Victoria Salazar Arriaza, salvadoreña de 36 años asesinada a manos de policías municipales de la ciudad de Tulum, México, fue sepultada este domingo en ceremonia fúnebre a la que acudieron familiares y amigos cercanos.
Los restos de la mujer, que llevaba más de tres años residiendo con visa humanitaria en México, llegaron al país el pasado sábado para una corta velación en una funeraria de la ciudad de Sonsonate.
La tarde de este domingo, los restos de Salazar partieron desde la funeraria hasta un cementerio privado en las afueras de Sonsonate. Por disposición de la familia y los allegados, el sepelio se realizó sin acceso a la prensa, la cual grabó el hecho a la distancia.
Investigaciones posteriores a la muerte de Salazar, han permitido determinar que la salvadoreña sufría abuso por parte de su compañero de vida, quien además agredió sexualmente a su hija de 16 años. El hombre fue capturado el pasado martes.
La hija mayor, de 16 años, estuvo desaparecida durante unas horas entre martes y miércoles. La menor estaba resguardada en un albergue público, al que la había llevado Salazar.
A los cuatro policías responsables de su muerte que fue captada en vídeo, se les dictó auto de formal prisión y quedaron vinculados al proceso por los delitos de homicidio y feminicidio.
Salazar fue arrestada por los policías que la asesinaron, por supuestas denuncias de alteración del orden público. No obstante, un vídeo de las cámaras de seguridad de una tienda de conveniencia, demuestra que la salvadoreña era víctima de un ataque nervioso que no fue debidamente atendido.
La autopsia demuestra que Salazar murió a causa de unas fracturas en las vértebras que unen la columna vertebral, causadas por «Verónica V.» policía que se arrodilló contra su espalda, mientras la sometía en franca violación de los protocolos de arrestos a sospechosos.