Miles de feligreses recibieron la madrugada de este domingo la canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero con alegría y lágrimas en la plaza frente a la Catedral Metropolitana de San Salvador.
Los feligreses, congregados desde la noche del sábado, se unieron en un fuerte aplauso cuando el papa Francisco declaró santo a Romero, asesinado en 1980 y conocido desde hace muchos años como «San Romero de América».
A los aplausos se unieron las ovaciones y consignas en honor al primer santo salvadoreño.
También repicaron las campanas de la catedral y de varios templos en todo el país, como lo pidió el arzobispo, José Luis Escobar, a los párrocos.
Varias personas, principalmente las de mayor edad, se fundieron en abrazos y lloraron, mientras que en los altavoces eran recordados los ejecutados, desaparecidos y torturados por el régimen antes y durante la guerra civil .
Romero, amado en vida y venerado tras su muerte, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un comando de los escuadrones de la muerte mientras oficiaba misa en la capilla del hospital de cáncer Divina Providencia de San Salvador.