El Salvador
viernes 10 de enero de 2025

Zamora y Bukele saben lo que ambos se juegan

por Lafitte Fernández


El que pierda, posiblemente, irá camino al cementerio político. Si uno de ellos gana la alcaldía, iría camino a una candidatura presidencial siempre que su partido lo permita.

Se quiera o no reconocer, tanto ARENA como el FMLN hicieron, en estas elecciones, fuertes y sorprendentes apuestas en San Salvador: Edwin Zamora y Nayib Bukele.

Entre ambos, quizá la apuesta es mayor: cada uno sabe que, aunque todavía no tienen paso libre, el que gane la alcaldía de San Salvador podría convertirse en candidato presidencial del partido político que representa.

Ganar, entonces, la alcaldía capitaliana es un premio político regordete, pero tendrían al frente otra recompensa mayor: la posibilidad de gobernar no sólo la capital sino todo el país.

Pero, ellos también saben que la salvadoreña es una sociedad casi espartana en un aspecto: no tolera los débiles, ni los perdedores.

Por eso es que Zamora y Bukele conocen que también se juegan otra cosa: el que pierda entre ellos tiene una alta posibilidad de volverse en un nuevo inquilino de los cementerios políticos. Y ahí se les olvida. Los apartan de la memoria política histórica.

Lo que los une y los aparta

A Zamora y Bukele los une un hecho: de alguna manera, y cada quien con su estilo, no están necesariamente atados a las ortodoxias y viejos regentes de sus partidos.

Zamora encabeza, desde hace algún tiempo, un movimiento de transformación dentro de ARENA. Su grito de democratizar las finanzas y los aportes dentro de su partido fue una convocatoria para impedir que ARENA siguiera teniendo dueños económicos, físicos o corporativos.

Pero es probable que Zamora sepa que ese tipo de atrevimientos siempre provoca al menos dos enemigos no esperados: los financistas históricos de ARENA que siempre han tenido una buena cuota de poder y aquellos que se estiman enlistados para asumir una candidatura presidencial en ARENA.

Entre estos últimos pueden localizarse a líderes de ARENA que poseen un fuerte músculo y buena imagen en las percepciones de los votantes y que, por ello, se tienen como si estuviesen parados en el trampolín de la piscina para lograr la candidatura presidencial.

Entonces, si Zamora pierde, posiblemente, se levantarán voces internas para arrancarle cualquier poder renovador a lo interno de ARENA.

Además, a aquellos que corrió o combatió volverán encabritados por los viejos caminos. Incluso, podrían ser apoyados por quienes no quieren ver a Zamora como candidato presidencial de ARENA.

Zamora no tiene todo a su lado: representa la continuidad política en una ciudad cuyos problemas persisten y está atrás en casi todas las encuestas públicas. En algunas, con mucha distancia.

Pero, el mayor problema en sus aspiraciones no lo tiene dentro de ARENA o su debilidad en los estudios de opinión: también tiene un contendiente fuerte que quiere construir un remolino de nuevas ideas para solucionar los viejos problemas.

El candidato a la alcaldía de San Salvador por el FMLN es bueno, y eso lo reconocen algunos de los colaboradores más cercanos de Zamora.

Por eso es que Zamora, un empresario que siguió el camino de la política, es, entre los dos, el camino más duro.

Incluso, Zamora debió seguir un camino casi épico cuando decidió sustituir a Norman Quijano cuando casi no se le conocía y a pesar de que algunos estudios de opinión reflejan que ese cambio fue un error de ARENA.

Lo que los separa

Si Nayib Bukele gana la alcaldía de San Salvador, tendrá dos enormes retos en el horizonte para llegar a ser candidato presidencial del FMLN: tendrá que hacer un estupendo gobierno en la alcaldía, como lo ha prometido. Pero, sobre todo, tendrá que vencer el oleaje de otros personajes que alegarán tener más derechos históricos que él para ser candidato presidencial.

Entre éstos podrían estar el vicepresidente Óscar Ortiz y hasta el mismo secretario general del FMLN, Medardo González.

Si bien la edad, porque es un hombre joven, le ayuda a Bukele para presentarse como un refrescador de la política, sus años podrían utilizarse como argumento para que algunos digan que su candidatura debe esperar.

Bukele sabe, sin embargo, que si gana la alcaldía capitaliana, deberá extender sus dotes para ejecutar aquello de cada idea tiene su oportunidad y velocidad. Pero, es probable que comprenda que no hay nada mejor que a una buena idea le llegue su tiempo. Lo mismo, incluso, tendrá Zamora.

Bukele tendrá otro desafío dentro de su partido: convencer el voto duro del FMLN (que es elevado y fuerte), que su carrera política debe pasar a etapas más elevadas, si gana la alcaldía de San Salvador.

Como hasta ahora se le ve como un personaje bastante independiente y crítico dentro del FMLN, deberá, en su momento, pedir la ayuda de aquellos que conducen el voto duro en un partido que sigue, disciplinadamente, a sus dirigentes.

Quizá por eso es que hace pocos días Bukele apareció en las calles de San Salvador junto a uno de los líderes históricos del FMLN, Medardo González.

Ambos saben que ese tipo de apariciones juntos le permiten a Bukele hacer crecer los apoyos de los votantes más duros y colorados del FMLN.

Pero, nadie puede apostar que esas apariciones seguirán dándose si Bukele llega a la alcaldía de San Salvador.

Tal vez, en alguna medida, si Zamora ganara la alcaldía de San Salvador tendría menos lucha interna que Bukele pasaría para llegar a ser candidato. Pero, tampoco nadie puede garantizar que un triunfo de Zamora le evite caer en un ring de boxeo peor de los que ha pasado.