Todo ocurrió en abril del 2017, cuando Ana (nombre ficticio) observó en los clasificados de un periódico el anuncio de trabajo como mesera.
Estaba desempleada y decidió comunicarse al número telefónico que aparecía en el clasificado. Le contestaron y le ofrecieron $300 como salario quincenal.
Días después fue a la entrevista de trabajo. La llevaron en un vehículo al negocio. Fue ahí que se dio cuenta que era una cervecería ubicada en Lourdes, Colón.
Lo extraño fue que le quitaron sus pertenencias. También su teléfono celular. Después le explicaron su trabajo real: no sería mesera, sino prostituta.
La obligaron a ingerir bebidas alcohólicas y a sostener relaciones sexuales a cambio de dinero. Así estuvo privada de libertad hasta que pudo contactarse con un pariente por medio de un celular que le prestaron. Fue rescatada días después por agentes de la Policía Nacional Civil (PNC).
La Fiscalía General de la República (FGR) comenzó una investigación y capturó a Jaqueline Landaverde Elías, quien fue acusada por el delito de trata de personas en la modalidad de explotación sexual. El pasado martes fue condenada a 14 años de prisión.