Cierto año Óscar Picardo Joao fue a conocer el centro educativo que peores notas obtuvo en la Prueba de Aprendizaje y Aptitudes (PAES) porque quería responder la pregunta: ¿por qué los estudiantes salieron mal? Pero no la pudo responder porque durante una semana no recibieron clases ya que esos cinco días los profesores se lo pasaron celebrando el día del maestro.
En una entrevista televisiva el académico explicó que en la actualidad el sistema educativo salvadoreño tiene 200 días lectivos; sin embargo, en la práctica los estudiantes pierden la mitad de esos días en actividades supuestamente complementarias: competencias deportivas o intramuros, festividades, asuetos, entre otros cuyo aporte a la formación no está comprobada.
También contó que en un colegio privado en el que trabajaba se realizó una PREPAES para medir la calidad de la enseñanza: hubo tres preguntas de física y óptica que los estudiantes fueron incapaces de responder. Al preguntar al docente encargado por qué concluyeron que se trataba de temas que no habían sido impartidos en las aulas.
Similar es lo que ocurre en el sistema educativo público: en matemáticas, por ejemplo, son doce unidades de aprendizaje pero cuando llega septiembre apenas van por la sexta unidad. Entonces para terminar al mes siguiente los docentes imparten el resto de unidades.
“En octubre meten las seis unidades forzadas. El resultado no es sorpresivo”, señaló Joao.
Dijo, además, que influye en la calidad de la enseñanza la formación de los maestros y los incentivos que tienen para prepararse y desempeñarse. Según él una de las formas de medir el sistema educativo es preguntando a los bachilleres qué quieren ser cuando sean profesionales. En Corea de Sur, por ejemplo, un docente gana entre 5 a 8 mil dólares mensuales.
Pero en El Salvador el salario del maestro, además de ser paupérrimo, no varía mucho en el tiempo.
“El maestro está condenado a un salario reducido, congelado en el tiempo”, comentó. “Hay que mejorar los salarios de los docentes bien evaluados para que los bachilleres lo vean como algo deseable”, agregó.
Cuestionó, asimismo, que cada vez que hay cambio de gobierno los planes educativos también son modificados. Esto ocurre desde mediados de los años 90 y ha ocurrido en todas las administraciones presidenciales desde Armando Calderón Sol hasta Nayib Bukele.
Recordó que en la presidencia de Francisco Flores se implementó el plan Escuela Diez; en la de Elías Antonio Saca, Edúcame; en la de Mauricio Funes Cartagena, Escuela Inclusiva de Tiempo Pleno.
Por eso, según él, es lógico que desde la firma de los Acuerdos de Paz se esté repitiendo que el país tiene los mismos problemas, los mismos desafíos y las mismas deudas en el sistema educativo.
“Hemos invertido mucho dinero en educación y ya era para que algo estuviese mejor de lo que tenemos ahora, pero no se ven los cambios”, opinó.