El Salvador
miércoles 27 de noviembre de 2024
Política

La ruleta de ARENA da vueltas y aún no hay un número ganador

por Lafitte Fernández


La salida de Norman Quijano no fue voluntaria. Las encuestas pesaron. También las divisiones entre financistas y dirigentes.

Con Francisco Flores en la cárcel, Norman Quijano caminó al retiro político. Con fuertes financistas con estrategias y visiones distantes, al igual que influyentes dirigentes, ARENA es hoy una ruleta que da vueltas sin número ganador ni nuevos profetas.

A sólo cinco meses de unas elecciones de medio período cruciales para sus ambiciones de poder, el derrumbe de Norman Quijano sería apenas una suerte de preaviso de lo que verdaderamente ocurre adentro.

Cada vez hay más evidencias de que a Quijano lo quitaron. No se fue. Él mismo suelta entre las comisuras de sus labios palabras que reflejan al menos dos cosas: no quería abandonar su candidatura a alcalde capitalino y, segundo, su partida mostraría una división interna que tampoco se puede ocultar.

Norman Quijano sabe que desde el 2012 surgieron dirigentes influyentes de ARENA que no creían en él ni como candidato a alcalde. Mucho menos como postulante presidencial.

En el 2013, su candidatura presidencial se salva porque el empresario Ricardo Poma convence a los principales financistas que Norman Quijano debe seguir como candidato, aunque debían aceptar que Francisco Flores asumiera, detrás de las cortinas, las riendas del poder en ARENA.

Por eso es que Quijano siguió como candidato. Por eso mismo, Francisco Flores asumió la conducción principal de la campaña presidencial que acabó en una derrota para ARENA, en el 2014.

Esto último sucedió luego de se produjera una reunión en la casa de un influyente empresario y financista de ARENA, adonde acudieron otros hombres de negocios.

Ahí tuvo Norman Quijano su segunda oportunidad pero también se le notificó que existían dirigentes que no lo querían en papeles protagónicos.

Ahora es diferente

Sin un empresario que salvara su nombre, y con Francisco Flores en la cárcel camino a convertirse en un relevante eje temático de la campaña electoral que se avecina, a Norman Quijano lo derrumbó la división dentro de ARENA y los resultados de las últimas encuestas.

Hasta hace poco tiempo, los problemas para Quijano eran rescatables. Sus más grandes líos para sostener su reelección a la alcaldía comenzaron cuando el FMLN anunció la candidatura de Nayib Bukele, un joven empresario no radicalizado alejado de las viejas guerras.

Bukele empezó con una diferencia de 5 puntos abajo en las encuestas frente a la figura de Quijano.
Pero tras aplicar una afinada estrategia política y subir su presencia en medios de comunicación y niveles de conocimiento, Bukele puso en entredicho a Quijano.

Ahora se sabe que al volcar Bukele la situación y colocarse arriba en las encuestas, en algunas con bastante diferencia, a Norman Quijano le pasó lo mismo que cuando empresarios y financistas quisieron derrocar su candidatura presidencial.

Los líos para Quijano se profundizaron porque, esta vez, algunos empresarios que ya no están unidos por Francisco Flores, y varios dirigentes de ARENA que siempre han buscado caminos de renovación convencieron a quienes correspondía que debían pedirle la renuncia.

Para hacerle a Quijano esa petición, también se tomó en cuenta otro factor no menos importante: la candidatura a la alcaldía de San Salvador también supone un impacto en el voto para diputados.
Si el candidato a alcalde de un partido político no es fuerte, ni representa una carta ganadora, entonces el partido que representa pierde caudal electoral para elegir diputados.

Esto último también lo tomaron en cuenta quienes participaron en la conspiración para derrocar a Norman Quijano.

El gran argumento de quienes finalmente decidieron pedirle la renuncia a Quijano es que su candidatura se había desgastado, que Bukele lo sobrepasó en preferencias y que se ponía en peligro la estrategia de obtener más de 30 diputados en las próximas elecciones.

Ante eso, prefirieron cambiar de caballo a más de la mitad del río a pesar de los peligros que eso significa por las cercanas elecciones de medio período.

División en ARENA

Aunque pocos quieren reconocerlo, en ARENA hay divisiones entre sus financistas importantes y entre dirigentes institucionalistas, históricos y emergentes.

Es evidente que algunos le cobran, casi públicamente, a Ricardo Poma la instalación de Francisco Flores como hombre fuerte de la reciente campaña que perdió Norman Quijano.

Dentro de los empresarios y financistas de ARENA hay quienes apoyan los caminos de la renovación y las transformaciones internas. No quieren los métodos tradicionales.

Estos tienen aliados internos dentro de ARENA quienes son dirigentes que han tratado de influenciar los manejos políticos con ideas nuevas.

Pero también hay tradicionalistas que creen que los nuevos caminos representaban fuertes riesgos de asumir defensas de políticas públicas con las que no están de acuerdo.

Ese tipo de participaciones también se produjo a la hora de separar a Norman Quijano.

Pero también hay enfoques estratégicos y políticos diferentes entre quienes respetan las ideas de hombres como Armando Calderón, defensores históricos del institucionalismo de Norman Quijano y Alfredo Cristiani.

Estos son serían los únicos dos expresidentes que determinan las decisiones en ARENA, luego de la expulsión de Elías Antonio Saca y la captura de Francisco Flores.

Cambio no garantiza victoria

Existe un criterio generalizado, entre importantes dirigentes areneros, que el retiro forzado de Norman Quijano a cambio de una segura diputación no significa una garantía de triunfo.

Los más sensatos reconocen que la candidatura de Nayib Bukele es fuerte. También su juventud, sus ideas, su percepción de hombre eficiente y retador.

Ante eso, en ARENA se piensa que cuanto más conocido sea el candidato, más rápido podría ser la recuperación ante Bukele.

Por conocimiento sobre su figura y apoyos, se estaría pensando en la candidatura de Ana Vilma de Escobar. Hay quienes apuestan que su candidatura es segura.

Pero tampoco se descarta la figura de Edwin Zamora, uno de quienes han encabezado los procesos de cambio dentro de ARENA.

¿Quién manda en ARENA?

Independientemente de la caída de Norman Quijano como postulante de primera línea, la gran pregunta que debe hacerse en ARENA es ¿quién manda ante los diferentes rostros de la división?

La respuesta más generalizada es una: hasta ahora no habría un grupo preponderante. Simplemente las diferentes facciones se pudieron de acuerdo para pedirle la renuncia a Norman Quijano y hasta ahí llega la cosa.

Esto ocurrió por su caída en las encuestas, el desgaste de su figura y la pérdida de apoyos entre financistas.

Pero sí se reconoce que en ARENA hay diferentes posturas que alejan unos con otros entre institucionalistas, fundadores, representantes de liderazgos tradicionales como Calderón Sol y Cristiani.

Pero, sobre todo, donde habría más pensamientos disperos serían entre algunos financistas históricos.