Investigadores del Departamento de Estudios Económicos de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) advirtieron este lunes que 1.36 millones de salvadoreños ingresarán a condiciones de pobreza producto de los efectos de la pandemia del coronavirus (COVID-19), debido al cierre de empresas por la cuarentena domiciliar obligatoria.
El fuerte impacto en la economía nacional de las medidas para contener la enfermedad también llevará a 182,000 salvadoreños a entrar en el rango de la pobreza extrema, o sea personas que no pueden costearse su alimentación y otras necesidades básicas.
Asimismo, 65,000 personas han perdido su empleo formal, según cálculos de FUSADES, mientras que otras 161,000 más han perdido su empleo informal.
«La pobreza ha pasado de 30.9 % a 51 %, es decir que 1.36 millones de salvadoreños han ingresado a la pobreza y de eso hay que tener en cuenta de que la pobreza extrema, es decir la de aquellos salvadoreños que no alcanzan a alimentarse, eran 7.3 % anteriormente, ahora pasarán a 19.3 %», indicó el investigador senior Pedro Argumedo.
«Más de 182,000 van hacia la pobreza extrema y esto nos ilustra el golpe fuerte que la OMS establece de las cuarentenas», añadió.
Además, Argumedo dijo que por la contracción económica el sector del comercio se ha visto duramente afectado: «A mayo lo que tenemos es que las ventas han caído en un 86.3 %, es decir las ventas han tenido una contracción muy importante… Adicionalmente hemos visto que el clima de inversión se ha deteriorado a niveles nunca vistos atrás».
Dicha contracción es la que generó la pérdida de empleos, de acuerdo a las estimaciones que FUSADES realizó con sus investigaciones.
«Esa contracción se ha manifestado en un aumento del desempleo. El desempleo formal, a través del ISSS (registros del Seguro Social), hemos hecho simulaciones y nos da una contracción de 65,000 personas que han perdido ese empleo y 161,000 que han perdido el empleo informal», detalló Argumedo en la entrevista televisiva Diálogo de Canal 21.
Niveles de pobreza de antaño
Mientras tanto, la investigadora Carolina de Franco señaló que el panorama económico es complicado y se asemeja a lo vivido hace más de dos décadas.
«Vamos a retroceder a niveles que teníamos en 1996-97. Eso es gravísimo y recordemos que la reactivación de la economía no es por decreto; se puede establecer una cuarentena por decreto, pero la reactivación no es que se va a encender la luz. Se necesita una reapertura ordenada y pronta, sino tendremos un drama que nadie lo quiere y precisamente por eso estamos viendo que la gente está saliendo, tiene hambre», dijo.
El Salvador tuvo índices de pobreza relativa del 29.30 % en 1995, mientras que la absoluta era de 18.23 % y la pobreza total alcanzó el 47.53 % de las familias salvadoreñas, según un informe de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).
En 1996, el año al que hacen mención los economistas de FUSADES, el porcentaje de población en pobreza extrema era de 26.3 % (según registro sobre desarrollo humano de Naciones Unidas) y la situación de pobreza a nivel nacional era de un 58.1 %.
Esto quiere decir que los cálculos de FUSADES pondrían a El Salvador en una situación similar a la de 1996, con un porcentaje de pobreza extrema aún debajo de lo registrado ese año, con 19.3 %, y un porcentaje de pobreza nacional similar, con un 51 % (un 7.1 % menos que en 1996).
Con estas cifras de pobreza en aumento, El Salvador incluso quedaría debajo de los estándares que las Naciones Unidas fijaron en el año 2000 como meta a cumplir en 2015 en sus Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
En ese sentido, dentro de las metas que planteó la ONU para 2015, la tasa de pobreza extrema debía bajar al 13.25 %, algo que el país logró pero que de acuerdo a FUSADES volvería a incrementar drásticamente, pasando del 7.3 % actual a un 19.3 %.
«Lo que estamos viendo es que se avecina una crisis social y económica y recordemos que hemos tenido paralizada la economía en aislamiento domiciliar, ya 80 días, y obviamente va a ser más de eso, una de las cuarentenas más largas», agregó sobre la situación actual la experta De Franco.
A criterio de la investigadora económica, el país debe alcanzar el balance entre el binomio «salud-medios de vida» y «salud-pobreza».
Soluciones
Para los expertos de FUSADES, el país debe lograr cuatro puntos clave para que la situación mejore. En primer lugar, sostienen que deben lograrse «grandes acuerdos entre sector público, privado y la academia para enfrentar esta gran pandemia».
En segundo lugar, el investigador Pedro Argumedo dice que se debe «controlar la pandemia, y aquí debe haber una coordinación entre el Gobierno nacional y las municipalidades para dar las directrices para reducir los brotes de contagio entre las personas».
Luego, en una tercera etapa, que es en la que ya está el país: «Abrir la economía y con protocolos. El INCAE (escuela de negocios regional) ha dado un protocolo considerando riesgo e impacto económico y eso se ha combinado bien con la propuesta de la ESEN (Escuela Superior de Economía y Negocios) para hacerlo por semanas, para abrir pausadamente y no tener grandes brotes».
Además, como cuarto punto, sostiene la necesidad del «gran acuerdo nacional de rescate de la economía y del empleo», porque a su criterio «la pobreza va a ser tan grande y los recursos fiscales no van a alcanzar para aguantar una crisis que nos va a tomar años en recuperarnos».