Juan Umaña Samayoa, alcalde de Metapán entre 2006 y 2017, tiene una buena cuota de cuentas que esclarecer con la justicia, en relación con sus oscuros movimientos que lo llevaron a ser, mientras estaba en ejercicio, uno de los ediles más acaudalados del país.
Durante la vista pública en contra de la estructura criminal encabezada por José Adán Salazar Umaña –Chepe Diablo- y el mismo Umaña Samayoa, la Fiscalía General de la República ha develado detalles de cómo ambos metapanecos y su núcleo familiar, se enriquecieron ilícitamente, mientras burlaban cualquier tipo de investigación.
Solo lo indagado durante la fase de instrucción del caso conocido como “Operación Lavado”, el cual inició en abril de 2017 y está a punto de ver su sentencia, arroja que Chepe Diablo y sus cómplices tuvieron un incremento patrimonial injustificado de más de $508 millones a través de las empresas Hotesa y Gumarsal, esta última, fundada por Salazar Umaña y Umaña Samayoa en 1997.
Las investigaciones contemplan un apartado especial para Juan Umaña Samayoa, a quien las indagaciones fiscales lo señalan por lavar $127 millones, entre 2003 y 2017, años en los que además, habría evadido obligaciones fiscales por $1.060.513.50.
Para lograr el desvío de semejante suma de dinero, Umaña Samayoa formó parte de hasta 32 sociedades de cartón, que tenían giros tan diversos como la importación y procesamiento de granos básicos, hasta la venta de materiales de construcción.
Además de Agroindustrias Gumarsal, a la fecha controlada por el Consejo Nacional de Administración de Bienes (CONAB), el exalcalde formó parte de sociedades como: Graneles de Centroamérica, Industrias de Maíz, Molinos San Juan y Arrocera Jerusalén, entre otras.
Pero además de estas sociedades en El Salvador, Umaña Samayoa creó junto con su hijo, Wilfredo Guerra Umaña, cinco empresas fantasma y una fundación, todas alojadas en Panamá. Este entramado fue develado por La Prensa Gráfica en 2018 y según la Fiscalía, tenía la finalidad de ocultar los millones de dólares que obtenían de sus actividades ilícitas.
La progresión en el pecunio de Umaña Samayoa no deja de ser desconcertante. Según lo establecido en la vista pública contra el núcleo familiar Salazar-Umaña, el exedil tenía para 2003, un patrimonio de $640,000, y según los peritajes fiscales, en ese período se reporta un balance no esclarecido de dinero en cuentas bancarias, depósitos de inversión y compras de acciones, de $4, 419,221.
A eso debe sumarse $895,032 dólares para alcanzar un total de $5, 314,153, que es el estimado del incremento patrimonial no justificado que logró Umaña Samayoa entre enero de 2003 y el 4 de abril de 2017.
Entre las entidades que remesaron a las cuentas del metapaneco, la Fiscalía detectó que Agroindustrias Gumarsal, por ejemplo, le depositó $1, 982,815. También él mismo se depositó $1, 850,252.
En total por sus cuentas bancarias pasaron $17, 337,670 en el espacio de 14 años inspeccionado por la FGR. Otros movimientos anómalos destacados por la representación fiscal, son la firma de 322 cheques a personas naturales y la compra de 41 vehículos con dinero de origen oscuro.
A este esquema de sociedades creadas para desviar fondos, se le suma el club de fútbol de Primera División, Asociación Deportiva Isidro Metapán, cuyo principal directivo fue Samayoa y que habría sido usado para lavar $92,000.
Ascenso y caída del alcalde
Juan Samayoa se metió a la política a finales de los años noventa. Para las elecciones municipales del 2006, disputó la alcaldía y ganó la contienda, en la que desplazó a Gumercindo Landaverde. Desde ese año, ganó la reelección para tres períodos más, pero no completó el último, por haberse dado a la fuga, luego de la captura de Chepe Diablo y otros miembros de su familia, en abril de 2017.
En 2011, el periódico digital El Faro reveló que Juan Samayoa era uno de los cabecillas del Cártel de Texis, una organización de crimen organizado que opera en el occidente del país.
En el año 2014, la Fiscalía General de la República (FGR) lo acusó por el delito de evasión de impuestos. Al final, Samayoa decidió pagar $1 millón para saldar cuentas y quedó libre de cargos.
En abril de 2017, la Fiscalía ordenó la captura del alcalde Juan Samayoa por el delito de lavado de dinero. No obstante, cuando los policías montaron el operativo para capturar a Samayoa, este ya se había escapado.
El 25 de octubre de 2018 y luego de 18 meses de evadir la justicia, ocurre la captura de Samayoa, en el kilómetro 33 de la carretera Panamericana, en el carril que de Santa Ana conduce hacia San Salvador.
Según la Fiscalía, el exalcalde se movía entre dos propiedades, una ubicada en el municipio de Metapán, Santa Ana, y otra en el Condado Santa Rosa de Santa Tecla, departamento de La Libertad, para lo cual era ayudado por su primo, Sigfredo Salazar Torres.
El Juzgado Cuarto de Instrucción de San Salvador decidió enviar a Samayoa al Sector 9 del Centro Penal La Esperanza, mejor conocido como Mariona. Empero, el 27 de octubre de 2020 el Tribunal Segundo de Sentencia lo benefició con el arresto domiciliario y le impuso el pago de una fianza de $100,000. Desde entonces su residencia está en el condado Santa Elena, avenida Las Cascadas, en Nuevo Cuscatlán, La Libertad.
Después de un proceso judicial de 46 meses de duración, el juicio que se le sigue a Chepe Diablo, Juan Umaña Samayoa y siete implicados más, está por llegar a su sentencia. Entre los acusados se encuentra cuatro prófugos, en quienes se incluye a Wilfredo Guerra Umaña, hijo del exalcalde de Metapán y presidente de Gumarsal al momento que la Fiscalía desmontara la estructura de lavado de su familia.