Rogelio Rivas, ministro de Justicia y Seguridad Pública, anunció la noche del jueves que El Salvador implementará patrullajes fronterizos con la finalidad de frenar la migración.
«Vamos a golpear las estructuras criminales que negocian con la vida de las personas, pero también a los grupos terroristas, quienes obligan a la ciudadanía a la migración forzada», dijo Rivas en una reunión en Panamá.
De acuerdo con Rivas, las patrullas transitarán puntos ciegos de las fronteras para prevenir el tráfico ilegal de personas y la trata de personas.
«Esta es otra acción que vamos a desarrollar en favor de los salvadoreños, pero también solicito la colaboración de ustedes, ministros, para realizar un trabajo conjunto y que podamos garantizar la seguridad a nuestros compatriotas», dijo.
Según el ministro, la medida contará con más de 350 oficiales fronterizos distribuidos en los puntos ciegos del país.
El anuncio fue hecho, en Panamá, durante el encuentro de secretarios y ministros de Seguridad del Triángulo Norte, Suramérica y Estados Unidos.
Visita de secretario estadounidense
El secretario interino de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kevin McAleenan, visitó este viernes junto a sus pares centroamericanos la peligrosa selva del Darién, que hace de frontera natural entre Panamá y Colombia y que es atravesada por miles de migrantes en su camino hacia Estados Unidos.
McAleenan, que arribó el miércoles a Panamá para asistir a una reunión regional sobre migración, recorrió un puesto del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) en Peñita, la última localidad a la que se puede acceder por carretera antes de la frondosa selva.
En Peñita, además, hay una albergue donde las autoridades panameñas brindan asistencia humanitaria a los migrantes y donde se les facilita su salida hacia Costa Rica.
Según datos del Servicio Nacional de Migración de Panamá, entre enero y julio de este año atravesaron el Darién más de 17.600 personas -entre ellos más de 2.000 menores-, lo que supone casi el doble de lo registrado en todo 2018.
Los migrantes proceden en su mayoría de Haití, Cuba, India, Camerún, Congo y Bangladesh y suelen usar las rutas del narcotráfico para atravesar la jungla, en la que se encuentran con todo tipo de animales peligrosos, además de caudalosos ríos.
«Lo que pasamos en la selva es horrible. Allí la gente se muere, se muere de hambre, se muere porque les disparan o porque violan a las mujeres y a las niñas», explicó a EFE Zilaila Ricardo, una migrante cubana que llegó hace unos días al albergue de Peñita.
McAleenan, que no hizo declaraciones a los medios durante su visita al Darién, se reunió el jueves con los ministros de seguridad y responsables de migración de Centroamérica y Colombia en un hotel a las afueras de la capital panameña.
En una declaración conjunta, los participantes reconocieron que el problema de la migración irregular requiere «soluciones en conjunto» e indicaron que «cada país debe tomar la iniciativa de adoptar controles mayores para contrarrestar el tráfico de personas y las organizaciones criminales transnacionales».
Los funcionarios de EE.UU., Panamá, Honduras, El Salvador, Guatemala, Costa Rica y Colombia invitaron además a otros países del sur del continente a unirse en próximas reuniones, ya que los migrantes asiáticos y africanos vuelan directamente a naciones como Brasil o Ecuador.
La visita del alto funcionario norteamericano, que se enmarca dentro de los esfuerzos de la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, por frenar la llegada de migrantes ilegales a la frontera sur de Estados Unidos, ha estado envuelta en polémica.
Medios estadounidenses publicaron el miércoles que McAleen busca llegar a un acuerdo por el que Panamá se compromete a recibir solicitudes de asilo de migrantes de África y Asia que pasan por su territorio en su camino hacia EE.UU., un trato que rechazó de plano esta semana el presidente panameño, Laurentino Cortizo.
«No es viable (…) Los recursos presupuestarios del país (son) limitados y tenemos compromisos que cumplir con los panameños y panameñas», zanjó Cortizo.
McAleenan ya llegó a un acuerdo a finales de julio pasado con Guatemala, que está siendo revisado por el tribunal constitucional de ese país y que recibió críticas porque se firmó bajo la amenaza de imposición de aranceles por parte de Trump.
Si finalmente se implementa, el llamado acuerdo de «tercer país seguro» permitiría a EE.UU. enviar a Guatemala a solicitantes de asilo hondureños y salvadoreños.