Recién había regresado deportado de México. Estaba viviendo solo en una casa. Un día Steven Torres llamó a Angie Mariela Ramos. Le rogó que llegara diciéndole que estaba ansioso por ver a la hija que ambos procrearon cuando fueron pareja. Ella no estaba convencida de ir pero ante la inflexible insistencia aceptó hacerlo.
Los vecinos la vieron entrar. De pronto escucharon gritos y pedidos de auxilio. Llamaron a la policía que al entrar al apartamento encontraron el cadáver de la víctima y a la hija de ambos tirada en el piso cerca del cadáver de su mamá.
Esa fue la muerte de Angie Mariela. Tenía 17 años de edad al momento de ser asesinada. De acuerdo con las versiones policiales murió degollada. Aparentemente Torres quería quitarle a la niña.
Él intentó fugarse. Saltó por la ventana del apartamento, ubicado en el Barrio Guamilito, en San Pedro Sula, Honduras y corrió. Pero los agentes lo alcanzaron y capturaron.
La víctima será enterrada este martes. La familia, según publicaciones de la prensa hondureña, dice que Torres celaba todo el tiempo a Ramos, no obstante hacía mucho tiempo que la pareja se había separado.
El deportado, de acuerdo con los familiares, estaba obsesionado con ella: le restringía maquillarse, hablar con otros hombres. También había amenazado con matar a su familia si sabía que ella tenía una nueva pareja.
“La celaba bastante. No dejaba que se maquillara ni se arreglara. Varias veces la había golpeado. La maltrataba”, comentaron los familiares antes del sepelio.