El despacho de Gerson Martínez sorprende. No es grande aunque sí está ordenado. Eso sí: no parece la oficina del encargado de las obras públicas del país. Más bien, semeja el estudio de un escultor o un estudiante de bellas artes.
Gerson tiene fama de honrado. También, de trabajador. Quienes lo rodean dicen, además, que es muy eficiente. Quizá por eso es que, en la antesala de su oficina colocó, sobre una mesa, un rótulo que es de lo mejor que le he mirado a un ministro: “Si es legal, correcto y posible, pase adelante”.
Cuando se lee ese rótulo, se tiene la sospecha que, al inicio de su tarea como ministro, más de un empresario de la construcción prefirió no entrar a su despacho. El rótulo es un hachazo moral.
Al sobrepasar el rótulo y entrar en el despacho de Gerson, hay que esquivar una estatua de bronce de El Principito, el mismo personaje del cuento poético que salió de la mente de Antoine de Saint Exúpery y de su esposa, la salvadoreña Consuelo Suncín.
En una pizarra que cuelga de una pared también hay un dibujo de El Principito con sus colochos rubios y su abrigo celeste casi alado. Gerson dice que lo pintó una de las empleadas del Ministerio de Obras Públicas más humildes. “Tiene talla de artista”, le repliqué.
Sobre el escritorio del ministro hay una serie de máscaras de yeso de Monseñor Romero y entonces lo único que puede pensarse es que Gerson tiene algo entre manos: quiere construir dos nuevos parques o plazas en San Salvador.
Uno de de los parques estaría dedicado a la reconciliación. Ahí, colocará gigantescas figuras en bronce que representen la paz. Con la ayuda de una joven arquitecta, me muestra los bocetos: la obra es realmente espectacular. De buen gusto. Una mujer que lanza una paloma se transformaría en un enorme símbolo que gritaría que el país dejó las balas y la guerra para siempre.
Otro nuevo parque estaría lleno de figuras en bronce. Una de las más grandes sería la de El Principito. Pero también habría una representación del asteroide B-612 que, según el libro del piloto y escritor francés, sería una representación de los tres volcanes que Consuelo Suncín, un célebre personaje salvadoreño, miraba desde su casa natal en Armenia.
Gerson parece inquieto. Quiere dos nuevos parques para cambiar el rostro urbano de San Salvador. Los proyectos son ambiciosos. Son también hijos de mentes libres y creadoras de figuras en bronce que cobran vida en un taller en México.
Pero, Gerson no sólo quiere parques nuevos. Quiere diálogo, quiere entendimientos políticos para echar a andar al país por otras rutas. Y en esa tarea podría cumplir un nuevo papel en su vida.
¿Entra el FMLN en una etapa de altísima responsabilidad con este triunfo?
Un ensoberbecimiento en la victoria es una insensatez y una desinteligencia. Un ensoberbecimiento en la derrota es una irresponsabilidad frente al país. Se requiere nobleza en la victoria como en la derrota, pero sobre todo inteligencia en la responsabilidad. El país tiene grandes desafíos.
¿Cuáles?
Destaco cinco neurálgicos, que pegan entre ellos mismos. Si uno de ellos nos falla, nos falla el proyecto de país. El primero es la inversión, la economía, empleo, el ingreso son el pan de la familia. El segundo es la educación; tercero la seguridad, luego la fiscalidad, y por último la unidad del país.
¿Sin unidad es viable el país?
La unidad de país, el avance hacia un proyecto consensual de país, es la piedra angular, el fundamento para convertir a El Salvador en un país fuerte, próspero, democrático, competitivo, educado, seguro y en paz.
¿Cómo encontrar esos entendimientos? ¿Cómo zurcir acuerdos básicos? ¿Cómo tener acuerdos que no estén pegados con grapas?
Hay que asimilar las lecciones de la realidad. Entendimientos ya hubo y nos permitió salir de la mayor tragedia nacional que fue la guerra. Lo hicimos con los Acuerdos de Paz. Han surgido importantes desacuerdos de paz, entonces hay que resolverlos. La única manera es profundizando la transición democrática en el país. Reconciliando la política con la ética de la responsabilidad.
¿Se requieren acuerdos para enfrentar los cinco desafíos que mencionas o para algo más?
Lo voy a plantear en positivo: la principal manera de imprimirle velocidad al desarrollo económico, social y cultural de este país es un proceso sostenible de reconciliación. Debemos avanzar hacia un proyecto consensual de país. Aunque tengamos diferencias en los modelos y en otras cosas.
¿Acuerdos al menos en lo básico?
