A 19 meses de aprobada la Ley de Medicamentos que regula los precios de las fármacos de marca y genéricos, el director nacional del ramo, Vicente Coto, se muestra satisfecho con los logros obtenidos, sobre todo, porque se ha frenado el poder de las grandes empresas farmacéuticas que tras el fracaso de evitar la promulgación de la ley han buscado invalidarla mediante sentencias judiciales.
A la fecha, se cuentan ocho recursos de inconstitucionalidad contra la Ley de Medicamentos, aunque una resolución de la Sala de lo Constitucional -emitida hace dos semanas- en el sentido que esa entidad judicial no está facultada para tratar el tema de la regulación de precios sino que es tarea exclusiva de los legisladores (es decir, los diputados de la Asamblea Legislativa) esto da un gran respiro al suponer el destino que tendrían los otros recursos interpuestos.
Coto analiza profundamente la resolución y no puede dejar de lado el tema del ataque mediático al que recurrió la gran industria farmacéutica en contra de la ley, así como la necesidad que tuvo de acudir a la Fiscalía para frenar sus acciones.
Siempre sobre la resolución, específicamente, que los diputados podrían cambiar el espíritu de la ley advierte que “Ojalá que este esfuerzo que se está haciendo siga, independientemente de los cambios que se tengan”, y que la salud de la población no siga tratándose como “mercancía”.
El director de medicamentos está consciente que el próximo año hay cambio de gobierno y en el 2015 habrá elección de diputados, coyunturas que obviamente las farmacéuticas aprovecharán.
¿Cómo ve la resolución de la Sala de lo Constitucional de no admitir el recurso contra la regulación de precios?
Se puede hacer varios análisis. Primero, es quién es el que presenta la demanda y en este sentido estamos hablando de un abogado constitucionalista ¿qué le quiero decir con esto? Que estamos hablando que los argumentos que pudo haber presentado fueron los argumentos de más peso que pudo haber encontrado.
En segundo lugar, hay que considerar las actuaciones de la Corte a través de este año. La primera demanda fue interpuesta el año pasado y ahorita van ocho. En estas demandas, la única notificación que hace la Corte, después de admitirlas, es una suspensión del acto reclamado por la demanda que interpusieron las farmacias interesadas en mantener a sus médicos atendiendo en las farmacias y la suspensión del acto reclamado nos obliga a no aplicar el artículo relacionado.
No es una sentencia definitiva pero de alguna manera tiene el mismo valor porque al final se pueden tardar tres años, cinco años, diez años, se pueden tardar el tiempo que sea y para efectos prácticos ese artículo no ha sido aplicado. Nosotros presentamos los argumentos técnicos de por qué no era conveniente mantener una persona que ejerce la medicina en una farmacia. Llamó la atención que no nos aceptaron la participación nuestra siendo nosotros los que por ley tenemos la competencia para poder llevar a la práctica el control y la Ley de Medicamentos.
Ahora resulta que, de pronto, sale una resolución en la cual ellos rechazan los argumentos presentados por este abogado. Entonces, con toda la trayectoria que le he dicho uno dice bueno esta resolución es buena pero no es lo que se esperaba.
Ciertamente, cuando usted aplica una ley nueva usted tiene que notar el impacto que ha ocasionado la ley en la vida nacional. En este caso, ya tenemos más de un año de trabajar en la organización de la Dirección de Medicamentos, a partir de la Ley de Medicamentos, y hemos observado que hay varios resultados interesantes.
Número uno, si bien es cierto la Ley de Medicamentos no regula los precios de cada medicamento sí establece un tope, un precio de venta máximo al público. En este sentido, se está cortando de tajo un abuso de que cada productor le pueda poner un precio en el cielo.
Creo yo, que el impacto entonces no ha menoscabado el abastecimiento de medicamentos ni el acceso que tiene la población pero sí ha bajado los precios. Están por debajo de los que tenían antes y esto ha permitido que la población se ahorre más de 30 millones (de dólares) en seis meses.
Entonces, en el tema de precios, acceso y disponibilidad, la Corte ha tenido información de lo que ha sido la implementación de la ley. Por otro lado, hemos vistos cómo la Sala ha tenido también el conocimiento práctico que se está ordenando el registro (de medicinas) y todo esto está lejos de lo que se estaba planteando en diciembre pasado sino que ha sido beneficioso para la población.
La resolución contradice lo que decían los importadores, productores y farmacias ¿cómo ve esto?
