Como si fuera algo de que ufanarse, el exguerrillero y excantinero Paolo Luers –un internacionalista alemán que combatió en la guerra en El Salvador como parte de una de las organizaciones que conformaban el FMLN−, ha colocado en la información biográfica de su cuenta de Twitter: “Servidor de Tragos certificado por un ex-presidente de la República…”
Con ese intento de chiste, Luers se refiere a la faceta por la que se le conoce mejor: administrador del bar y establecimiento de comida “La Ventana”, al cual se le recuerda como un lugar de poca monta, en el que incluso algunos han llegado a aseverar que servía para vender droga.
Pero el episodio más bochornoso en la historia de La Ventana, fue cuando fue arrestada Daisy Elizabeth Heredia, esposa de Luers y representante legal de La Ventana, un negocio que, el alemán, siempre aseguró que era suyo.
Heredia fue capturada en abril de 2018, cuando regresaba de Costa Rica, a su entrada al aeropuerto Oscar Arnulfo Romero. Ella era requerida desde 2017 por el delito de apropiación o retención de cuotas laborales en el juzgado Primero de Instrucción de San Salvador. Desde ese entonces, la implicada se encontraba en rebeldía con la justicia.
La denuncia contra Heredia fue interpuesta por tres exempleadas de La Ventana, a quienes presuntamente se les hizo descuentos en concepto de AFP e ISSS, pero este dinero no fue remitido a las instituciones. Las ofendidas dijeron a la Fiscalía que se dieron cuenta de la retención cuando solicitaron un estado de cuentas y ahí les informaron que su patrono no había remitido ni una cuota.
Según el requerimiento fiscal del caso, la deuda total de este y otros casos de retención en los que habría incurrido Heredia, ronda los $13 mil. Esto llevó a Heredia a pasar una semana entera tras las rejas.
En aquellos días, en internet se hizo viral una fotografía, en la que aparece Luers en una cola de familiares de procesados en audiencias judiciales, mientras le llevaba comida a Heredia, quien aguardaba su audiencia preliminar.
El 20 de abril de ese año, el juzgado la liberó de prisión, luego que fueran canceladas las cuotas retenidas adeudadas. Mientras su esposa estaba detenida en una celda hacinada, Luers despotricaba contra quienes le recriminaban esta situación en redes sociales, al asegurar que “no había ninguna deuda” y que solo estaba “depurando información” con el ISSS y las AFP para ponerse al día.
Esto fue el último clavo en el ataúd de La Ventana, que de por sí, no era un lugar muy concurrido, aun cuando se encontraba sobre la Avenida Palestina de la Colonia Escalón, lugar en el que colindaba con restaurantes más establecidos y de buen nombre
El desprestigio creció y la clientela decayó, por lo que el local fue vendido y el negocio cerrado, después de cerca de 20 años de operaciones y quien sabe cuántos de ellos, con prácticas en contra de sus mismos empleados.
Ese establecimiento fue además el escenario de varias reuniones a las que llegaban cabecillas de pandillas a planificar crímenes, según constata en varios procesos penales.
Durante una audiencia contra el mediador de la tregua entre pandillas, Raúl Mijango, a quien se acusó de extorsionar a una empresa y provocarle pérdidas por $355 mil, un testigo relató que se reunieron en varias ocasiones para la planificación de dichas extorsiones en La Ventana, quien según el testigo, “les debía favores porque no pagaba extorsión y por eso se los prestaba”.
El alemán Paolo Luers vino al país en los años ochenta y se incorporó a la guerrilla en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), integrado por varios “cuadros” que después de la guerra, traicionaron sus ideales de izquierda. Con fusil en mano combatió en las montañas del país y sería inimaginable el número de civiles y soldados que habría asesinado
Cuando finalizó la guerra se quedó en El Salvador y con los años, al igual que algunos de sus “compañeros”, su pensamiento tuvo un cambio radical, pasando de revoltoso a conservador, llegando incluso a apadrinar la controvertida tregua entre pandillas en 2012, lo que le ha servido desde entonces para ser apologista de las pandillas.
Con varios fracasos a su haber, como ser retirado como columnista del periódico digital El Faro, y dejar de ser consultado como analista en programas de televisión, encontró un nicho como columnista en El Diario de Hoy, situación que lo ha llevado a hacerse llamar periodista.
Pero él ha llegado al punto de amenazar a periodistas, como en la ocasión en la que intentó callar a un reportero de televisión, que a través de una hilera de tweets daba cuenta de los detalles comprendidos en el expediente del caso denominado “Operación Cuscatlán”, en el cual se ventilaron los beneficios que recibieron las pandillas en los gobiernos del FMLN.
“Lo cuentas como si hubieras estado ahí. Pero todo es testimonio de criteriados. Cuidadito”, fue la advertencia que usó Luers hacia el reportero, en febrero del año pasado. Ese mismo mes, fue requerido por el juzgado Segundo de Paz de San Salvador para ser notificado de los delitos por los que se le acusa en el caso de negociación con pandillas.
Pese a tan delicados señalamientos, que hasta podrían costarle perder su ciudadanía salvadoreña por naturalización, de llegarse a aprobar una ley que ha sido formulada por varios de los futuros diputados de Nuevas Ideas, El Diario de Hoy no se ha desvinculado o tomado distancia de su columnista, donde tiene espacio para criticar a personalidades políticas e incluso empresarios, a pesar que él carece de cualquier solvencia moral.