La unidad es el punto de llegada y es lo que hay que ir construyendo cada día. Se trata de identificar, respetar y reconocer todos los intereses legítimos, reconciliarlos y generar sinergias entre ellos. Los intereses legítimos de los grandes empresarios, de los medianos empresarios, de los microemprendedores, los intereses legítimos de los trabajadores, de los sectores productivos de los sectores agropecuarios. Los intereses legítimos de esa nación salvadoreña que está en el exterior, de la diáspora y reconciliar esos intereses.
¿Las armonías son difíciles de administrar?
Por supuesto que este proceso no significa que todo va a ser un tierno candor. Significa que unidos tenemos que dar batalla contra los intereses ilegítimos: la economía de privilegios, de prebendas, la corrupción y el crimen organizado.
¿Qué pasa si ARENA no quiere entender? ¿Hasta dónde llegarían los esfuerzos? ¿y si esto no da resultado?
Una terapia de realidad no es un mal tratamiento. De todas maneras, una parte de ARENA ya comenzó a entenderlo, pero la parte dominante de su cúpula parece no haberlo entendido. De cualquier manera, creo que ARENA es un partido que necesita una transición hacia un partido más responsable.
¿Hasta dónde estaría dispuesto el FMLN como partido gobernante a correr la mano en busca de acuerdos? ¿Qué es lo que el FMLN no debe renunciar?
El FMLN ha vivido su propia transición programática, política e ideológica porque la realidad vive un cambio perpetuo. No nos bañamos dos veces en un mismo río. Si la realidad cambia y tu idea de la realidad se queda atrás, entonces se vuelve conservadora o retrógrada. Si la realidad cambia entonces tu idea de la realidad tiene que cambiar. Lo que no puedes cambiar son tus principios, tus valores.
El FMLN se ha ido moviendo en lo programático y lo estratégico en la dirección correcta. Eso no quiere decir que nuestra conducta haya sido perfecta. Tenemos falencias e imperfecciones. En las situaciones que ha vivido el país todos hemos tenido una cuota de responsabilidad, de errores y una cuota de verdad.
¿Qué ocurrió en el pasado?
Esta es nuestra verdad: la derecha y los sectores conservadores fracasaron históricamente hasta hoy en generar unidad de país porque siempre la utilizaron para dividir y enfrentar el país. Y si la izquierda se concibe como agente de cambio, como una izquierda realmente responsable, democrática y profundamente revolucionaria tiene que pretender unir al país.
¿Qué puede hacernos pensar que esta vez ARENA no estaría tentada a dividir el país?
Porque tengo la impresión de que la cúpula que ha encabezado ARENA hasta hoy, probablemente no representa el sentimiento ni los intereses del cien por ciento de ARENA. Hay liderazgos locales, departamentales y nacionales que tienen un matiz en este sentido, un matiz que tiende a coincidir con esta visión responsable del país que tiene el FMLN de avanzar, de tratar de identificar las coincidencias o de construir afinidades, sobre la base de consolidar lo que nos une y dirimir lo que nos diferencia. A final de cuenta no se trata de uniformizar la sociedad. Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. ¿Qué era lo del César hace 2014 años? El tributo y todos los denarios eran acuñados uniformemente. Adelante tenían la imagen del emperador o del gobernador y al otro lado lo de una diosa Venus o de una cuadriga. Todo lo del César era uniforme.
¿Por qué la metáfora?
Usé esta metáfora para graficarte, pero lo de Dios es la persona humana y cada persona humana es única y diversa a la vez, ningún ser humano es exactamente igual a otro. El principio es la diferencia, la diversidad, la pluralidad. Entonces se trata de edificar una unidad de nación en esa pluralidad. Y pretender que la unidad se dé de la uniformidad es una propensión a actitudes dictatoriales. Esto significa respeto, reconocimiento de intereses, de visiones, de credos de enfoques ideológicos y políticos distintos respetarlos, tolerarlos y entendernos. Este es el país que somos.
¿Si hay sectores de ARENA que no quieren entendimientos, buscarían otras vías, como los poderes económicos para encontrar esos caminos?
Absolutamente, porque recuerda que el poder está distribuido. Tú puedes llegar al gobierno y no necesariamente al poder. Aquí hay poderes fácticos, lo digo en el buen sentido de la palabra, que tú tienes que tenerlos en cuenta si quieres hacer un ejercicio responsable e identificar sus intereses o la legitimidad que puedan tener. Al final, la izquierda que el país necesita es una izquierda que se precie de ser una opción preferencial por los pobres, pero que lo haga desde una visión incluyente de país.
¿Y si la cúpula de ARENA cambia? Es muy probable que frente a esta derrota cambie o que mucha gente se retire. ¿Va a haber una transición en ARENA que ustedes van a tomar en cuenta?
