Meses antes de celebrarse las últimas elecciones de diputados y concejos municipales, en noviembre pasado, cuando todavía los candidatos no tenían permiso para hacer campaña, el todavía alcalde de San Miguel, Will Salgado, declaraba a Diario1 que a su hijo ya se le había llegado la hora para participar en política. Desde entonces, trataba de que el nombre de su familiar fuese reconocido pública y mediáticamente. Decía que, pese a sus 25 años, Will Salgado Jr. había alcanzado la madurez para darle seguimiento a su proyecto político.
El alcalde resultó derrotado en los comicios por Miguel Pereira, el contrincante que fue potenciado por el partido de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Con Pereira, Salgado tuvo que despedirse de una nueva gestión al frente de la comuna de San Miguel, misma que gobernaba desde el 2000.
Jr. se convirtió en candidato al Parlamento Centroamericano (Parlacen). En las elecciones resultó electo. El martes, en la entrega de credenciales de parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Jr. dijo que demostrará que tiene “ganas de cambiar las cosas” y que la gente “crea en el proyecto Salgado”.
Para Jr., seguir el proyecto de su padre, o sus pasos, es un objetivo que lleva claro ahora que está inmerso en política: “El proyecto me lo voy a ganar yo… Creo que se le puede decir a la gente que se puede continuar con el proyecto Salgado”.
–¿Pero qué ve de rescatable o que deba darse continuidad sobre proyecto de su padre?
–Pues todo. Will Salgado ha sido un excelente alcalde. Si a mí me dieran la oportunidad de ser alcalde, quisiera ser igual o mejor que él. De mi parte, pues lo haría todo. Merece que cualquiera lo imite.
–Will Salgado decía que usted insistió mucho para meterse en política. Pero él no lo dejaba. ¿Se siente hoy preparado?
–Él no tenía mucha confianza, pero con estas elecciones se ha demostrado que tengo el potencial. Lo demostré: me presenté a unas elecciones a debatir con gente de mucha experiencia, de muchos años, con un currículo superior al mío. Logramos demostrarle que al final lo que importa es que la gente quiere tener un representante que dialogue, que tenga tacto humano.
–¿Y se ve haciendo carrera política?
–Claro.