Unas cuantas horas restan para que el país se encamine por cinco años más en nuevo gobierno −el segundo de izquierda− en el que Salvador Sánchez Cerén, como presidente, y Óscar Ortiz, como vicepresidente, deberán buscar una vía que solucione los principales problemas que agobian a la población: la inseguridad y una economía que crece a un ritmo que apuntara a empantanarse.
Familias de diferentes clases sociales, empresarios, jóvenes y salvadoreños en general que tienen que lidiar con los resultados de las políticas públicas implementadas hasta ahora, están consientes de los desafíos y los retos del nuevo gobierno. Les preocupa el desempleo, la falta de oportunidades, la inseguridad. Mientras algunos viven acobijados de la incertidumbre, otros aún guardan la esperanza de que el país pueda tener otro rostro.
El reto principal: la seguridad
La tasa de homicidios en las últimas semanas, tras mantenerse en cinco diarios, al cierre del gobierno de Mauricio Funes, creció a 14.3 en mayo. Con cada crimen o masacre, en la que hay un daño colateral al ciudadano, la indignación de la población no tarda en ser expresada -y más en tiempos actuales cuando las redes sociales son una herramienta informativa y de comunicación en la sociedad-. Respuestas eficaces es lo que la gente demanda.
Una de ellas es Alejandra Cuéllar. Tiene 19 años y es estudiante universitaria. Tras escuchar las propuestas del nuevo gobierno, puso énfasis en que si de prevenir se habla, debe hacerse mirando a un largo plazo. Para ella, la educación, que impulse programas artísticos y musicales dentro de los programas de estudio, evitaría que más jóvenes se integren a pandillas. “Un niño que aprende a tocar un instrumento es un niño que jamás va querer aprender a tocar un arma”, considera. A esto, añade, no basta con dotar de más recursos a los policías, sino también de protegerlos cuando son amedrentados por los grupos delincuenciales.
Así como Cuéllar, Fritz Kellman, estudiante de Contabilidad de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA), cree que los recursos en la Policía Nacional Civil (PNC) son indispensables para hacer una mejor labor de parte de los agentes. Si no se diera un incremento en el próximo presupuesto general de la nación, considera factible obtener financiamiento extranjero.
Juan Galicia, que por años se ha dedicado a trabajar para tener una vida de clase media, coincide con el criterio anterior. Para él, este gobierno entra “con puntos suspensivos” debido a los distintos temas que el gobierno de Mauricio Funes pasó por alto y a los que dijo -en junio de 2009- cumpliría durante su mandato.
Está de acuerdo que existen muchas formas de combatir la delincuencia, pero lo más importante es que el gobierno dé señales de que realmente trate de resolverlos. Algo que el mandatario saliente no cumplió por dedicarse “a criticar a la oposición”. “Sánchez Cerén debe dedicarse a lo que realmente necesita el pueblo: seguridad, tranquilidad y paz”, agrega.
Conscientes de la intranquilidad de la ciudadanía, tanto presidente como el vicepresidente electos, esperan que en los primeros 100 días de mandato se puedan anunciar los primeros esfuerzos así como la masificación de las políticas públicas de prevención, en alianza con los territorios.
Aida Elizabeth Ortega se acaba de mudar a un condominio capitalino proveniente de un barrio marginal, por problemas relacionados con la delincuencia. Es ama de casa y debe mantener a su hijo y a su madre de 100 años de edad. Ella, que ha vivido en carne propia el accionar de los grupos criminales, es pesimista. “Para mí la seguridad es el primer tema, pero creo que es un problema que no lo resuelve nadie, eso es por gusto. Ahora los grupos delincuenciales andan mejor armados que la policía”, sentencia.
El escepticismo hacia cualquier solución “salomónica” con respecto a la violencia tiene que ver con que esta se ha agudizado, a pesar de que El Salvador es uno de los países que más dinero público gastó en seguridad de los países centroamericanos, según un informe del Banco Mundial de mayo del año pasado.
Empleo para jóvenes y adultos mayores
La delincuencia, como el mismo Sánchez Cerén lo ha reconocido, es un factor determinante para la inversión y la generación de empleos. A mayor delincuencia, todas las esferas del ámbito económico y social se ven impactadas.
Warner Martínez es abogado de la firma Martínez & asociados abogados consultores. Él relaciona la seguridad, con el empleo, como pilar fundamental para dinamizar la economía, porque las personas desean trabajo y vivir seguros. El gobierno, por sí solo, no tiene la capacidad de crear empleo, pero sí establecer condiciones que le permita a las empresas y a las personas generar fuentes de trabajo.
“A mí me da risa cuando dice alguien: ‘yo fomento el empleo’, si el empresario tiene 100 empleados es porque la actividad económica que produce, no porque si por él fuera no tuviera ningún empleo y se quedara hasta con el salario. Por eso digo que si no hay condiciones óptimas no hay empleo” expresa.