Lo que pasa es que no es un contraste lo que diga la Sala con los farmacéuticos sino un contraste con la realidad. Entre noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo, lo que se anunciaba era un panorama catastrófico, que no iban a haber medicinas, la gente iba a andar buscando de un lado para otro, los precios no iban a bajar, pero han pasado seis meses y nada de eso ha pasado.
¿Y que se evidencia entonces?
Lo que estaba pasando era que las personas que veían que se iban a menoscabar sus ingresos estaban tratando de ver cómo arreglaban esto. Es interesante y ellos mismos lo dijeron, la gente de la industria lo dijo: “nosotros tenemos la convicción que la Sala de lo Constitucional va a declarar inconstitucional la Ley de Medicamentos”, o sea, ellos estaban convencidos y sus asesores jurídicos les habían dicho lo mismo, estaban convencidos que cuando llegáramos a abril no iba a haber medicinas, se iban a cerrar fuentes de trabajo, iba a ser un caos.
Ahora, los magistrados tienen la información de lo que ha sido en la práctica la puesta en escena de la regulación y lo que se ha obtenido. Si bien es cierto estamos hablando de resultados parciales, porque no es posible que en un año se ordene un mercado que ha estado desordenado y abusivo 20, 30 años antes, pero se han establecido las bases, que existan fundamentos para profundizar este tema y que este mercado vaya mejorando.
Una publicación de ustedes habla de un ahorro para la población de $31 millones…
Sí, en seis meses.
¿Y qué se va a hacer de ahora en adelante, incluso cuando ya se tiene una resolución de la Corte?
La verdad es que en el tema de precios hay dos situaciones que son todavía pendientes. Una es los productos de venta libre (antihistamínicos, antigripales, medicinas contra dolores, etc.). El artículo 58 excluye de la regulación de precios a los productos de venta libre, esto significa que los que están vendiendo estos productos a su antojo pueden subirle porque la ley no tiene ninguna restricción para ellos. Este es un cuestionamiento de fondo que tendrá que pensar el legislador. Aquella tesis de que no es posible bajarle el precio a los medicamentos ya está superada. Ahora viene el planteamiento ¿qué vamos a hacer con los productos de venta libre?
Lo otro es aquellos medicamentos que estaban por debajo del precio máximo de venta al público y que estos comercializadores decidieron subirle el precio pensando que los otros no iban a bajar. Entonces, a mi me parece que con la actual legislación lo que puede hacerse es ampliar la oferta de medicamentos para que el precio baje.
¿Maneja el número de medicamentos que fueron obligados a regularse?
Cerca de 10 mil.
¿Y cuántos están pendientes de hacerlo?
Lo que pasa es que allí hay que tener en cuenta otra cosa. Usted puede tener cinco medicamentos pero uno representa el 80 por ciento de la venta. Entonces, decir que uno bajó o dos bajaron y tres no, no es realmente una información que sirva.
Lo que puedo decir es que el 80 por ciento de medicamentos que se vendía en las farmacias ha tenido una baja de precios. Quiero que entienda la cifra, porque el problema no es que de esos 10 mil unos 8 mil hayan bajado, pueden ser 4 mil pero representan el 80 por ciento de la venta.
Ahora, si consideramos que un 80 por ciento ha bajado, ¿Se puede reducir más?
Yo creo que sí. Si una persona es creyente en el efecto de libre mercado, aplicando las reglas de libre mercado por supuesto, porque aquí hay quienes hacen lo que les da la gana y eso no es libre mercado… Entonces, si aplicamos las reglas de libre mercado, el abrir a más productos necesariamente tiene que bajar el precio.
¿Cómo está el mercado salvadoreño? ¿Está demasiado restringido?
El problema es que cuando usted controlaba el consejo (de Salud), que es el que registraba los medicamentos, usted decidía a quién autorizaba y a quién no. Había algunos laboratorios, algunas medicinas, que cuando nosotros vinimos tenían como cuatro o cinco años de haber presentado su solicitud. Solo en este año, nosotros hemos aprobado más de mil nuevos medicamentos para el país. Entonces, ciertamente, cuando usted abre el mercado existe la posibilidad que haya más competencia.
¿Y de esos mil puede decir cuántos estaban bloqueados intencionalmente?
¡Los mil! Le voy a poner un ejemplo, el laboratorio más grande de Canadá entró y de ahí lo sacaron. Vino aquí el vicepresidente de ese laboratorio y dijo: “mire nosotros tuvimos que salir porque cada registro era un martirio”, y se fueron. Ahora ya regresaron. Esto es una realidad.
