El número total de asesinatos de los miembros de los cuerpos de seguridad de El Salvador se incrementó un 2,9 % durante el 2017, respecto al 2016, informó hoy director de la Policía Nacional Civil (PNC), Howard Cotto.
El jefe policial señaló durante una conferencia de prensa que en el 2017 fueron asesinados 70 miembros de estas fuerzas estatales, de los que 46 eran de la Policía y 24 del Ejército, frente a los 68 computados en 2016.
La mayoría de estos homicidios se dieron cuando los policías y soldados se encontraban de licencia y cuyas muertes son atribuidas principalmente a las pandillas Barrio 18 y Mara Salvatrucha (MS13).
Cotto añadió que al menos 21 de los crímenes «se han resuelto» y por los que 60 personas guardan prisión, mientras que las investigaciones por otros 10 homicidios de agentes «están por finalizar en los próximos días».
El número de estos funcionarios asesinados hasta mediados del 2017 era significativamente inferior a los computados durante 2016, pero a mediados de junio las pandillas arreciaron los ataques hasta llevarlos a niveles superiores.
Las autoridades de Seguridad han señalado en diversas ocasiones que con los ataques contra los miembros de los cuerpos de seguridad, las pandillas buscan presionar al Gobierno para obtener beneficios carcelarios similares a los dados durante un armisticio entre estas bandas, que tuvo lugar entre el 2012 y 2014 y fue apoyado por el Ejecutivo.
Las secuelas de la violencia que vive el país a manos de estas bandas, los ataques que sufren sus compañeros y otros problemas personales han llevado a dar atención psicológica al menos a 15.724 de los 23.302 miembros de la Policía.
El Salvador es considerado uno de los países más violentos del mundo por sus tasas de homicidios de 103, 81,7 y 60 por cada 100.000 habitantes en 2015, 2016 y 2017, respectivamente.