Eran las ocho de la noche y el redondel d’Aubuisson estaba casi vacío. Ahí se concentraría la fórmula presidencial y los dirigentes más prominentes del partido ARENA para pronunciarse sobre los resultados electorales.
Apenas un centenar de almas caminaban de un lado a otro. Pese a toda la energía que le inyectaba al ambiente la agrupación salvadoreña La Máquina, el entusiasmo era exiguo y opaco.
Los pocos simpatizantes areneros que habían acudido al lugar para celebrar un posible triunfo de Quijano, parecían más preocupados de la información que se generaba en sus iPad y teléfonos inteligentes. A esa hora, los resultados eran contundentes a favor del candidato oficialista. Le daban ocho puntos de ventaja.
A las ocho con treinta minutos la afluencia de personas continuaba siendo reducida. Escasas banderas tricolores se ondeaban al viento débilmente.
El presidente del Consejo Nacional Ejecutivo (COENA), Jorge Velado, fue uno de los primeros dirigentes en llegar al lugar. Alzó las manos y ante las cámaras se limitó a decir que su partido iba a segunda vuelta.
Cerca de las nueve de la noche, Quijano llegó acompañado de su compañero de fórmula, René Portillo Cuadra. Portaba un chaleco negro con los distintivos de su partido y un pantalón azul. Su rostro era de optimismo pese a los resultados adversos. Subió a la tarima y manifestó que ese día habían librado una batalla histórica.
“Nos hemos enfrentado a los ilimitados recursos de ALBA petróleos, todos los recursos del gobierno y el terror de las maras que se unieron a la campaña del FMLN”, manifestó.
Rodeado de los más altos dirigentes de ARENA, Quijano continuó diciendo que todos esos factores hicieron que “hayamos tenido el más bajo nivel de votación de nuestra historia”.
“Nos enfrentamos a un monstruo que quiso aplastarnos pero que no pudieron arrebatar los deseos de democracia y de oportunidades para el pueblo salvadoreño. Esta noche iniciamos una nueva lucha que nos llevará a la victoria”, agregó.
Al finalizar su discurso bajó de la tarima y atendió a la prensa. Se le preguntó si iba a negociar con los partidos que integran al Movimiento UNIDAD y no quiso dar detalles. “De eso no voy hablar porque son temas puramente estratégicos”, acotó.
En la corta conferencia que brindó a los periodistas Quijano aprovechó para retar al candidato de izquierda a un debate público. “Desde ya estoy retando Sánchez Cerén a que no sea miedoso y a que debata. Yo estoy preparado para el número de debates que él quiera”, manifestó.
Cinco minutos después, Portillo Cuadra le musitó unas palabras al oído a Quijano y éste terminó de dar declaraciones a los medios. Luego subió a una camioneta gris marca Chevrolet Tahoe y se marchó. Poco a poco el lugar quedó tan vacío como al inicio del evento.