Esto, probablemente, la población no lo percibe pero nosotros estamos conscientes que esa posibilidad de ampliar el mercado, ampliar la oferta de productos en el país, va a traer como resultado que va a bajar más el precio. Es lógico, siempre y cuando, no se pongan de acuerdo porque entonces ya no es libre mercado.
¿El dejar entrar esos mil nuevos medicamentos garantiza que sean compuestos químicos más novedosos? ¿Se ha actualizado la oferta de medicinas en cuanto a que son más efectivos?
Lo que pasa es que aquí hay dos realidades. El tema de los medicamentos innovadores y esos (mil) son medicamentos nuevos en El Salvador y esos son diferentes.
Un innovador resulta de una investigación y al final se encuentra que esta molécula nueva se le asocia a este efecto, eso es una cosa innovadora.
Entonces, ahorita en El Salvador nosotros estamos sirviendo como plataforma regional para que la innovación venga primero al país y la razón es bien sencilla, si usted no se tarda más de tres meses en hacer el registro del producto, entonces, la empresa va a decir: “yo prefiero comenzar en El Salvador que me voy a tardar menos” y es lo mismo que está haciendo Cofepris (Comisión Federal Para la Protección Contra Riesgos Sanitarios) en México. Ellos están apostando a que la innovación entre, pero eso es una cosa, porque eso depende de la casa que investiga y de la velocidad con que investiga.
De cada cien productos que se investigan, uno sale al mercado y eso no depende de nosotros. Lo que sí depende de nosotros es que tengan moléculas que funcionen, que puedan venir al país y obviamente que tengan calidad, seguridad y eficacia. Esto sí depende de nosotros y de la apertura del mercado.
Por ejemplo, cuando aquí vienen los propietarios de los laboratorios y dicen: “miren aquí se regulan los precios” y piden la lista de precios, se ríen y dicen “nosotros podemos estar por debajo de este precio”.
Entonces, hay mucha más posibilidad de bajar los precios…
Es que todos tienen esa posibilidad, aún los caros. Hay una investigación que hizo la OMS (Organización Mundial de la Salud) el año pasado y me parece muy interesante. La OMS en un día determinado hicieron una investigación en las farmacias de cientos de lugares para investigar el precio de un mismo producto, entonces, resulta que había farmacias que vendían ese producto a 80 dólares y había otras que lo vendían a $2.50 ¿Cómo se explica usted que el producto de un mismo laboratorio en una parte vale $80 y en otra $2.50?
La ministra de Salud habló en la Asamblea que se había identificado hasta 3 mil por ciento de aumento en precios, obvio, de manera arbitraria. ¿Y estos casos ya fueron superados?
Es que ella hablaba de compras en los hospitales.
Ella habló de sondeos en productos sensibles para la población, sobre todo, los importados.
Lo que yo le puedo decir es que en El Salvador, ahora, los precios de los medicamentos están por debajo de los precios centroamericanos.
Si usted me pregunta habrá algún margen de bajarle más, yo creo que sí, y le pongo de ejemplo Europa. En Europa son mucho más baratos todavía que en Centroamérica ¿cuál es la razón? Dicen que el mercado es más grande, no es cierto y le explico, en Europa hay países que son más pequeños que Centroamérica y el laboratorio no le vende a cada farmacia tiene su venta al país, entonces, el laboratorio no va a ganar más o menos porque tiene que distribuir el producto, allí usted me puede hablar del distribuidor pero no del laboratorio.
Entonces, ¿hay margen para bajar más el precio? yo creo que sí. Lo que pasa es que tenemos que buscar el equilibrio de ir progresivamente bajando el precio y que exista abastecimiento porque, por ejemplo, el caso emblemático de Nicaragua, es que algunos productos bajan tanto de precio que ya no son atractivos y por política de empresa los retiran, entonces, eso es lo que tenemos que ir balanceando.
Nosotros, como autoridad reguladora, no somos responsables de bajarle el precio a la medicina somos responsables de garantizar el acceso y eso pasa por precio, pero también pasa por el abastecimiento.
Cuando iba a entrar la Ley de Medicamentos, el FMLN habló de una campaña sistemática de los importadores, de productores, de farmacias, de desabastecer el mercado. ¿Se logró comprobar eso?
¡Claro! Le voy a poner tres ejemplos. Primero, sale un desplegado en todos los periódicos de la grande empresa farmacéutica diciendo: “si sigue toda esa metodología de cálculo vamos a retirar productos del mercado” ¿Eso cómo se llama? Eso es terrorismo. “Si usted sigue con esa intención del gobierno, le voy a retirar el producto”, imagínese lo que esto causa en la mente del consumidor que le han dicho que solo un producto sirve.
