Luis Martínez luce diferente. Ya no queda nada de aquel hombre que se mostraba implacable contra las pandillas. La fortaleza es cosa del pasado. Ahora se le ve desmejorado, delgado, con barba y bigote. El cabello un poco más largo y su rostro demacrado. La cárcel le ha pasado factura.
Este martes fue llevado a los tribunales de justicia para enfrentar cargos por corrupción. Al ver a los periodistas, Luis Martínez levantó el pecho y esbozó una leve sonrisa.
El exfiscal general fue capturado el 24 de agosto de 2016. La Fiscalía lo acusa de haber sido parte de una mafia encabezada por el exempresario Enrique Rais, prófugo de la justicia desde hace más de un año. Y también de haber filtrado una serie de audios de llamadas telefónicas que hizo el padre Antonio Rodríguez con pandilleros recluidos en centros penales. El material estaba bajo reserva.