Dirigente de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), empresario y quien también fuera ministro de Justicia y Seguridad Pública de 1994 a 1999, Hugo Barrera, muy confiado, comenta que su partido ha comenzado un proceso que “dejará buenos resultados”. Se trata del nuevo procedimiento implementado para la selección de candidatos a diputados y alcaldes. Según reconoce, convocar a inscripciones “quiere decir que todos los candidatos que vayan son número uno”.
Barrera es de los que sostiene con firmeza que para tratar de buscarle salidas a los problemas a los que se enfrenta el país el consenso entre fuerzas debe prevalecer. Sobre todo, en seguridad.
Cree que las pandillas tienen una solución inmediata, pero lograrla requiere de un trabajo en el que se una el gobierno, la empresa privada, las iglesias y hasta las mismas comunidades.
Cuando corre más de un mes desde que el segundo gobierno del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) tomara posesión, reitera que el llamado al diálogo, que reúna en una misma mesa tanto al partido oficial y a la oposición, debe ser atendido. “Es más importante la vida, la integridad física y de los bienes materiales de los salvadoreños que cualquier cosa”.
Aunque el desafuero de la diputada Ana Vilma de Escobar ha sembrado dudas de qué pasará con ese diálogo entre partidos que promueve el presidente, el también fundador de ARENA se toma unos minutos y, con un ejemplo, cierra esta entrevista aclarando su opinión personal sobre esta reflexión: “Cuando estaban los Acuerdos de Paz, en plenas negociaciones, hicieron la ofensiva final los de la guerrilla. Y eso no interrumpió los diálogos”.
Minutos después, se levanta y deja su oficina. Comenta que debe acudir a una reunión con el COENA, en la que el tema desafuero de De Escobar es una prioridad que debía ser abordada la mañana de este lunes por la alta dirigencia del partido de derecha.
¿Cómo evalúa el proceso de las inscripciones de candidatos?
Es una nueva experiencia y yo siento que se ha generado un entusiasmo bien grande e interesante. Creo que eso va a dar buenos resultados. Esto hay que amarrarlo, por su puesto, con la determinaciones que había tomado ya la Sala de lo Constitucional, en el sentido que las candidaturas se van a votar no como era antes que era determinante el partido político, sino por rostro. Quiere decir que todos los candidatos que vayan son número uno, y depende de la actividad que haya y de las propuestas que le hagan a la comunidad. Y la comunidad decidirá quién es el más votado, como es el caso de Ana Vilma.
Usted dice que ha habido entusiasmo de la gente que se está inscribiendo…
Sí, de la gente relacionada al partido hay entusiasmo. Y esta es una primera prueba de lo que se está haciendo, porque todo tiene la característica de transitorio y que no está todavía perfecto el mecanismo ni completo. Es transitorio porque todo lo que va a suceder ahorita va a servir únicamente para las candidaturas de 2015. Y después de 2015 tener los tres años de tiempo hasta 2018 para la siguiente elección de alcaldes y diputados entonces ya lo vamos a armar completamente como debe de ser.
¿Se harán algunos reajustes?
Indudablemente se van a hacer.
¿Y qué cosas considera aún no han quedado “bien pulidas”?
Lo que pasa es que la parte más importante, y creo que es la más determinante, es quiénes van a participar en la votación. Por ejemplo, ahorita solo están votando el COENA, la Comisión Política, el Tribunal de Ética, las directivas departamentales de sector, las asambleas generales conjuntas… Y aparte las personas que sirvieron en las mesas receptoras de votos. Pero estamos hablando de gente que es eminentemente estructura del partido, no base del partido. Lo ideal, a futuro, que es que puedan votar todas las personas que están inscritas en el partido. Todas las que no tienen un cargo en el partido, pero están inscritas. En el caso nuestro son cerca de 870 mil personas inscritas.
ARENA se abrió a un proceso más amplio de participación, pero como fundador ¿cómo evalúa que hasta hoy se haga de esta forma? ¿Por qué no antes?
Bueno, lo ideal hubiera sido que fuera antes. En realidad el caso es que venimos de una situación bastante complicada. En primer lugar el partido nace en 1981 y casi inmediatamente entramos en golpe de Estado, vinieron casi 15 años de guerra… cosas que que fueron retrasando el normal de desarrollo de los partidos políticos.
Y luego entramos a ocupar cuatro períodos de gobierno que tuvimos que recomponer los daños sufridos por la guerra. Las instituciones no funcionaban. Nos tocó crear una policía totalmente nueva, porque desaparecieron los cuerpos de seguridad anteriores, pero yo creo que con una depuración como se hizo en la Fuerza Armada hubiera sido lo ideal. El hecho de desaparecer a los cuerpos de seguridad que tenían más de 100 años de existencia y de crear una policía bastante politizada, y estructurada de una manera inconstitucional, ha dado origen a que las cosas no caminen bien durante este período.
¿Por qué inconstitucional?
Porque la Constitución establece que la policía no va a ser dependiente de un ministerio, de la Fuerza Armada, para comenzar. Y en segundo lugar dice que no debe tener ningún nexo partidario y es todo lo contrario ahorita.
