Eran las dos y 30 de la tarde. Iba a recuperar su libertad. Pero antes de salir del Centro Penal de Quezaltepeque, en La Libertad, los agentes del sistema lo hicieron pasar por un escáner. Entonces se le detectaron trece bolitas a la altura del estómago.
Holman Kavier Flores Lara, que está cumpliendo una pena de 3 años y seis meses de cárcel por el delito de tenencia, portación o conducción irresponsable de arma de fuego, fue obligado a pasar a un área aislada donde no le quedó más remedio que expulsar los objetos: las bolitas estaban forradas con papel plástico transparente conteniendo en su interior wilas o mensajes que el Barrio 18 quiere transmitir.
Flores Lara es miembro del Barrio 18, facción Revolucionarios.
A finales de junio el Ministerio de Seguridad dio a conocer que había capturado a otro pandillero que llevaba en el estómago 26 wilas. La versión de las autoridades es que, desde que se cortaron las telecomunicaciones desde los centros penales al exterior, los criminales están desorientados.
Para evitar esto se ha prohibido que las tiendas institucionales de los centros penitenciarios vendan plástico.