El arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, calificó de “espantosa” la fotografía de los migrantes salvadoreños, Óscar y Valeria, ahogados en el río Bravo a finales del pasado mes de junio.
“Es espantosa. Es una fotografía que no solo conmueve, sino que rompe el corazón. Tiene que hacernos pensar mucho”, manifestó el líder religioso durante una conferencia de prensa.
Escobar Alas dijo que es urgente que el gobierno cree una política a favor de los migrantes para que no se les violente sus derechos humanos.
“Es inhumano que nuestros hermanos mueran así y queden muertos a la orilla del río”, reiteró el prelado sobre la fotografía de Óscar y Valeria.
Luego agregó: “Esa imagen no puede pasar. No puede ser. Es inhumano… La niña es un angelito que se le cierra todo su futuro”.
Valeria Martínez, de casi dos años de edad, y su padre Óscar, de 25 años, se ahogaron en el río Bravo hace dos semanas. Salieron de El Salvador el pasado 3 de abril. El objetivo era llegar a los Estados Unidos.
Fue una larga travesía. Huían de El Salvador de la violencia y la miseria. Óscar trabajaba de cocinero en una pizzería y el dinero no le alcanzaba para mantener a su familia: su hija y su compañera de vida, quien también hizo el viaje a los Estados Unidos.
“Lloré bastante cuando nos despedimos. Yo sentía en mi corazón que era la última vez que lo abrazaba. Le dije que lo amaba mucho, que se cuidara. Igual, él me dijo que me amaba y que, primero Dios, él iba a pasar y que él quería ayudarnos a nosotros también”, recuerda Rosa Ramírez, la madre de Óscar.
Óscar atravesó con su familia por Guatemala hasta llegar a la frontera con México. Cruzaron el río Suchiate hasta Ciudad Hidalgo, en el extremo sur de México, y luego llegaron hasta Tapachula, en el estado de Chiapas.
Ahí permanecieron dos meses. Comenzaron trámites migratorios. El expediente del caso, al que tuvo acceso la AFP, señala que Tania contaba con un número de visa humanitaria, aunque sin precisar las características del documento.
Al ver que la situación era precaria, la familia decidió avanzar más de 1,800 kilómetros desde Chiapas hasta Matamoros, en la frontera con Estados Unidos.
La familia desconoce los detalles de este trayecto. Lo único que saben es que fueron acompañados por otro salvadoreño llamado Miltón Paredes Menjivar, de 19 años, quien aseguró que la madrugada del pasado domingo se hospedaron en un hotel.
A las 8 de la mañana tomaron un taxi hacia la oficina de migración ubicada en el “Puente Nuevo”, uno de los cuatro pasos de personas y carga que unen Matamoros con Brownsville, en Texas. El lugar se ubica en el llamado Paseo del Río, un parque público de reciente creación, frecuentado por deportistas y familias.
Luego llegaron al río Bravo (el genera remolinos y corrientes agresivas). Óscar, cargando a Valeria en su espalda y metida bajo su camiseta, se introdujo al río. Tania y Paredes también lo hicieron.
“La esposa relata que Óscar y Valeria ya casi llegaban al lado estadounidense, pero el cansancio y un fuerte viento que provocaba olas los empezó a vencer. Agotada y temerosa, Tania regresó como pudo al lado mexicano seguida de inmediato por Paredes. Desde la orilla, aún pudo ver a su esposo y su hija pero no por mucho tiempo más. Los cuerpos emergieron a la superficie alrededor de las 10 de la mañana del lunes, hinchados por la descomposición, que se acelera por las temperaturas de entre 35 y 40 grados de la zona”, detalla La Prensa de Nicaragua.