La Policía no pertenece a Defensa.
Digamos que esa parte está solventada. Pero que desde su nacimiento se partidizó. Yo siento que la Policía Nacional Civil, con ese defecto que tiene, no ha permitido que funcione como un verdadero cuerpo policial orientado a cumplir las dos misiones: el mantenimiento del orden y defender a la ciudadanía. Aquí mantenimiento del orden no existe: aquí hay un grupo de personas que hacen una manifestación, cierran la carretera, y la Policía llega a observar. Ese concepto no le corresponde a la Policía. Y, según la ley, por las buenas o haciendo uso de la fuerza razonable.
Pero si es un problema de nacimiento…
No, en la época mía, lo que prevaleció fue el cumplimiento de lo que la ley manda. Y si alguien hacía una cosa de esa naturaleza inmediatamente llegaba la autoridad y se reestablecía el orden. Y algunas veces tuvo que hacerse haciendo uso razonable de la fuerza. Y en otro caso la gente entendió. Si tú puedes hacer todos los reclamos que querrás sin afectar los derechos de terceros.
Y a qué escenario se enfrenta la Policía actual a cuando usted fue ministro.
Ahí hay una cosa: el tema de las pandillas tiene solución rápida.
¿En qué sentido?
Si se hace lo correcto, el tema de las maras podría terminarse en cosa de dos, tres años, pero de una manera donde se pongan como objetivos principales la defensa de las comunidades y la oportunidad que se les tiene que brindar a las personas que están metidas en esto, pero que no hayan cometido graves delitos. Sí es posible hacerlo, pero hay que tomar en consideración otras series de cosas: esto no lo puede hacer solo el gobierno. Aquí deben participar todas las fuerzas políticas, empresas privadas, iglesias y comunidades. Pero cada quien en su momento. Yo siento que se sigue descomponiendo la situación.
¿Y eso es suficiente para una solución a corto plazo?
Sí, sí la hay. Y nosotros la hemos propuesto al gobierno anterior. Lo vamos a hacer también a este gobierno. Nosotros le presentamos el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana y lo presentamos al presidente Funes y ni caso le hizo. Confunden una oferta solo porque es de otro partido político.
¿Han hablado ya con el presidente Sánchez Cerén sobre seguridad?
Ha habido una cosa preliminar. Yo siento que ahorita andan más preocupados por conseguir más impuestos. La reunión fue preliminar y esto debe de continuar. Se debe de hacer a un lado todas las diferencias de tipo ideológico que podamos tener y pensar un poco en resolver los problemas.
Siguiendo con estas diferencias, se ha dicho que tras el desafuero de la diputada Ana Vilma, el diálogo se ha puesto en duda. Pero, primero, ¿se esperaban el desafuero de Ana Vilma?
Yo pensé que el Frente iba a actuar de manera más inteligente. Lo lógico, al no haber ningún fundamento, era que no concretaran eso. Y sin embargo lo hicieron. Y eso causa resquemores dentro de un partido político, en este caso de ARENA. Es lógico, pues, porque están atentando cuando por otro lado están diciendo que no reunamos a platicar para ver cómo resolvemos los problemas. Metés un pelo en la sopa, pues. ¿Para qué? Yo creo que fueron torpes al tomar esa decisión.
En el caso que usted atravesara un proceso similar al de Ana Vilma, ¿a qué se enfrenta ella, cuando usted dice que no hay fundamento en la acusación?
La realidad del caso es que yo ahí me voy a lo que dice la Constitución. En el caso particular de los diputados, a diferencia de un presidente, de ministros o de otro funcionario, hay un artículo que dice que son inviolables. Todavía dice “en ningún tiempo” “por las opiniones o votos que emitan”. Cuando por ese concepto te vas a otro artículo para desaforar, cuando la Constitución dice que en ningún momento por las opiniones que emitan, entonces ahí hay otro grado de inconstitucionalidad. Y eso que dijo Ana Vilma fue una opinión.
Ella puso en tela de juicio el diálogo. ¿Está en riesgo?
Para mí, y es mi opinión personal, es más importante la vida, la integridad física y de los bienes materiales de los salvadoreños que cualquier cosa. Y creo que pase lo que pase no tenemos que suspender la posibilidad de entendernos en beneficio de la población. Cuando estaban los Acuerdos de Paz, en plenas negociaciones, no hicieron la ofensiva final los de la guerrilla, pues. Y eso no interrumpió los diálogos y la plática allá (dice, refiriéndose a las reuniones). Y gracias a Dios no se dio porque logramos llegar a un acuerdo que terminó la guerra.
Medardo González dijo que Ana Vilma pudo haber pedido disculpas. ¿Se debió haber disculpado la diputada?
En los dos casos creo que lo que está en juego la institucionalidad del país. Y sigo insistiendo que en cosas de esta naturaleza, que son políticas, no se debe de poner en juego la vida, los bienes materiales y la integridad física de todos los salvadoreños, que es lo que está pasando ahorita. Y yo sostengo que el Frente fue torpe en la forma como actuó.