nuevos partidos que trataban de hacerse con el vacío que el PCN estaba dejando: ARENA ganó 17 diputados; los pedecistas, 22; PCN, 12; AD, 1; PPS, 1.
En 1984 Duarte volvió a competir por la presidencia y ganó. Un año después el PDC volvió a imponerse en las legislativas con 33 diputados; ARENA, 13; PCN, 12; AD, 1; PAISA, 1. Había nacido la Aplanadora Verde.
Pero la gloria solo alcanzó para dos legislaturas. En las elecciones 1988-1991 ARENA obtuvo 30 diputados; el PDC, 23. En la legislatura 1991-1994 los pedecistas obtuvieron 26 diputados pero el entonces oficialismo ganó 39 escaños. Para entonces la división era irreversible.
A finales de los 80 comenzó un conflicto por convertirse en el candidato presidencial: Fidel Chávez Mena versus Rey Prendes. Ese fue el cisma de la debacle.
Un editorial de la Universidad Centroamericana (UCA) explica lo que estaba pasando en el partido: “cada uno de los contendientes, apoyados por sus respectivas camarillas, aspiraba no solo al control partidario, sino a gozar de los privilegios a los que se podía acceder desde la presidencia”.
Estas facciones continuaron hasta que aparecieron dos nuevas: la de la vieja guardia pecenista y la nueva clase política que lideraba Ronald Umaña. Posteriormente el poder pasó a manos del diputado Rodolfo Parker.
En las elecciones de 2005 no alcanzó el mínimo de votos para seguir con vida como partido político. En la Asamblea, sin embargo, los diputados hicieron un decreto de salvataje que también dio vida artificial al PCN. Seis años más tarde la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema lo declaró ilegal.
Desde entonces los números del PDC van en descenso: en los comicios de 1997 ganó 10 diputados; en 2000 y 2003, cinco; 2006, seis; 2009, cinco; 2012 y 2015, uno.
La decadencia política se hizo más evidente desde 2009 cuando entró a la palestra GANA, el partido que nació de la escisión de doce diputados de ARENA que se rebelaron contra el expresidente Alfredo Cristiani. Al PCN también le ha arrebatado espacio.
Si los pedecistas no buscan nuevos espacios para recuperar el terreno perdido pasarán del Tanatorio a la sala de cremaciones. Irónicamente, la sede del partido sobre la alameda Juan Pablo II está a pocos pasos del lugar donde en los años 90 se instaló la primera sala de cremaciones en el país.