El Salvador
jueves 28 de noviembre de 2024
Política

Los 47 minutos de fama de Sandra Salgado en una sesión plenaria

por Redacción


Es una venganza de Will Salgado porque GANA lo abandonó en San Miguel”, aseguraba un asesor legislativo refiriéndose a las supuestas trampas que ocupó el efemelenista Miguel Pereira para arrebatarle la alcaldía al veterano alcalde en las municipales y legislativas del 1 de marzo.

Contar los votos en la Asamblea es casi parecido a hacer la cuenta regresiva para año nuevo. Casi. En medio de los abrazos alcoholizados, los propósitos que terminarán soterrados por un alud de rutinas absurdas y las explosiones de los morteros la gente empieza a contar: “¡10, 9, 8…3, 2, 1!” y el año nuevo ha comenzado. En el palacio legislativo la cosa a veces no resulta tan lineal: los diputados impulsan una iniciativa, negocian, reciben a cambio promesas pero a la hora de los votos en política partidaria dos más dos no siempre es cuatro y los ríos suelen hacerse para atrás.

Ayer, por ejemplo, el FMLN buscaba a toda costa la aprobación de $900,000, 000 en bonos para darle oxígeno pecuniario al Gobierno. GANA, PCN, PDC y CD le dijeron que sí y juntos iban a alcanzar los 56 votos necesarios pero a la hora de contar se les olvidó convencer a alguien más: “42, 48, 53, 55…55…55…55”. En el Pleno hubo un murmullo generalizado, ruido de pasos apresurados, caras incrédulas: Sandra Salgado desobedeció la orden de su partido GANA y bloqueó un nuevo endeudamiento en la que desde hace algún tiempo está ocupado el presidente Salvador Sánchez Cerén.

Parecía orgullosa –o quizá temerosa- de su decisión. La hermana menor del alcalde Will Salgado se abstuvo de votar, es decir, que ni dijo sí ni dijo no a la solicitud presidencial. Después de la fallida votación siguió concentrada en su teléfono móvil, recibió e hizo varias llamadas mientras a su alrededor el mundo se dividía para amarla y odiarla: los diputados de ARENA se pararon de sus curules, se regocijaron y la aplaudieron porque para ellos los $900,000, 000 se resumen en una palabra con consecuencias de bomba atómica: deuda que cada día que pasa empuja más a El Salvador al abismo de la bancarrota; en el FMLN, en cambio, el vaso rebalsó.

La efemelenista Lorena Peña pidió la palabra, alzó la voz y con el dedo inquisidor se deshizo en señalamientos contra ARENA. Acusó al expresidente Francisco Flores – en arresto domiciliar imputado por enriquecimiento ilícito, apropiación de dineros públicos y desobediencia- de haber triplicado la deuda pública para robar; a Guillermo Sol Bang de cómplice de un robo de más de $1,000 millones. “Los que hoy no votan son los que se han robado el dinero, nos han endeudado y para colmo no quieren dar recursos ni para pagar esa deuda”, comentaba mientras los diputados de oposición golpeaban con su puño las curules de madera y la Asamblea se inundaba de un sonido hueco similar al de las estampidas de rinocerontes que National Geographic transforma en vídeos educativos de la vida silvestre.

Como en un escenario bipolar la discusión quedó casi olvidada. Sigfrido Reyes, presidente de la Asamblea, leyó otras iniciativas de ley y Salgado desapareció. Y entonces llegaron las hipótesis: Carmen Elena Calderón de Escalón, de ARENA, consideró que su colega había decidido sacar el pecho porque quisieron imponerle una decisión: “Ha querido dar una lección porque daban por hecho que iba a votar sin antes habérselo consultado”.

En los pasillos legislativos la versión era otra. “Es una venganza de Will Salgado porque GANA lo abandonó en San Miguel”, aseguraba un asesor legislativo refiriéndose a las supuestas trampas que ocupó el efemelenista Miguel Pereira para arrebatarle la alcaldía al veterano alcalde en las municipales y legislativas del 1 de marzo.

Pero la sorpresa fue efímera. Sigfrido Reyes anunció que el suplente Wilfredo Guevara iba a sustituir a Salgado. Y todo mundo adivinó la jugada: el oficialismo iba a pedir la reconsideración de los $900,000, 000 y la aprobación iba a ser una realidad.

“Esto no es una asamblea, es un tiangue”, afirmó el arenero Mario Valiente a unas empleadas de comunicaciones que observaban sorprendidas el movimiento. “Es mejor que nosotros no votemos”, le respondió la diputada electa Marta Evelyn Batres.

La proyección se hizo realidad 47 minutos después: la nueva votación quedó así: 56 diputados votaron sí; 28 no.

“Eso solo fue pantalla, ¿usted cree que si de verdad quería bloquear la aprobación se hubiera ido? ¡No!”, comentó una diputada.

Después de su primera y última jugada maestra Salgado desapareció del Salón Azul y de los pasillos de la Asamblea. Durante sus nueve años como diputada destacó por tres cosas: su silencio, evasivas a hablar con la prensa y porque sus viajes a México, Italia, España, Brasil, Cuba e Israel costaron al Estado casi $50,000 en el año 2013.