I. Falta de plan económico
Todos los indicadores apuntan a que el Producto Interno Bruto (PIB) de El Salvador caerá -8.5% al cierre del 2020. Lo reconoce el propio gobierno y también organismos internacionales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Por ejemplo, el pasado mes de agosto, la ministra de Economía, María Luisa Hayem, reconoció que las cifras del Banco Central de Reserva (BCR) coinciden con las de la CEPAL en cuanto a la caída del PIB, es decir, que rondará el -8.5%.
Prominentes economistas han señalado que la caída de la economía se debe a distintos factores. Uno de ellos es la falta de un plan económico desde que Bukele asumió la presidencia de la República.
El pasado mes de junio, cuando Bukele cumplió un año en el gobierno, investigadores de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) y prestigiosos economistas señalaron que el gobierno aún no había presentado un plan formal para el desarrollo económico, y mucho menos una política fiscal clara.
Jonathan Menkos Zeissig, director ejecutivo del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), señaló en junio pasado que el Ejecutivo “no ha presentado un plan de gobierno que permita saber con certeza cuál es la hoja de ruta no solo en el ámbito económico, sino en la totalidad de las políticas públicas”.
Otros economistas también han destacado que la contracción económica se debe a la falta de un plan económico diseñado para promover el crecimiento por medio de la inversión privada nacional y extranjera.
Funcionarios de gobierno han achacado a la pandemia del Covid-19 la caída de la economía nacional. Sin embargo, los economistas señalan que desde los primeros siete meses de gobierno, es decir, antes de la pandemia, ya se veía una tendencia de decrecimiento de la economía.
Luisa Solano, investigadora de Estudios Políticos de Fusades, señala que aún hay dudas sobre si el Plan Cuscatlán, la plataforma electoral del presidente Bukele, será el plan de Gobierno oficial o si se presentará un nuevo documento.
Según especialistas, otro de los factores del estancamiento económico se debe a la actitud beligerante del presidente Bukele contra los empresarios.
Algunos de ellos, que se han opuesto a ciertas decisiones gubernamentales, han sido perseguidos políticamente. Entre otras cosas, les han montado auditorías contables y de trabajo. Los han atacado mediáticamente y, en el peor de los casos, les han montado falsas acusaciones.
De acuerdo con los economistas, esa actitud beligerante de Bukele y el irrespeto a la legalidad, ha removido la confianza para invertir en El Salvador. Y no solo ha ahuyentado la inversión, sino que ha promovido el retiro de inversionistas.
A la fecha, como señalan los expertos, Bukele no ha presentado un plan para fomentar la inversión. Y, por el contrario, su continuo enfrentamiento con el presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), Javier Simán, y otros connotados empresarios, ha seguido mermando la confianza de los inversionistas en el país por la falta de seguridad jurídica.
La falta de inversión privada y el retiro de algunos empresarios ha terminado en una fuerte afectación para miles de salvadoreños desempleados y otros que han perdido sus empleos por el cierre de empresas.
Un informe de FUSADES, correspondiente al primer semestre del 2020, señala que hasta el pasado mes de mayo se habían perdido 80,228 empleos del sector privado, por lo tanto, El Salvador retrocedió 10 años en esa materia.
Para diciembre de 2020, FUSADES proyecta la pérdida de 138,320 empleos de un total de 553,282. Es decir, todo indica que habrá una caída del 20% del nivel de empleo formal, lo cual regresaría a los niveles de empleo del 2010.
II. El impacto de la pandemia
Sumado a la falta de un plan económico del gobierno y a la actitud beligerante del presidente Bukele con los empresarios, la pandemia del coronavirus a partir del pasado mes de marzo aceleró el colapso de la economía salvadoreña.
Bukele decidió cerrar la economía y establecer una estricta cuarentena a partir de marzo pasado. En seguida, los efectos de la pandemia comenzaron a notarse. Aumentó el desempleo y el cierre de empresas. Pero, además, las exportaciones y remesas se desplomaron como nunca.
Distintos informes económicos señalan que las remesas caerán $800 millones durante el 2020 a causa del paro económico derivado de la pandemia del Covid-19.
Además, según cifras del Banco Central de Reserva (BCR), las exportaciones caerán -12.9 % al cierre de este año. Solo hasta abril de este año cayeron $250.2 millones.
Asimismo, la recaudación fiscal y tributaria caerá $867 millones producto de la pandemia.
III. El cierre prolongado de la economía
Economistas han señalado que la decisión de Bukele de cerrar la economía por muchos meses (desde marzo hasta agosto), con la intención de reducir el ritmo de contagio del coronavirus, tuvo un efecto devastador para la economía.
Algunos de los sectores más afectados fueron el de servicios y comercio. Algunas empresas pequeñas y medianas cerraron para no volver a reabrir nunca más. Miles de salvadoreños se quedaron sin empleo.
El transporte público estuvo paralizado durante meses y muchos restaurantes cerraron en todo el país. Un claro ejemplo es el Paseo El Carmen, donde quebraron más del 50% de los comercios instalados en la zona.
El economista Mauricio Choussy detalló que el sector de industria ya perdió 13,000 empleos; el de la construcción, 5,000; el de comercio y restaurantes, 22,000; y las actividades profesionales perdieron 12,000 empleos.
A su juicio, es el sector de servicios el más perjudicado por los estragos que causó en la economía la suspensión de operaciones de empresas a raíz de las medidas para evitar contagios de coronavirus.
Fue hasta el 16 de junio que el gobierno autorizó la apertura de algunas industrias, como la de ropa, construcción, restaurantes a domicilio, farmacias, bancos, entrega de productos en línea.
Mientras que la segunda fase de reapertura, programada al 7 de julio, se pospuso en dos ocasiones y se abrió, finalmente, hasta el pasado 24 de agosto.
“La caída de las actividades profesionales, los médicos, ingenieros, abogados, también han sido afectados por esta pandemia, es decir las actividades profesionales, científicas y técnicas fueron las que más sufrieron en este primer trimestre por el cierre de empresas y negocios”, dijo en agosto pasado Choussy.
Todo esto ha generado más pobreza en El Salvador.