La noche de este 9 de marzo, 6.25 millones de salvadoreños se irán a dormir sin conocer definitivamente quien llevará las riendas del Ejecutivo los próximos cinco años. La tendencia de los resultados comenzó a vislumbrarse a los pocos minutos de que se comenzaran a escrutar las actas: esto sería un final de infarto.
Y así ha sido. Gracias a la modernización del Tribunal Supremo Electoral, conocer los datos en tiempo real ha esado al alcance de un clic o de un simple F5. Y en miles de computadoras y teléfonos inteligentes actualizar las páginas de los resultados preliminares se volvió casi una obsesión.
Desde las casas más humildes, las pupuserías que tradicionalmente se abarrotan los domingos, las mansiones, las casas de campaña de los partidos contendientes, los simpatizantes en los lugares asignados para las respectivas celebraciones, uno a uno vivió con el alma en un hilo cada voto, cada centésima que subía o bajaba.
La respiración se detenía, los suspiros, los cosquilleos en el estómago, las ansiedades a flor de piel fueron los principales protagonistas la noche de estas elecciones, que serían las más reñidas de la historia reciente de El Salvador.
Alrededor de las 7:30 de la noche, mientras la población estaba expectante de los datos, la interrupción de la programación televisiva ya con más del 93% escrutado hizo a más de alguno temblar de la emoción. Sin embargo, el magistrado presidente, Eugenio Chicas, dejó un sinsabor de boca para los que creyeron por fin podrían tener una certeza de quien gobernará los próximos cinco años.
“Este será un resultado sumamente ajustado que requiere mucha prudencia de todos los sectores políticos. Nadie debe declararse ganador. Al final del resultado concluyente, será el veredicto del pueblo salvadoreño», fueron las palabras que millones de salvadoreños en vilo escucharon. Y la sentencia fue más contundente: Ningún partido debe declararse ganador, el escrutinio definitivo será mañana.
Y la promesa de dar resultados definitivos a las 10 de la noche, comenzó a desvanecerse. Y mientras unos renegaron, otros mantuvieron la calma, a unos más les carcome la ansiedad. Sin resultados, sin certidumbres.
Pero las ansiedades en las cúpulas de ambos partidos pudieron haber pecado por acelerados. Tanto las máximas autoridades del FMLN asegurando el gane, como los mandos del COENA proclamando la victoria, las declaraciones del TSE pasaron a segundo plano.
Con ambos partidos declarándose ganadores de la contienda electoral y con cientos de seguidores colocados sobre tarimas del “triunfo”, los salvadoreños se adentran en esta nublada noche de marzo en medio de una intensísima zozobra política que nadie sabe hacia dónde puede ir a parar.
En medio de un ambiente tenso, la fórmula presidencial de ARENA decidió romper el silencio y en un confrontativo discurso, Norman Quijano aseguró que «no hay tribunal supremo que valga» ante la victoria que aseguran muestran sus números. Y no solo se proclamó ganador, sino llamó a sus simpatizantes a defender el voto incluso con la vida.
Ante el triunfalismo tricolor y el llamamiento agresivo a sus bases, el estrés político alcanzó niveles nunca antes vistos.
Las redes sociales se volvieron cada vez más activas, unos indignados, otros nacionalistas, unos más buscando conciliación. Incluso las invitaciones a quedarse en casa y evitar las concentraciones comenzó a ser la consigna de la noche.
Y poco a poco se acercaba la hora límite, la hora meta del TSE, la hora que hubiese presumido por todo lo alto -en otro escenario- si hubiese tenido como este día más del 99% de actas escrutadas a esta hora. Sí, si el escenario hubiese sido otro hubiese habido aplausos por la agilidad, por la rapidez, por la precisión. Pero no, en esta ocasión, la situación es distinta. A estas alturas la diferencia son menos de 5 mil votos.
Y fue al filo de las 11 de la noche, que el ente colegiado ofreció la tan esperada conferencia de prensa, donde aseguró aún no puede dar por ganador oficial a ninguno de los dos candidatos, a pesar de que la diferencia con el 99.90% del escrutinio final arrojaba una diferencia de 6,357 votos a favor del FMLN.
Sin embargo, quedan 10 actas pendientes de transmitir y 14 impugnadas, además de 19,550 votos nulos que podrían cambiar el panorama. Por eso el hermetismo, por eso la mesura, por eso la prudencia.
Pero mientras miembros del partido tricolor se aglutinaron frente al TSE, a pocos metros en el redondel Masferrer la fórmula efemelenista se proclamó ganador pasadas las 11 de la noche. «No podíamos venir antes de que el TSE anunciara el voto preliminar definitivo, que plantea la tendencia», manifestó frente a una turba roja que vitoreaba «sí se pudo, sí se pudo».
Aunque pareciera que El Salvador será gobernado por dos presidentes, solo uno tendrá que asumir las riendas del país, pero será en los próximos días que se dé a conocer.