Andrés se encontraba realizando horas sociales en un centro de estudios del municipio de Tejutla, departamento de Chalatenango, cuando un grupo de soldados se le acercaron y le dijeron que le iban hacer un registro preventivo.
El joven se negó. Les dijo que estaba almorzando. Fue entonces que los soldados llamaron a un policía y le dijeron que el joven se negaba al registro.
“Prepárate, chele, que nosotros si te vamos a disparar”, le dijo el agente. Los demás estudiantes que se encontraban en el centro de estudios le gritaron al policía que lo dejara en paz, que no estaba haciendo nada malo, que solo estaba trabajando.
Horas después, cuando Andrés salió del instituto para a abordar el autobús, se encontró con los soldados y el policía que lo quería registrar. Lo pararon y lo registraron. Pero no le encontraron nada.
Se subió al autobús. Atrás de él subieron cuatro soldados. De pronto, una patrulla detuvo al autobús. Andrés, al recordar las amenazas del policía, se lanzó por la ventana y corrió a toda velocidad.
Fue entonces que los soldados que iban en el autobús le dispararon. Dos proyectiles impactaron el hombro izquierdo de Andrés, quien cayó al suelo desangrado. Los policías lo comenzaron a vapulear hasta dejarlo inconsciente.
Despertó ocho días después en el Hospital Rosales de San Salvador. En su declaración dijo no recordar lo que pasó después de ser golpeado por los militares.
Los militares fueron identificados como José David Paiz Aguilar, de 20 años de edad; William Alberto Quintanilla Jacinto, de 29 años de edad; Luis Antonio Vásquez Saldaña, de 22 años, y José Elías Rodriguez Santos, de 23.
Los cuatro militares estaban destacados en la Cuarta Brigada de Infantería con sede en El Paraíso, departamento de Chalatenango.
Los cuatro miembros de la Fuerza Armada fueron condenados a diez años de prisión tras ser encontrados culpables del delito de homicidio agravado imperfecto.
*El verdadero nombre de la víctima fue protegido por seguridad.