El Salvador
jueves 9 de enero de 2025

El expediente psiquiátrico del decapitador del centro

por Redacción


En la audiencia inicial, el abogado defensor de Ronald López (este último acusado de asesinar y decapitar a un hombre en el centro de San Salvador) pidió que a su defendido se le practicara un peritaje psiquiátrico para determinar si el acusado conoce la diferencia entre lo lícito y lo ilícito. Este fue el resultado.

El 7 de abril, dos días después de cometer el brutal asesinato, Ronald López fue llevado a los tribunales. Pese a estar esposado, un grupo de periodistas se le acercó con cautela y comenzó a cuestionarlo.  Las respuestas fueron  disparatadas y absurdas. Nada tenía coherencia.

Cuando le preguntaron por qué había asesinado con tanta saña, Ronald comenzó a divagar. Dijo que había perdido su documento de identidad, que alguien le había gritado una ofensa que no había escuchado y que en la desesperación por entender había actuado de esa manera. “Por falta de entendimiento fue”, sentenció.

Los periodistas lo siguieron cuestionando, pero Ronald siguió diciendo frases incoherentes e ilógicas. Justificó que cualquiera reaccionaría de esa manera si hubiera perdido los documentos de identidad. También negó haber intentado abusar sexualmente del cadáver.

Por momentos levantaba el rostro. Pero la mayor parte de la entrevista se mantuvo cabizbajo. En ningún momento tuvo una actitud agresiva. En su rostro reflejaba serenidad.

Pero esa no era la primera vez que Ronald evidenciaba problemas mentales. Horas después de ser arrestado, los agentes captores lo llevaron al Departamento de Servicios Médicos de la Policía Nacional Civil para realizarle un examen clínico. El documento está adjuntado en el expediente judicial.

En el encabezado del examen, donde aparece el espacio del nombre, está escrito con lapicero azul la frase: “Dice llamarse Ronald Alexander López Hernández”. Más abajo, en la casilla titulada como EXAMEN FÍSICO, dice: “El privado de libertad a la hora de la entrevista dice muchas incoherencias”. Mucho más abajo, en la casilla titulada como APARIENCIA GENERAL, dice lo siguiente: “Presenta trastorno mental, al parecer habla incoherencia. No presenta golpes ni lesiones”.

A pesar de eso, el día que Ronald fue llevado a los tribunales, y habló por primera vez con los periodistas, fue acusado por el delito de homicidio agravado en el Juzgado Décimo Segundo de Paz de San Salvador.

Contrario a lo que se dijo en un primer momento, Ronald solo fue acusado por un homicidio. En el expediente judicial solo aparece una víctima.

Las peticiones del defensor

En la audiencia inicial, realizada el 9 de abril, la Fiscalía ratificó la acusación por el asesinato de Rogelio Cabrera Gómez, un contador de 63 años de edad, y pidió detención provisional para el imputado.

El abogado de Ronald, un defensor público, le pidió a la jueza aplicar “la sana crítica”, pues el caso estaba cargado de muchas preguntas y pocas respuestas.

Puso en duda si Ronald tenía la capacidad racional para entender una conducta ilícita. Señaló que en la prensa se había dicho que su defendido era una persona con problemas mentales, que, incluso, un medio televisivo había ido a la vivienda del acusado, ubicada en el Proyecto Santa Teresa del municipio de San Martín, y habían encontrado gabachas del Hospital Psiquiátrico.

Esgrimió que era necesario comprobar científicamente, antes de continuar el proceso judicial, si Ronald padecía alguna enfermedad mental. Para ello solicitó un peritaje psicológico y psiquiátrico elaborado por el Instituto de Medicina Legal.

Además, señaló que la investigación era demasiado carente, pues la Fiscalía solo contaba con el testimonio de un testigo: el dueño de una cervecería, cercana al lugar del brutal asesinato, que aseguraba conocer a la víctima desde hace 12 años.

La jueza decidió, finalmente, enviar el caso a la fase de instrucción y decretó prisión provisional para Ronald. El caso pasó al Juzgado Séptimo de Instrucción de San Salvador.

El nuevo juez ordenó decretar un peritaje psiquiátrico para determinar si el acusado posee alguna desviación psicológica o sexual. También para saber si conoce la diferencia entre lo lícito y lo ilícito.

A pesar que en declaraciones a la prensa Ronald negó tener problemas mentales, con los peritos del caso aceptó someterse al peritaje psicológico.

El 24 de abril, Ronald fue trasladado al Hospital Nacional Psiquiátrico. Ingresó con el diagnóstico de esquizofrenia paranoide y riesgo heterolítico. Desde entonces ha recibido terapias y ha estado en observación.

El último informe que emitió el Hospital Psiquiátrico al juzgado que lleva el caso es del 21 de junio y dice lo siguiente: “Cabe mencionar que el paciente se encuentra psiquiátricamente estable. No ha presentado conductas agresivas, ni contra terceras personas ni contra sí mismo. Ingiere sus alimentos y sus fármacos sin problema alguno”.

La audiencia preliminar se realizará el próximo mes de octubre. Ahí se determinará, con base a los informes psiquiátricos, si Ronald será procesado como una persona normal o como un enfermo mental que debe continuar su tratamiento en el Hospital Psiquiátrico.

PRIMERA ENTREGA: La historia no contada del decapitador del centro