Le voy a poner un segundo ejemplo. Teníamos prácticamente dos semanas para que entrara en vigencia el nuevo precio, estamos hablando de allá por marzo. De repente, en un comunicado que leyeron en un noticiero muy visto, un viernes antes de salir a las vacaciones de Semana Santa, sale el entrevistador diciendo: “miren estos son los productos, con una lista como de 25, estos son los productos que ya no van a estar en el país”, y esos productos no los pusieron allí por precio, esos los pusieron por riesgo sanitario. Había anticonvulsivantes, había antisicóticos para enfermedades mentales. Imagínese si tiene un hijo con un tratamiento anticonsultivante y ve el viernes antes de irse a Semana Santa, que un noticiero le dice “este producto ya no va a estar aquí” ¿cómo va a pasar la Semana Santa?
Tercer ejemplo, estamos a una semana de comenzar ya las inspecciones para ver los medicamentos y nos damos cuenta que las grandes droguerías no estaban etiquetando los medicamentos y sin esa viñeta no se podía vender. Entonces, ¿cuál era la apuesta? La apuesta era que el día que entrara en vigencia la ley, no iba a haber medicamento etiquetado y entonces no se podría comprar y viene la presión al gobierno para que diera una prórroga.
Recuerdo el caso de la droguería Santa Lucía…
Sí, son tres droguerías. ¿Y qué fue lo que pasó en ese momento? Nosotros fuimos a la Fiscalía y el fiscal convocó a una conferencia de prensa y frente a la nación esas droguerías se comprometieron a etiquetar en esa semana.
Usted me pregunta si tenemos evidencia, claro que tenemos evidencia. Si lo que hemos hecho desde diciembre, que comenzamos con el nuevo reglamento, hasta abril, mayo, es precisamente ver cómo impedíamos que las empresas que iban a ver menoscabado su ingreso, y ya lo vio son más de 31 millones, que detuvieran ese esfuerzo.
Viendo todo este panorama tan complejo, de las farmacéuticas actuando en contra de la ley y contrastándolo con la resolución de la Sala donde dice que no es su competencia regular los precios pero sí de la Asamblea. Entonces, ¿si hay una recomposición en la Asamblea esto puede cambiar?
No, mire, yo le voy a decir una cosa. Nosotros no podemos jugar con la población, o sea, no podemos usar a la población para fines electoreros. Esto es una cuestión que ha beneficiado a la población en su conjunto.
El mismo candidato de un partido político decía que él necesita un producto que antes valía $50 y hoy vale $25. Él mismo se benefició.
Entonces, aquí la cuestión es bien fácil, yo creo que es una situación que ha producido tal resultado en la población, que está ordenando el mercado, que está ordenando el tema de medicamentos, esto va a beneficiar a la población en su conjunto. Entonces, no es posible que esto siga utilizándose como una mercancía electoral.
Más que una mercancía electoral es la posibilidad que se recomponga la Asamblea y las farmacéuticas puedan incidir.
Es que a eso me refiero, a una mercancía. La va a vender al mejor postor. Entonces, yo creo que ya es tiempo que todos los políticos piensen que hay cosas que El Salvador merece tener, y una de las cosas que merecemos tener es, por ejemplo, medicamentos de calidad a precio justo. Estamos hablando de precios justos, no que se regalen las medicinas.
¿Cómo es posible que usted, antes, si tenía una enfermedad crónica tenía que ir a Guatemala a comprar su medicina porque eran más baratas? Quiere decir que los guatemaltecos sí merecen tener mejor precio que aquí en El Salvador ¿por qué?…
Ojalá que este esfuerzo que se está haciendo siga, independientemente de los cambios que se tengan. Lo que sí tenemos claro es que en junio del próximo año tenemos un nuevo presidente.
Y en el 2015 una nueva Asamblea…
Sí, una nueva Asamblea. Entonces, lo que tenemos que ir garantizando, y esto es un poco el pensamiento del presidente (Funes) es cómo hacemos para que realmente se garantice que estos cambios que se están dando en beneficio de la población no se muevan al arbitrio del político de turno, y cuando le hablo de mercancía estoy hablándole con toda la propiedad del caso.
Si de repente, por ejemplo, cuando le hablo de estas empresas que están dejando de percibir 80 millones de dólares y de repente dicen: “estamos dejando de percibir esto, mejor invertimos 10 millones para vamos a recuperar lo que hemos perdido”. A eso me refiero cuando hablo de mercancía.
Invertir 10 millones, ¿dónde? ¿El maletín negro?
Usted lo dirá.