El presidente Salvador Sánchez Cerén inauguró este sábado las celebraciones del 197 aniversario de la declaración de Independencia en la Plaza Cívica de esta capital. Al acto asistieron funcionarios de los tres poderes del Estado, así como los titulares de los órganos Legislativo y Judicial.
Será su última participación en celebraciones de independencia como mandatario, ya que deberá entregar el poder en nueve meses a quien resulte electo presidente en los comicios del próximo 3 de febrero.
En su alocución dijo que dedicaba esta celebración a los esfuerzos por reducir el analfabetismo en El Salvador, uno de los proyectos educativos más emblemáticos de su gobierno, también anunció que el próximo 8 de septiembre se hará oficial la declaratoria de San Salvador como municipio libre de analfabetismo.
También resaltó que en su gobierno se ha destinado la mitad del presupuesto nacional a la implementación de políticas públicas y programas sociales, con el objetivo de cerrar lo que llamó “las brechas sociales históricas”.
Por otra parte, omitió de pronunciarse de otros temas controversiales como el reciente anuncio del establecimiento de relaciones diplomáticas con China Popular. No obstante, recordó el conflicto armado salvadoreño, en el que jugó un papel preponderante como uno de los cinco comandantes más importantes de la exguerrilla, con estas palabras:
«Hemos vencido innumerables obstáculos impuestos por unos pocos que se adueñaron del poder, impusieron sus intereses y acumularon riquezas, generando exclusión, pobreza, opresión y desigualdad».
Sánchez Cerén es el presidente con los niveles de aprobación más bajos desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1992. Sus escasas apariciones públicas y su acostumbrada política de no atender a la prensa, así como los desaciertos de su gobierno, le han valido para que su popularidad no supere el cinco de nota en los más recientes sondeos.