Para las nuevas generaciones, el no tener un empleo durante la época universitaria es un freno para poder crecer profesionalmente. Esa es la postura de Bessy Landón, de 20 años de edad, quien por ahora es estudiante universitaria. Para ella, es urgente crear más y mejores empleos ya que un gran número de salvadoreños son pobres o de escasos recursos y eso les cierra las puertas para mejorar su condición
Los padres de familia, al no poder brindarles una educación adecuada por falta de recursos, deciden mandarlos a trabajar en las calles y a veces hasta a pedir dinero.
Por eso cree que es necesario que el gobierno apoye la inversión privada para crear fuentes de trabajo tanto a los jóvenes como a adultos mayores, quienes sufren discriminación por su edad, por encima de la experiencia que puedan tener.
El panorama que pinta este profesional liberal y la estudiante universitaria no se aleja de la realidad. Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) del año 2013, El Salvador ha retrocedido en generación de empleo. Si en 2012 la tasa de desempleo alcanzó al 6,2%, el año pasado promedió 16,2. En la juventud la situación es llamativa: la tasa jóvenes sin trabajo entre de 15 a 29 años es de 29%.
Por otra parte, de este sector de la población el 45% labora en el sector informal, otro de los retos que está pendientes, ya que 1 de cada 3 personas está subempleada, según datos de la última Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM).
Además del empleo, la posibilidad de aumentar los impuestos es un temor siempre latente entre la población. Así lo expresó Sonia, quien junto su madre y hermanos echan a andar desde buena mañana su negocio familiar. “Con más impuestos a la gente no lo dejan prosperar a uno porque quieren que a costillas de uno salga lo que se le va a dar a la demás gente, pero ellos (los políticos) no tocan sus sueldos. Pasa uno todo el día trabajando y no ve nada uno, solo para irla pasando”, asegura.
Al nuevo gobierno, Aida Ortega, le recomienda estudiar los subsidios. Por hoy, los cuestiona. Ortega dice que en muchos casos no existe un control en quién los recibe. “Ahora que hemos depositado de nuevo la confianza en el mismo partido lo primero que deberían hacer es agilizar el subsidio al gas, para las personas que no lo tienen y lo necesitan. A mí nunca me lo han dado”, comenta.
Educación y salud, los puntos que le siguen
«La educación debe estar en función del desarrollo del país, tenemos que invertir más en ciencia y tecnología», fueron las palabras de Sánchez Cerén en 2013, cuando hacía campaña presidencial. Sabe la importancia de capacitar a los docentes, darles más incentivos y abrir espacios para que los estudiantes puedan tener una verdadera formación educativa.
Desde el punto de vista de Marcela Interiano, una estudiante de educación superior, el primer reto del mandatario Sánchez Cerén en el tema educativo es impulsarla desde edades tempranas. Para ella, los niños de escasos recursos necesitan de mayor apoyo, “dado que ellos van a ser nuestro futuro y son nuestro presente”. Por eso piensa que es necesario potenciar las actividades extracurriculares, como el arte y el deporte, que en la actualidad se encuentra muy devaluadas y que abrirían muchas puertas para la niñez y la adolescencia.
Frente a un centro escolar de Antiguo Cuscatlán (La Libertad), Juan y Cecy van junto a sus hijos –Carlos y Juan- por una minuta. Lo que ellos no pueden dejar pasar por alto son los pequeños detalles que no están presentes en las escuelas del sector público, como que a veces no haya papel higiénico o que solo tenga derecho a un vaso de leche al día, o días en los que ni uno reciben.
El gobierno saliente ha defendido los programas sociales como una forma de apoyar a la educación y, en general, de mejorar la calidad de vida de las personas. La política educativa de la actual gestión y que la próxima pretenderá profundizar contempla iniciativas como el vaso de leche o los paquetes escolares, cuya inversión en 2013 fue de $66 millones.
Juan y Cecy, tras expresar su descontento, no pudieron dejar de lado opinar sobre el sistema de salud, otro de los tópicos que genera más inquietud. Ceci, esposa de Juan, espera que el futuro gobierno fortalezca la reforma de salud. “Hay mucho que dar en cuanto a la salud, porque da pena ir al seguro. Da pena estarse un día entero para que solo me den una pastilla. Esperamos más, tienen que trabajar mucho para eso”, afirma.
La salud es un derecho humano universal pero que en El Salvador no cubre a la mayoría de la población. La Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples indicó que en 2011 un 72,5% de la población asistió a las instituciones del Ministerio de Salud, porcentaje que se redujo a 66,3% el año siguiente. Siempre en 2012, el mismo estudio señaló que las personas que fueron a estos centros médicos representaron el 12,4% entre quienes se enfermaron.
La administración Funes tomó distintas medidas, como impulsar la ley de medicamentos que aprobaron los diputados el año anterior, tendiente a abaratar los costos de los fármacos y que ha abastecido al 80% de la red hospitalaria pública.