Hay muchos sectores de derecha que consideran que se necesita una nueva derecha. Desde que entró una nueva generación de diputados del FMLN en el 94, cuando yo fui líder o jefe del grupo parlamentario, yo siempre dije que el día que haya una derecha responsable y no corrupta, ese día vamos a buscar alianzas y entendimientos con ellos.
¿En qué tipo de derecha piensan?
El país necesita fortalecer a lo mejor una pluralidad o semipluralidad dentro de las derechas, pero sobre todo necesita una derecha responsable que represente al país desde su visión pero que no tenga dueño, que no responda a intereses espurios, que no sea corrupta, que no sea simuladora. Yo personalmente creo que se puede porque conozco mucha gente de derecha que es responsable. Siempre he sostenido que de la izquierda a la derecha hay una vena de mujeres y hombres responsables y somos la mayoría. Lo que necesitamos es que esa vena se convierta en una vena más grande y abarcadora.
¿Van a usar intermediarios que promuevan esos entendimientos?
Todo lo que sirva a la unidad y convoque a la reconciliación es bueno. Los problemas complejos no tienen soluciones simplistas. Esto requiere cierta sofisticación de la política. Se necesitan métodos y formas legítimas. Si el fin es correcto, los métodos tienen que ser correctos y los actores tienen que ser diversos. Seguramente, va a haber una diversidad de actores y de comprensiones, de responsabilidades, por lo que todos debemos tener un papel.
El país no debe caer en la trampa de avanzar al paso del más lerdo. La gran mayoría de la sociedad está cansada de lo que el mexicano llama la grillería, la crispación. Es más, estamos hablando de reconciliación de reunificación; para los que no se han dado cuenta eso ya comenzó.
En medio de esta larga campaña, el país ha comenzado su proceso de acercamiento y reunificación. Es más, los resultados de estas elecciones ya son una expresión de ese proceso.
¿Deben jugar los medios de comunicación un papel importante en estas aproximaciones?
Son actores o entidades que no pueden abstraerse de la realidad, yo logro apreciar que ha habido una transición en los medios de comunicación. Unos han avanzado más rápido en su proceso de mayor profesionalización de un mayor servicio a la democracia y es una tendencia de signo positivo.
Lo que pasa es, como en la política, los avances son dispares. Pero en general aun donde tú puedes ver retrocesos también puedes apreciar, si miras más adentro, que hay movimiento. Hay una pugna entre el futuro y el pasado. Finalmente, termina prevaleciendo el futuro. Yo soy optimista y creo que el proceso de la reconciliación podría ser apoyado por el 99.9% de la sociedad y a lo mejor el 100% de los medios de comunicación.
¿Se ve Gerson Martínez como un actor importante en estos procesos de reconciliación y primeros movimientos del gobierno? Se dice que puedes ser un superministro dentro del gobierno.
Nunca ha sido mi pretensión tener poder, lo mío es tener servicio. En relación a la reconciliación del país, es en medio de la lucha que se da la reconciliación y yo he sido un guerrero social y lo sigo siendo. Cuando entró el primer grupo parlamentario en la Asamblea Legislativa tuvimos que enfrentar situaciones difíciles, no había debate, solo situaciones tumultuarias. Las plenarias se desarrollaban en la madrugada, yo fui el que califiqué algunas decisiones, en la manera en que se tomaban, como madrugones. Cuando las cosas se decían entre gallos y medias noches, yo le decía a quien lideraba ARENA, que era doña Gloria Salguero Gross, como en casi todo estábamos en desacuerdo yo le decía que cuando más abismales son las diferencias más firmes deben ser los puentes. Sigo pensando de esa manera porque la reconciliación no significa abdicar de tus principios ni de los intereses legítimos que tú puedas representar, sino de entender que en medio de las diferencias tiene que haber un sentido de responsabilidad de país.
¿Por qué preguntar sobre el papel de Gerson? Porque para buscar entendimientos se ocupan hombres de un lado y del otro con un perfil especial, de buenos componedores y negociadores. Pienso que tienes ese perfil…
Entre los actores, debe haber autenticidad. Que la vocación de reconciliación sea auténtica, debe haber seriedad, responsabilidad, eso creo y aunque yo creo que en una democracia los asuntos públicos deben ser así y no en lo escondido. Aunque pienso así, un proceso que implica debate, aproximaciones, negociación en el buen sentido de la palabra que tienen que ser socialmente compartidos, las pláticas tienen que ser públicas, pero todo lo que lleve a la reconciliación y si está fundada en intereses de país deben potenciarse.