Decenas de católicos se reunieron este miércoles en la Basílica de Guadalupe situada en el municipio de Antiguo Cuscatlán, departamento de La Libertad, para recibir la imposición de la cruz ceniza que da paso a la Cuaresma. Esta tradición no solo es realizada en las diferentes iglesias católicas de El Salvador sino en el resto del mundo.
Para los católicos, el miércoles de ceniza da inicio a los 40 días de preparación para la Pascua. El ritual de la cruz de ceniza que se pone en la frente de cada feligrés católico es un símbolo de conversión, arrepentimiento y preparación para la Semana Santa.
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Es por esto que cada miércoles de ceniza se convierte en un llamado a la reflexión para los católicos que pretenden “buscar estar en paz con Dios y dejar por unos días la vida pecaminosa” del día a día, según su fe.
Al momento de realizar la imposición de la ceniza, el sacerdote encargado de realizar el ritual, dice: “Acuérdate que polvo eres y en polvo te convertirás”.
Pero antes de dar paso a este ritual católico, todas las palmas que son utilizadas en el Domingo de Ramos del año anterior, son quemadas, hasta obtener un aserrín fino que posteriormente es mezclado con agua bendita y aceite crismal —que es utilizado tanto en la Iglesia católica romana como en la ortodoxa en determinadas ceremonias—.
La imposición de la ceniza es fundamental para todo católico que quiera vivir “dignamente” la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
En la tradición católica, a partir del miércoles de ceniza la feligresía realiza una serie de penitencias hasta finalizar la Cuaresma, entre estas: abstenerse de consumir todo tipo de carne roja para únicamente comer carnes blancas como pollo y todo tipo de mariscos.
En Roma, esta práctica era común entre los feligreses que comenzaban su penitencia pública el primer día de Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el jueves antes de la Pascua. Cuando estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X), el inicio de la temporada penitencial de la Cuaresma fue simbolizada colocando ceniza en las cabezas de toda la congregación, detalla una publicación de la Agencia Católica de Informaciones (ACI-PRENSA).