Vista desde aquí la vida parece cristalizada como en un remanso edénico: el cielo celeste intenso y las nubes subiendo espesas entre los huecos del viento, los volcanes prepotentes y altivos escondiendo sus secretos tórridos, una larga alfombra invernal en la que crecen casas, casas, casas y al final del horizonte las milpas que se pudren tristes después de quedarse sin sus mazorcas llenas de agua y sol.
Aquí, en la punta de este cerro de mediana altitud ubicado en el caserío Guarumal, cantón El Limón, de Colón, La Libertad, la Fiscalía General de la República (FGR) sospecha que fueron enterradas entre cinco a seis personas en los últimos dos años. Aquí, desde donde puede fotografiarse, grabarse o simplemente memorizarse un horizonte lindo como tantos que tiene El Salvador, el Barrio 18 facción Revolucionarios lo convirtió en un cementerio clandestino para sus víctimas.
El martes pasado los investigadores encontraron el primer cadáver. La cosa no es sencilla: es un radio de 50 por cien metros en la punta del cerro que deben limpiarse de árboles y maleza y animales rastreros para buscar pequeñas elevaciones anormales o hundimientos inusuales en la tierra y en ellos seguir excavando a ver si sale se encuentra el hueso de uno de los asesinados.
El primer cadáver fue encontrado completo de pies a cabeza. Tenía la ropa puesta. Sus zapatos quedaron en la fosa. Parecía hecho un puñito friolento cubriéndose con la tierra. Hace casi un año fue asesinado.
—Las estructuras criminales privan de libertad, asesinan y ocultan los cuerpos. Estamos en la labor de identificar a las víctimas.
El fiscal del caso no tiene los cachetes refrigerados por el aire acondicionado ni lleva saco y corbata sino una camisa de cuello cerrado y un machete en la mano para limpiar maleza. La grandilocuencia burocrática, sin embargo, no la pierde ni en estos momentos de barro en las uñas y sudor interminable.
Las elevaciones escarpadas, las hondonadas, las grandes extensiones sin una alma que aparezca por aquí o por allá hacen de Colón una zona ideal para enterrar cadáveres.
—El informante ha dicho que observaban a los pandilleros conduciendo personas a este lugar. Después lo pandilleros regresaban solos, sin esas personas a la que llevaban.
Colón es un buen lugar para desaparecer y ser enterrado. De enero de 2010 a diciembre de 2018 fueron reportadas como desaparecidos 662 salvadoreños, según las estadísticas de la Policía Nacional Civil (PNC).
Los picos de denuncias de desapariciones se registraron en los años 2011, 2012 y 2013 con 90, 70 y 84 respectivamente.
De enero a abril del año que transcurre se registraron 21 denuncias. Es el segundo más alto con índices de desapariciones después de Santa Tecla que tiene 45 casos.
Colón, de acuerdo con estadísticas de la Fiscalía, compite con San Salvador, Soyapango, Apopa, Ciudad Delgado, Santa Ana, Mejicanos, San Pedro Perulapán, Ilopango, San Martín, Zacatecoluca, Usulután y Jiquilisco por las más altas cifras de denuncias de desapariciones.
De 2012 a 2017 el Instituto de Medicina Legal (IML) trabajó en 148 cementerios clandestinos en todo el departamento de La Libertad. San Salvador tiene el mismo número.
El 8 de mayo de 2011 El Faro.net publicó una entrevista con Israel Ticas, el criminólogo de la Fiscalía. En el audio colgado en YouTube se le escucha a Ticas describir patrones de asesinatos: “Por el lado de Lourdes los desnudan y a las mujeres las dejan solo en blúmer y a los hombres solo en bóxer y los tiran amarrados de las manos y los pies y los matan con arma blanca, puyones. A las hembras las acuestan bocarriba, siempre las violan”.
Las palabras “a las hembras las acuestan bocarriba” suenan con eco. Es curioso: desde aquí, en la punta de este cerro de mediana altitud, puede verse el cerro de la mujer desnuda que no es más que el sistema volcánico del Chichontepec que tiene la forma de una mujer bocarriba.
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